SOCIEDAD › DETUVIERON AL CURA DE PILAR ACUSADO DE ABUSO SEXUAL

Napoleón tuvo su Waterloo

Mario Napoleón Sasso fue apresado en un peaje de Panamericana. Está acusado de abusar sexualmente de cinco niñas de entre 8 y 13 años. Le encontraron material de sitos web de paidofilia.

 Por Carlos Rodríguez

Lo detuvieron cuando viajaba en un remís que se había parado en una cabina de peaje, en Pilar, muy cerca del lugar donde fue cura y donde presuntamente cometió los delitos por los cuales era buscado por la Justicia desde hacía un mes y medio. Mario Napoleón Sasso estaba vestido como sacerdote, aunque se había pelado y rasurado la barba, para cambiar su fisonomía. Los policías que lo rodearon lo venían siguiendo desde hacía un par de días, cuando regresó al país luego de vivir un tiempo en el Paraguay. Está acusado de abusar sexualmente de cinco niñas de entre 8 y 13 años que concurrían a pedir comida a la capilla San Manuel, en la localidad de La Lonja, en Pilar, donde Sasso se había convertido en un azote. “Fue el padre Napoleón”, dijeron las niñas abusadas ante una jueza de menores. En el domicilio del sacerdote católico, cerca de la capilla donde ejerció su ministerio durante cuatro años, la Justicia encontró material pornográfico, una computadora que guardaba archivos non sanctos de sitios en Internet para paidófilos y hasta un desafiante profiláctico usado.
El cura Napoleón tuvo su Waterloo en un puesto de peaje en la autopista Panamericana, donde fue interceptado por dos autos en los que iban policías de civil. El sacerdote prófugo se entregó sin decir una palabra. Todo hace pensar que estuvo por lo menos diez días en Paraguay, de donde se fue porque los que lo apañaban “le soltaron la mano, lo entregaron”, comentó a Página/12 una fuente policial. La detención fue a las 11 e intervino personal de la Delegación Departamental de Investigaciones (DDI) de San Isidro. “Lo habían detectado hacía más de 48 horas, pero estuvieron constatando la identidad y lo siguieron a distancia hasta que llegó el momento”, explicó a este diario una fuente judicial. Se supone que se disponía a salir del país, hacia Yugoslavia, donde pensaba unirse a la congregación de la Virgen de Medjudgorje, la virgen de la paz.
La denuncia contra Sasso fue presentada, a mediados de noviembre, por tres personas: el sacerdote y psiquiatra Luis Domínguez, que trabaja en la Casa de Derechos Humanos, entidad que realiza tareas sociales en los barrios pobres de Pilar; la psicóloga María Inés Olivella, que asistió a una de las niñas abusadas, y por una colaboradora de la capilla San Manuel, cuyas iniciales son A.L.L. Una de las chicas relató ante la jueza de menores número 5 de San Isidro, Mirta Angélica Ravera Godoy, que “el padre Napoleón la manoseaba por delante y por detrás”. La chiquita dijo que ella “apretaba fuerte los ojos y cerraba fuerte la boca, para no gritar”. Fue A.L.L. la primera persona que tomó conocimiento de la dura realidad, un día que encontró llorando en la capilla a una de las niñas.
“Al principio no quería hablar, pero luego me contó lo que el cura le hacía y me dijo que no quería que lo hiciera más”, dijo A.L.L. a este diario, en diciembre pasado. A partir del caso Sasso se supo de la existencia de “un centro de recuperación de sacerdotes en crisis” llamado Domus Marie, ubicado en Tortuguitas. En ese lugar son asistidos desde curas que tienen “alguna crisis de fe” hasta paidófilos, según confirmó Ramón Villa, vicario general de la diócesis de Pilar.
Sasso fue asistido en ese lugar antes de llegar a La Lonja y tenía prohibido mantener contacto con niñas, pero nadie se ocupó de que esa disposición se cumpliera. El director de Domus Marie, Pedro Marano, admitió que en 13 años asistieron “más de 70 casos de sacerdotes latinoamericanos con problemas de paidofilia, alcoholismo y homosexualidad”. Lo que pasaba allí es investigado por la Justicia de San Martín, dado que sus responsables podrían ser encontrados culpables de encubrimiento, por no advertir sobre la peligrosidad de las personas que son enviadas allí para recibir ayuda profesional.
Una vez que se tuvo información sobre los casos, la jueza de menores dio intervención al juez penal Orlando Díaz, que había ordenado en diciembre la captura de Sasso, respondiendo a un pedido del fiscal de Pilar Enrique Ferrari, quien recordó a este diario que a Sasso se lo acusa por los delitos de abuso sexual doblemente agravado, por ser cometido de manera ultrajante y por la condición de ministro de un culto que tiene el autor. Lo podrían condenar a una pena de hasta 20 años de cárcel.
Sasso, oriundo de San Juan, habría cometido los ataques sexuales entre fines de 2002 y mediados de 2003. El sacerdote quedó detenido en la DDI de San Isidro y hoy será indagado. En la casa donde vivía, en Lorenzo López al 600, el fiscal halló importante documentación, desde archivos de Internet con escenas pornográficas filmadas con niños, hasta un profiláctico usado, revistas pornográficas hasta libretas con anotaciones sobre direcciones de Internet destinadas a paidófilos. En el lugar se encontró una computadora que tenía varios archivos borrados y una vez recuperados, se comprobó que eran sitios frecuentados por paidófilos. “Está probado que los escritos con las direcciones de Internet son de puño y letra de Sasso”, sostuvo una fuente judicial. Todo hace pensar que Napoleón está ante su derrota definitiva.

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Sasso vestía como sacerdote, aunque se había pelado y rasurado la barba para cambiar su fisonomía.
 
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