EL PAíS › LA VIDA EN PRISION DE LA POLIFUNCIONARIA

Marijuli se porta bien

Come lo que le dan, mira tele y lee mucho, sólo recibe parientes y anda de jogging: detrás de las rejas, un cambio de estilo.

Por Raúl Kollmann e Irina Hauser

Olvidada en una celda de la División Delitos Complejos de la Policía Federal, la ex polifuncionaria María Julia Alsogaray pasa ya su cuarto mes en prisión. Ella, que no se privaba de nada en el mundo fashion que disfrutó de la mano de Carlos Menem, vive casi totalmente aislada. Sólo acepta la visita de sus dos hijos, dos sobrinos y su padre, don Alvaro. Las demás personas que la van a ver son rechazadas. Viste siempre de forma sencilla, con un pantalón de jogging y una remera o blusa, come la comida que le dan a los demás presos y a los policías de la dependencia, y se pasa el día leyendo, en especial las causas judiciales en su contra. En el lugar donde está no existen las llamadas visitas higiénicas, o sea que están prohibidas las relaciones de pareja, porque se trata de una unidad de paso, de tránsito. Se dice que en los próximos días la Cámara Federal resolverá sobre su detención: el rumor más extendido es que va a confirmar la prisión preventiva, con lo que Alsogaray quedará entre rejas por bastante tiempo.
“La verdad, esperábamos tener problemas con ella –le dijo a Página/12 uno de los responsables de la prisión en Delitos Complejos–. Creíamos que, con soberbia, iba a pedir cosas y más cosas. Pero nos llevamos una sorpresa. Parece que se dio cuenta de que está presa y que no le queda otra. Lo concreto es que no pide nada de nada.”
En ese marco, María Julia pasa días grises. Se levanta tarde, después de las nueve de la mañana, y su único ejercicio consiste en pasear por el patio de la unidad. Tiene diálogo, aunque no mucho, con los otros presos, en especial con algunos empresarios que están detenidos por la ley penal tributaria. Al mediodía, almuerza en el comedor de Delitos Complejos, donde convergen los presos y algunos policías.
Su actividad preponderante es leer y buena parte del tiempo lo dedica a estudiar, no sólo la causa por la que está presa, sino también la de enriquecimiento ilícito, por la que será sometida a juicio en marzo y abril de 2004. En esas audiencias orales se jugará también buena parte de su futuro, ya que las pruebas son abrumadoras y podría ser condenada a una pena que va de los dos a los seis años de prisión. En ese caso, a la ex funcionario se la agravará la situación ya que difícilmente se acepte que quede en Delitos Complejos. Como es un lugar de tránsito, al tener condena es casi seguro que deba pasar a una unidad carcelaria. En su momento, Página/12 le preguntó al juez Rodolfo Canicoba Corral, que es quien dictó la prisión preventiva, por qué María Julia goza del privilegio de no estar en una cárcel común. El magistrado le dijo a este diario que en las unidades carcelarias podría sufrir una represalia y que dejándola en Delitos Complejos la ex funcionaria podría absorber mejor sus primeros tiempos en prisión.
La monotonía de Alsogaray la rompen las pocas visitas que recibe: papá Alvaro es puntual y metódico, su madre no concurre porque está con problemas de salud. Con sus hijos y sobrinos también aprovecha el tiempo para analizar las causas judiciales, particularmente con uno que es abogado. A diferencia de lo que hacen los otros detenidos, María Julia rechaza las demás visitas, incluyendo la de gente que la conoce hace años: no quiere ver a nadie fuera del círculo familiar. Desde el punto de vista del esparcimiento, la ex mujer fuerte del menemismo sólo se permite un módico gozo: ver televisión. Para eso, se trajo a la celda un aparato chico, de 14 pulgadas.
Desde el 10 de agosto, María Julia está con prisión preventiva por el delito de peculado. Concretamente, se le imputa la realización de groseras maniobras en refacciones hechas en la Secretaría de Recursos Naturales. Hubo sobrefacturaciones y contratos más que sospechosos, y aparecieron los mismos personajes adjudicándose las obras de forma extraña. La polifuncionaria apeló la medida, pero también lo hizo el fiscal, MiguelAngel Osorio, quien pidió que María Julia sea imputada también por asociación ilícita, un delito que no es excarcelable. En verdad, el peculado tiene un mínimo de pena que permite la excarcelación, pero Canicoba Corral consideró que María Julia tiene muchas causas en su contra y que una mirada de conjunto a su situación impide que espere los juicios orales en libertad.
Ahora todo quedó en manos de la Sala II de la Cámara Federal, que integran Horacio Cattani, Eduardo Luraschi y Martín Irurzun. Según se dice, los camaristas podrían tomar una decisión en los próximos días. Deberán opinar sobre el expediente por las refacciones en la Secretaría de Recursos Naturales, pero la cámara, más que nadie y sobre todo más que un juez, tiene la posibilidad de mirar el conjunto de las causas que afronta la ex funcionaria. En virtud de esa mirada, el rumor es que se confirmaría la prisión de María Julia, pero habrá que ver en concreto lo que dice el fallo. El otro aspecto sobre el que opinará la Cámara es la existencia o no de una asociación ilícita, o sea una banda que, liderada por María Julia, perpetraba los delitos y las maniobras en las refacciones. El juez Canicoba Corral dijo que no hay pruebas para imputarle a María Julia ese delito, pero la Cámara podría ordenar que eso se investigue más a fondo o, merced a la lectura del expediente, podría también pronunciarse directamente sobre la existencia o no de la banda. En todo caso, el futuro de la funcionaria top de Menem no parece muy promisorio: todo indica que sus días seguirán siendo grises.

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