EL PAíS › ALEJANDRO VANOLI, PRESIDENTE DEL BCRA, ANUNCIARá HOY SU RENUNCIA

Campo libre para devaluar

Mauricio Macri y su equipo económico ya no tendrán excusas para aplicar un fortísimo ajuste del tipo de cambio. Vanoli dejará el cargo luego de una presión judicial y amenazas a su familia. Con nuevo titular, Federico Sturzenegger, regresará el monetarismo al BC.

 Por Cristian Carrillo

El presidente del Banco Central, Alejandro Vanoli, dará hoy a conocer su decisión de dejar la conducción del organismo. Tras las presiones recibidas en las últimas semanas por parte del gobierno electo para que renuncie, el funcionario comunicará –aún no estaba definida la manera– su alejamiento de la institución, que pasará a estar a cargo de Federico Sturzenegger. El funcionario había adelantado que se iba a tomar esta semana para madurar la decisión, pero insistió en cada una de las oportunidades en que fue consultado sobre su eventual alejamiento, en la necesidad de defender los cambios en el marco normativo del Central, que permitieron una política más activa de la autoridad monetaria en mantener el empleo y la actividad económica. Desde el macrismo se busca deshacer esas modificaciones y centrarse en la visión previa a la reforma de la Carta Orgánica de cuidar el valor de la moneda sin intervenir en otras áreas económicas.

Es un cambio de época. Una vuelta a la concepción del mandato único del Central de mantener el valor de la moneda, teniendo como ancla el nivel de precios, una visión que va en sintonía con la concepción de Inflation Targeting (Metas de Inflación) que promueve el futuro ministro de Hacienda y Finanzas, Alfonso Prat-Gay. Los referentes del equipo económico del espacio Cambiemos habían anticipado su decisión de volver a un Banco Central independiente, para lo que se les hacía imprescindible la salida del actual conducción, pese que su presidente cuenta con mandato del Congreso hasta 2019.

El mecanismo de desgaste, aceitado desde la Justicia, se intensificó luego de las elecciones generales. La denuncia sobre la intervención del Central en el mercado de futuros, un mecanismo utilizado para estabilizar la presión devaluacionista alentada por el macrismo a partir de su propuesta de unificar los tipos de cambio y liberar las restricciones a la compra de moneda extranjera, fue el primer paso. Le siguieron los allanamientos en el marco de esa denuncia, que impulsaron los legisladores que integran Cambiemos, dispuesta de manera irregular por el juez federal Claudio Bonadio. En el entorno de Vanoli ya anticipaban la jugada. Estaban buscando un motivo para forzar la salida del funcionario que anticipó que no convalidaría una devaluación abrupta que genere inflación y pérdida de poder adquisitivo.

Los insistentes pedidos mediáticos para que Vanoli abandone el cargo y los deje trabajar tranquilos, como había dicho el presidente electro Mauricio Macri, tomaron otro tinte cuando el funcionario y su familia comenzaron a recibir amenazas telefónicas. Esto habría inclinado la balanza a favor de dejar el cargo. La semana pasada, en un acto en el organismo, había señalado que se tomaría unos días para decidir. “En unos días comunicaré a ustedes una decisión personal que estoy madurando. Será en los últimos días de esta semana”, afirmó en un salón colmado de banqueros, empresarios y periodistas que esperaban alguna definición más concreta por parte del funcionario. Tal como anticipó este diario, finalmente la decisión será irse del organismo. Se mantiene la reserva sobre el resto del directorio que tiene mandato vigente, con excepción de Miguel Pesce, cuyo cargo ya se encuentra vencido. El presidente del Central sostuvo que será colaborativo en la transición con el nuevo gobierno pero los exhortó a respetar la Carta Orgánica.

La reforma de la Carta Orgánica aprobada por el Congreso amplió las funciones y objetivos del Central, incluyendo además del control de la inflación, el desarrollo económico con equidad y la estabilidad financiera. Estas modificaciones acercaron al organismo hacia la economía real, a partir de una mayor regulación del sistema financiero evitando abusos contra los usuarios y reorientando el crédito productivo al largo plazo. Las medidas que se establecieron sobre la base de las funciones ampliadas del Central permitieron financiar a pequeñas y medianas empresas, bajar los costos ocultos en el mantenimiento de cuentas bancarias y tarjetas de crédito, limitar los márgenes de ganancias de los bancos entre sus tasas activas (de créditos) y pasivas (de depósitos), la creación de un departamento de defensa al usuario y la federalización del acceso a los servicios financieros en jurisdicciones con bajo nivel de actividad, entre otras.

Fueron medidas muy resistidas por los bancos, pese a que sus márgenes de utilidad fueron siempre en aumento, y ahora encabezan el pedido de una vuelta atrás en lo hecho por el kirchnerismo. La principal preocupación del nuevo equipo económico, que Sturzenegger deberá timonear desde el Central, es anclar la emisión a la inflación y recomponer reservas para cumplir con la promesa de eliminar las restricciones al acceso a la compra de dólares. Sobre este último punto, la apuesta del macrismo es recibir en el primer trimestre del año cerca de 15.000 millones de dólares principalmente de bancos extranjeros, exportadores de granos que mantienen retenida la liquidación de sus ventas y emisión de deuda en los mercados internacionales. Por su parte, la política del Central se alineará con las anunciadas metas de inflación que impulsa Prat-Gay, para lo cual –más tarde o más temprano– se avanzará en deshacer los cambios en la Carta Orgánica.

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Alejandro Vanoli, presidente del BC, padeció un intenso acoso del macrismo.
Imagen: Télam
 
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