EL PAíS › UNA FRASE DE GENOUD FUE LO MAS
SORPRENDENTE DEL CAREO CON PONTAQUARTO

Como Pimpinela pero delante del juez

El ex senador acusado de haber recibido sobornos quiso ningunear al arrepentido. Le dijo, seguramente traicionado por su subconsciente, que sólo servía para llevar valijas. Crónica de ese momento y de todos los reproches y las chicanas de un careo digno de Jorge Rial. Lo que queda para futuras decisiones del juez.

 Por Victoria Ginzberg

“Para lo único que servía (Mario) Pontaquarto era para llevar las valijas”, dijo el ex senador radical José Genoud durante el careo con el arrepentido.
–¿A qué valijas se refiere? –le preguntó el fiscal nacional de Investigaciones Administrativas, Manuel Garrido. Genoud intentó explicar: había querido decir que el ex secretario parlamentario no tenía suficiente nivel intelectual para ser su hombre de confianza. “Me refería al portafolio, donde llevo los papeles, como lo puede hacer el chofer”, señaló. Poco después, el inconsciente volvió a jugarle una mala pasada. “A vos te he encubierto infinidades de veces”, le gritó a Pontaquarto. Por segunda vez, intentó justificarse. Era tarde, hasta su abogado se sonrió. “Un lapsus”, explicó Miguel Angel Almeyra. “Poco feliz”, señaló el juez Rodolfo Canicoba Corral.
Genoud y Pontaquarto se enfrentaron ayer en un careo destinado a confrontar las contradicciones de sus testimonios sobre el pago de sobornos a los senadores a cambio de la aprobación de la Ley de Reforma Laboral. El arrepentido había asegurado que el 27 de abril de 2000 entregó a Genoud, en su despacho del Senado, 700 mil pesos que había recibido de la SIDE. Otros cuatro millones trescientos mil se los habría dado al ex senador peronista Emilio Cantarero, que a su vez los habría distribuido entre miembros de su bloque. Genoud admitió que ese día, antes de subirse a un avión rumbo a Jordania junto con Pontaquarto y otros senadores, pasó por su despacho “a buscar documentación” relacionada con el viaje. Pero negó haber recibido el dinero y haber participado en el pago o cobro de sobornos. Sugirió, en cambio, que la confesión del ex secretario parlamentario era un complot impulsado por el ex vicepresidente Carlos “Chacho” Alvarez y que el “arrepentido” había sido “incentivado” de alguna manera para dar a conocer su confesión. Alvarez era –según declaró el ex jefe de gabinete Rodolfo Terragno– quien decía que Pontaquarto era “el valijero” de las coimas del Senado. Por eso, ante la mención a las valijas, algunos funcionarios presentes en la audiencia no se pudieron aguantar la risa.
Los acusados se sentaron ayer en distintos rincones del despacho del secretario Marcelo Sonvico. Cara a cara, ninguno aceptó haberse equivocado ni haber mentido. Pero enseguida comenzaron las recriminaciones mutuas, que terminaron en gritos y puteadas. Incluso hubo golpes sobre la mesa. “Parecía más digno de Jorge Rial que de un careo”, se sinceró un funcionario. A algunos de los presentes, la discusión le hizo acordar a la guerra de las vedettes, más adecuada al clima de verano de la feria judicial de enero.
“Mirame a los ojos cuando hablás”, le dijo Genoud a Pontaquarto después de superar los treinta segundos en los que ambos no se tutearon. “No tengo ningún problema en mirarte a los ojos porque yo no tengo problemas en hablar y en discutir con vos”, le contestó el arrepentido.
Una vez que ninguno de los acusados rectificó su versión sobre la entrega del dinero, Genoud se refirió al vínculo que tenía con el “arrepentido”. Su objetivo era demostrar que no era tan cercano como el otro lo describía. Ayudado por varios recortes de prensa que tenía sobre la mesa y otros que le acercaba uno de sus abogados, quiso desmentir varias notas periodísticas, entre las que hacían alusión a que salían juntos de noche. “Vos ibas a las tanguerías”, le reprochó al ex secretario parlamentario. “A vos te hubiera hecho bien salir un poco”, le contestó Pontaquarto. Genoud insistía en despegarse:
–Exagera la relación personal que tuvo conmigo, que llega a tener la vanidad personal de decir que decir Pontaquarto era decir Genoud en la cámara.
–Vale sólo leer un reportaje de (Elisa) Carrió donde dice que para hablar con Genoud había que hablar primero con Pontaquarto –retrucó este último.
–Eso no es así. Que vos fueras mi secretario no quiere decir que fueras mi mano derecha y voy a tener que aclarar esto a los medios porque esta causa se ha mediatizado –perseveró Genoud y continuó–, a mi casa no has ido a comer, si has ido es fugazmente.
–Sí que fui a tu casa a comer, he estado en tu finca festejando tus cincuenta años, estuve en tu campo en San Luis.
–Sí, si yo mismo he dicho que has estado en el campo en San Luis –concluyó Genoud, quien como en su declaración indagatoria, insistió en el buen trato que el arrepentido tenía con el ex vicepresidente Carlos Ruckauf.
–Pero si a esa relación con Ruckauf ustedes la utilizaban. Ahí está la causa que tengo con (el juez Jorge) Urso por pasajes que usaban los senadores. Ahora defendés a (el ex presidente Fernando) De la Rúa pero te acordás cómo lo puteabas cuando no se iba de viaje para que vos no seas Presidente.
El ex senador insistió con el intento de rebajar intelectualmente al “arrepentido”. Entonces éste sacó su libro –una recopilación del trabajo parlamentario– y mostró que estaba prologado por Genoud, quien decía que Pontaquarto era una persona valiosa y con experiencia. “Vos y esos hijos de mil puta me cagaron la vida con estos tres años que me hicieron pasar. Cada vez que en Página/12 salía una nota sobre las coimas en el Senado se hablaba de Pontaquarto”, le dijo el arrepentido en uno de los momentos más tensos del careo.
Ambos acusados se cruzaron fotografías. Las imágenes relacionadas con la causa fastidian a Genoud desde que salió en la tapa de la revista TXT junto a Augusto Alasino y Cantarero montados a caballo con pañuelos árabes en Jordania. Para contrarrestarla, la semana pasada aportó otras en las que está acompañado de grandes personalidades mundiales, como el papa Juan Pablo II, con el mítico dirigente polaco Lech Walesa y con el ruso Mijail Gorbachov. Para demostrar que una foto no implica una relación profunda, ayer mostró una en la que estaba pescando con otro de sus empleados. Pontaquarto, a su vez, aportó otra en la que ambos estaban esquiando en el sur.
Genoud y Pontaquarto tampoco se pusieron de acuerdo sobre una reunión que el “arrepentido” dijo que se realizó en la Casa de Gobierno. Allí, Genoud le habría dicho a De la Rúa que los senadores peronistas necesitaban “otras cosas” para votar a favor de la Ley de Reforma Laboral. Y el ex presidente habría respondido: “Eso arréglenlo con (el ex jefe de la SIDE Fernando) De Santibañes”.
“Estás jugando con mi honor y querés meter preso a un presidente de la Nación”, afirmó el ex senador.
Durante la audiencia y también en la puerta del juzgado al hablar con los cronistas de las radios y la televisión, Genoud criticó a Canicoba Corral argumentando que “parecía más el abogado defensor de Pontaquarto”. El juez no le contestó. Funcionarios que estuvieron en la audiencia especularon con que el enojo del ex senador y su defensor se debía a que el juez les llamó la atención en varios momentos del careo. “Ellos querían dirigir la audiencia y el juez no los dejó.”

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