EL PAíS › CARLOS “EL PERRO” SANTILLAN DE LA CCC

“No quise ser más el ají picante de los medios”

El dirigente de la Corriente Clasista y Combativa, Carlos “El Perro” Santillán, salió del centro de la protesta nacional, pero sigue participando en su provincia, Jujuy. Dice que bajó el perfil perseguido por los gobiernos que lo acosaron con denuncias judiciales. Dice que “es negativo que se pague la deuda, porque está probado que es fraudulenta”.

 Por Laura Vales

Durante años fue el líder de la protesta social, una figura que generó expectativas no sólo en su provincia, Jujuy, sino también en el resto del país. Pero después, sin aviso, se retiró a un segundo plano. Dejó la dirección de su sindicato y mantuvo un bajo perfil que todavía defiende. Desde la capital jujeña, Carlos Santillán habló con Página/12 de los motivos de su alejamiento, del actual gobierno y de la situación en el norte de la Argentina.
“Estoy trabajando en la Comisión de Derechos Humanos local”, dice. “Cuando me fui del sindicato pedí pasar a este lugar para cumplir mis tareas de empleado municipal. Nos ocupamos de los sectores que han quedado vulnerables después de la crisis, del tema de las cárceles y de los aborígenes”.
–Mucha gente pregunta por qué se fue de la escena pública.
–Bueno, yo no me fui de la escena pública. Estaba decidido de antemano a irme del sindicato, sabía que ésa iba a ser la última gestión, había estado 15 años en el sindicato (el SEOM, de municipales), doce de los cuales fui secretario general.
–Pero además de dejar el cargo ya no se mostró tanto.
–Tengo otra relación con los medios, después de lo que me pasó en un programa con Luis Majul. No sé si se acuerda: desde tres o cuatro días antes de que fuera al programa lo publicitaron diciendo que yo era el único sindicalista que todavía creía en la lucha armada. Cuando me presenté contesté lo que digo siempre, que yo me armaría para defender a mi patria, artículo 21 de la Constitución.
–Y le iniciaron una causa judicial.
–Exactamente. El entonces ministro (del Interior) Ramón Mestre, que ya falleció... Para colmo se montó una provocación: en una marcha que la Corriente Clasista y Combativa y otros sectores hicimos en Jujuy metieron infiltrados, se rompieron vidrieras, hubo desmanes, autos quemados. Y cuando yo llegué a Jujuy después de haber hecho el programa me metieron preso.
–¿Cuánto tiempo?
–Unos días nada más, en la cárcel. Cuando salí, el gobernador de Salta (el menemista Juan Carlos Romero) me culpó de haber mandado francotiradores a Mosconi, que había estallado, para que tiraran contra la Gendarmería. Fue un disparate, era al revés: ahí mataron a Carlos Santillán, un chico joven que tenía mi mismo nombre, y a otro manifestante. En esa situación, Mestre pidió que se me aplicara la Ley Antisubversiva y se me investigara. Así que salí de la cárcel con una condicional, tenía que pedirle permiso al juez para salir de la provincia y estuve más de un año y medio con la obligación de presentarme en la comisaría. Esos fueron los motivos.
–Se sintió hostigado.
–¿Qué le parece? Y además me pregunté cómo juegan los medios de prensa. No quise ser más el ají picante de los medios, sobre todo de la televisión. Pero sigo militando en la Corriente Clasista y Combativa. Estoy en los reclamos sociales y salariales y trabajo en el mismo sentido que siempre.
–¿Qué tipo de soluciones pueden dar desde la comisión?
–Trabajamos en red con gente que está en otros proyectos, por ejemplo en Humanidades, donde hay profesionales que están dando la pelea judicial por las tierras y los aborígenes. Organizamos movilizaciones por las becas de los estudiantes. Tenemos un planteamiento por el tema de cárceles, porque después de la dictadura no ha cambiado en nada el sistema, sigue la cuestión represiva que en algunos casos llega a la tortura. Armamos una organización horizontal en la que trabajamos en red con muchos voluntarios, gran cantidad de profesionales abogados y psicólogos.
–¿Cómo ve estos meses de gestión de Kirchner?
–En derechos humanos algo varió la cuestión. Ha hecho una política que ha despertado grandes expectativas.
–¿Y en los demás aspectos?
–No estoy de acuerdo en que se haya firmado con el Fondo.
–¿Qué puntos le parecen negativos?
–Es negativo que se pague la deuda, porque está probado que es fraudulenta. Antes de pagar, el Gobierno debería haber investigado qué parte es legal, porque la deuda fue creada por el imperio como una herramienta de sometimiento. Creo que el pueblo argentino tiene que ser el que se plante ante los embates que hace el FMI, el Gobierno no tiene que ceder y afirmarse en el pueblo, para eso tiene Kirchner la expectativa que tiene en este momento. Firmar con el FMI es uno de los grandes errores de Kirchner. Lo otro es que si él dice que quiere atacar el modelo neoliberal, tiene que devolver los derechos que hemos perdido los trabajadores con las leyes antiobreras que sacó el menemismo. Y otro gran problema es el de las tierras, que tiene que ver con la producción, con el cambio de modelo. Esa es la cuestión con este gobierno, tiene que abordar no solamente los derechos humanos sino el tema político y si quiere cambiar el modelo mirar la productividad y el desarrollo para nuestro pueblo, cosa que no hicieron Menem, De la Rúa ni Duhalde.
–¿Cómo está ahora Jujuy?
–En la administración pública estamos cobrando sueldos bajísimos, de un promedio de 250 pesos. Hay una desocupación alta y niveles de mortalidad infantil graves también. De la crisis no se ha salido, lo único que hizo el gobierno de Fellner es empezar a pagar normalmente los sueldos. La situación de pobreza no varió e inclusive se agudizó.
–¿Sienten el conflicto de Bolivia? ¿Tiene incidencia sobre la vida en Jujuy?
–No en la vida diaria. Pero sí en lo social y en las expectativas que despiertan algunos dirigentes, como Evo Morales y Felipe Quispe. Son tipos que están luchando como lo hemos hecho nosotros en tiempos del menemismo.
–Su mamá es boliviana, ¿no?
–Sí, de Tarija.
–Leí que usted se enteró de grande, porque ella lo ocultaba.
–Sí. Acá hay una xenofobia muy fuerte. Tenía vergüenza, aunque ahora ya no. Sus nietos cantan canciones bolivianas, yo siento orgullo de esa cultura.
–¿Tiene contacto con los dirigentes de Bolivia?
–No, no mucho. Usted sabe que el ex presidente Sánchez de Lozada tiene una mina en Jujuy, la 9 de Octubre. Cuando fueron las grandes luchas contra él me cruzaron en una radio con Evo Morales y Quispe, pero no volvimos a hablar.
–¿No piensa en volver a tener una mayor presencia política?
–Yo a la presencia la tengo, sigo combatiendo por lo mismo. Mucha gente, cuando voy a Buenos Aires y me ve en una marcha, me dice que creía que me había retirado. Pero yo sigo luchando por lo mismo. Lo que pasa es que el tema de Buenos Aires y las invitaciones... bueno, si me invitan para una marcha tendría que ser una de unidad, porque con la actual dispersión (no completa la frase).
–Le molesta que haya tanta división.
–Hay mucha pelea para ver quién es el dueño de la revolución. Mucho egoísmo, mucha necesidad de llevar agua para la propia quinta y esas cosas no sirven.

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