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Juan Barrionuevo, alias “Jeringa”, miembro del grupo de tareas de la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA) y hombre de estrechos vínculos con el ex gobernador menemista de Tierra del Fuego, Carlos Manfredotti, quedó detenido ayer al presentarse ante la Justicia federal porteña. Había sido electo diputado provincial por el PJ fueguino pero el sábado a la noche lo desaforó la Legislatura provincial en una sesión extraordinaria, lo que permitió que fuera indagado y terminara en la cárcel. Al ser interrogado negó las acusaciones en su contra y responsabilizó al actual gobernador Jorge Colazzo de armar una operación política.
El represor fue denunciado el mes pasado por Víctor Basterra, un sobreviviente de la ESMA que lo reconoció y lo enfrentó en la calle, en Ushuaia. Fue pocos días después de que resultara electo diputado y la escena fue registrada y mostrada por el programa televisivo Puntodoc. Ante la Justicia fueguina, Basterra relató que conoció a “Jeringa”, a quien apodaban así por su función de enfermero, durante su cautiverio en el centro clandestino de la Armada. Ya lo había denunciado por su apodo en 1984 ante el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), lo que sentó las bases de una querella criminal, pero su nombre verdadero lo supo recientemente. Recordaba perfectamente su voz algo aguda y sus facciones, ya que lo había podido espiar en una oportunidad que le levantó la capucha. Su relato fue respaldado también por otros dos ex detenidos desaparecidos, Carlos Lordkipanidse y Carlos García.
En la ESMA, Barrionuevo reportaba al capitán médico Carlos Octavio Capdevilla, con quien controlaba la resistencia física de los detenidos en las sesiones de tortura. Al declarar ayer ante el juez Rodolfo Canicoba Corral –que subroga al juez Sergio Torres en la causa que se reabrió después de la anulación de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final– “Jeringa” negó haber pasado por la ESMA durante la dictadura y dijo que no conoce a Basterra, según señalaron allegados a la causa. Sostuvo que en esa época trabajaba para el Hospital Regional de Ushuaia y para el Naval. Dijo que se desempeñó como suboficial de la Armada en esa ciudad hasta 1987. Se jactó, además, de que su apodo es común entre enfermeros.
El desafuero de Barrionuevo, un paso necesario para su detención, había sido solicitado por el juez Torres el 29 de diciembre. La denuncia de Basterra ya había logrado, con respaldo de la Secretaría de Derechos Humanos del Gobierno, frenar su asunción. El sábado a la noche, una sesión especial de la Legislatura provincial le quitó los fueros y eso lo llevó a entregarse ayer y tener que declarar durante casi siete horas. A pesar de que esa decisión no fue notificada por el cuerpo, el magistrado subrogante inmediatamente le prohibió la salida del país.
En la causa que tramita en Tierra del Fuego, dos empleados del Hospital Regional que conocen a “Jeringa” ya dieron testimonios claves sobre su papel en la ESMA ante el fiscal Juan Soria. José Luis Díaz, un técnico de ese establecimiento, contó que en conversaciones que tuvo con Barrionuevo, éste se ufanó de haber participado en los “vuelos de la muerte”, en los que los desaparecidos eran arrojados al río. “Me sentía Dios porque estaba en mi mano la vida o la muerte de las personas. Con mi mano podía sentir el temblor de los cuerpos causado por el miedo”, reprodujo Díaz lo que le decía el represor. El médico Mario Emilio Molinari también declaró que el enfermero le confesó su participación en un grupo de tareas de la Marina. “Jeringa” alquiló a fines de 1981 un departamento que Molinari tenía en Capital Federal. Cuando lo visitó en Buenos Aires, Barrionuevo le reveló que estaba trabajando en la ESMA, que su jefe era Capdevilla y que participaba en los secuestros.
Barrionuevo llegó ayer a Tribunales con su abogado, Claudio Caffarello. Después de declarar quedó detenido en dependencias de la Armada y allí seguirá. Dijo que presentará testigos propios, por lo que se espera una ronda de nuevos testimonios. Entre los principales detenidos en la causa en la que se investigan los crímenes cometidos en la ESMA, figuran Jorge “Tigre” Acosta y Alfredo Astiz.