EL PAíS › LOS DICHOS DE SOLA TENSAN LA CUERDA ENTRE EL GOBIERNO Y EL DUHALDISMO

La Guerra Fría

En el gobierno nacional están indignados con los reclamos de Solá de más dinero y más apoyo político. Dicen que el gobernador no es autónomo y que detrás de sus reclamos por mayor coparticipación está Duhalde, que quiere reimponer el Fondo del Conurbano. Sin embargo, en Olivos consideran que Duhalde no profundizará el conflicto, pero que su aparato iría al choque. La intención de que Cristina Kirchner finalmente sea candidata a senadora por la provincia. Otras alternativas con menos chances de llegar a buen puerto.

 Por Sergio Moreno

“El Gobierno debe ganar dos distritos fundamentales en 2005: Capital Federal y provincia de Buenos Aires. Debe hacerlo para mantenerse fuerte en el poder y garantizar la gobernabilidad. En caso de la Capital, un triunfo allí equivaldría a obtener el distrito considerándolo propio. En la provincia, todo es más complejo”. Los conceptos que anteceden pertenecen a un funcionario del gobierno nacional, muy cercano al presidente Néstor Kirchner. Hablan de la mirada siempre despierta sobre los asuntos electorales por venir. El escenario de la provincia de Buenos Aires presupone la confrontación entre el Gobierno y el duhaldismo. Al día de ayer, esa tensión se había agigantado a pesar de las mieles que derramó Eduardo Duhalde sobre el Presidente: en Olivos, Kirchner trinaba por las declaraciones de Felipe Solá, declamando su orfandad política y exigiendo el pago de acreencias. “Es un ingrato, no se entera de todo lo que hicimos por él. Pero entendemos que no habla por él mismo, porque no tiene entidad, alguien lo comanda. Sus declaraciones son parte de la guerra fría que hoy mantenemos con el duhaldismo”, dijo a este diario –indignado con el gobernador– un habitual visitante de la Quinta Presidencial.
Solá había dicho a una revista que adolecía de apoyo político del poder central. También se había quejado por una deuda que, sostiene, la Nación mantiene con su provincia. Los dichos del gobernador se produjeron después de que en un reportaje concedido a Página/12, Kirchner contestó sobre el gobernador: “Y, Felipe... es Felipe”, con cariñosa sorna.
Las declaraciones de Solá fueron tomadas con indignación por el Presidente y sus hombres más cercanos. Desde el viernes pasado hasta ayer el asunto era discutido en Olivos. En medio de movimientos que en su mesa de arena hacen los estrategos del Presidente, la salida del gobernador bonaerense fue entendida como una pieza de una evolución más importante. “Felipe nohabla por sí solo, él no tiene entidad; alguien lo está comandando”, sostenían ayer en la Quinta Presidencial.
–¿Quién lo comanda? –quiso saber Página/12, preguntándole a un importante consigliere del Presidente.
–Quien lo fue empujando para pedir más coparticipación para la provincia fue Duhalde. Duhalde siempre quiso que restablezcamos el Fondo del Conurbano –respondió el confidente de este diario.
El concepto “guerra fría” surgió de labios de un importantísimo operador del gobierno nacional. Según esta idea, la confrontación de baja intensidad no por no hacer ruido desaparece. Antes de subirse al avión que lo llevó a Guadalajara, Duhalde arrojó todas las rosas que pudo sobre Kirchner. Hablaron por teléfono y se desearon lo mejor. El caudillo bonaerense repitió el ritual ayer. Incluso, hubo quien, en el propio gobierno nacional previó una sensible mejoría de la relación. “Están bien. Se tiraron algunas flores, Duhalde le dijo al Presidente que se cuide y hablarán próximamente, pero nada de cumbre, es habitual que conversen. Las cosas, por suerte, mejoraron”, había dicho un ministro consultado por este diario. El hombre, que conoce tanto al Presidente como al ex, reflexionó acerca del bonaerense con las siguientes palabras: “Duhalde está cómodo en su rol en el Mercosur, es una especie de ministro de Kirchner y le sienta bien, le gusta el cargo, viaja, habla de cosas importantes con los jefes de gobierno de la región y del mundo, lo respetan”, dijo.
Incluso, quienes apostaban al deshielo habían comenzado a pergeñar una alternativa para evitar la confrontación en ciernes en la provincia entre tirios y troyanos. El arcano podría ser, según esta versión, apoyar la candidatura de Duhalde a la senaduría en el 2005. Eso congelaría el hipotético choque con el PJ bonaerense hasta el 2007, fecha en la que deberá elegirse al sucesor de Solá. “Duhalde debería ser el candidato a senador en 2005”, dijo uno de los teóricos del portento a este diario. El ex presidente ha sido consultado al respecto. Está pensando es esa posibilidad aunque aún no lo definió –no tiene por qué hacerlo tan tempranamente–. Además, Duhalde quiere que, si fuese él quien debiese sostener la tenida, el Presidente lo bendijera. “Tiene que ser consensuado; la idea es evitar la confrontación entre duhaldistas y kirchneristas y, si alguien puede lograr eso, esos son Kirchner y Duhalde”, ensaya el contertulio de Página/12. Este consejero imagina que la candidatura de Duhalde impondría un paréntesis hasta 2007 en la inminencia del choque entre las meneadas de uno y otro.
Sin embargo, la hipótesis anterior se transforma en arena cuando se lo confronta con el ánimo que ayer capeaba en Olivos: las palabras de Solá retrotrajeron cierta suavidad que se había instalado desde hacía algunos días a la rispidez actual.
Equilibrio inestable
Quince días atrás, el Presidente gesticulaba con animosidad. “A estos les voy a armar otro partido en la provincia”, dijo después del acto de lanzamiento del Plan Energético a un grupo de contertulios de ocasión, refiriéndose al peronismo bonaerense. Un ministro que presenció el episodio dijo en ese momento a este diario “lo veo más cerca de los transversales que del partido”.
Pasaron los días y el viento se hizo menos gélido, a punto tal de que en la Casa Rosada comenzó a campear un ánimo menos belicoso no sólo hacia Duhalde, sino respecto de algunos gobernadores que, hasta no hace muchos días, eran vistos como cerriles adversarios. “Con ‘el Gallego’ (José Manuel de la Sota) la situación se distendió mucho. Fue invitado a hablar en el acto de presentación del Plan de Salud que hizo Ginés (González García, ministro del área). Lo invitó el Presidente. El ‘Gallego’ vino, habló y agradeció. Se dio cuenta de que siendo opositor no sólo no iba a ganar nada, sino que iba a perder. Y el Presidente hizo un gesto. Algo parecido ocurrió con Obeid (Jorge, gobernador de Santa Fe). Vino la semana pasada, habló con Alberto (Fernández, jefe de Gabinete y principal intérprete de los pensamientos presidenciales) y se cuadró; también funcionó para esto la buena reunión que tuvo Kirchner con el Lole (Carlos Reutemann)”, contó a este diario un hombre del patagónico.
La idea de presionar a los mandatarios provinciales para garantizar la gobernabilidad está funcionando, según evalúan los estrategos presidenciales.
El electrón que se volvió a soltar fue Solá. Una vez más, dicen en la Rosada, “Felipe hace de Felipe y arma un quilombo donde no lo hay. Está absolutamente loco, se pelea con sus aliados por los medios, dice que no lo apoyan cada 15 minutos, parece el relato de un chico caprichoso, no del gobernador de la provincia más poderosa del país.”
Un funcionario que compartió parte de la víspera con Kirchner contó a Página/12 sobre la indignación presidencial con su aliado allende la General Paz. “Felipe es un ingrato. Nos cansamos de ayudarlo, cuando se le incendió la provincia por los desarmaderos de autos, cuando se le volvió a incendiar con el asesinato de Axel Blumberg, siempre salimos en su ayuda, siempre le fuimos a apagar el fuego. Convencimos a (León) Arslanian para que agarre esa brasa caliente que no quería agarrar, le dimos obras públicas por más de 1000 millones de pesos, incrementamos la coparticipación en un 100 por ciento. ¿De qué se queja? Es un ingrato”, repetían ayer la letanía en el aerópago del poder nacional.
El convencimiento de que Solá no actúa en soledad, cambia los escenarios que se dibujaban en la Rosada y presuponen un inevitable enfrentamiento allende la Capital Federal. “Nosotros tenemos un as ganador –acomete uno de los consejeros más cercanos de Kirchner–, que es Cristina. Podemos jugarla donde sea que ganamos. En la ciudad de Buenos Aires podemos armar un escenario alternativo favorable a mediano plazo, sin Cristina, cosa que no podemos hacer en la provincia, por lo que entiendo, y si bien aún no se ha resuelto, y falta mucho, Néstor (Kirchner) estaría más cerca de jugar a la dama en la provincia que en la ciudad”, sostiene un contertulio de este diario que cuenta con el oído presidencial.
–Si Cristina fuese candidata en la provincia, Duhalde la apoyaría –afirma temerariamente este reportero.
–Sí –coincide la fuente–, pero, como suele decir Alberto Fernández, el problema no es Duhalde, es el duhaldismo. Duhalde no será el conflicto, Duhalde está convencido de que ha llegado a su punto final –abunda–. Envió un mensaje claro a través del reportaje que le concedió a Página/12, diciendo que Cristina sería una gran gobernadora.
El hombre que habla con Página/12 está enojado, se le nota y no hace nada por ocultarlo. Lo enojó lo que sucede con Solá, lo enoja, al parecer, el horizonte que vislumbra. “Entramos en un escenario de disputa de poder con el duhaldismo, estamos en la etapa de la guerra fría”, evalúa y da por finalizada la conversación.

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