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“Soy un brasileño atípico, no me interesa el fútbol”

Ed Motta prefiere las películas, los discos y los libros. Fino músico carioca, cultor del soul y el funk, presentará esta noche y mañana en La Trastienda su último CD, Poptical.

 Por Esteban Pintos

Ed Motta no es popular en Buenos Aires, menos en el resto de la Argentina. Sin embargo, durante viernes y sábado, mientras caminaba por Corrientes en busca de vinilos y comics –dos de sus grandes pasiones de coleccionista–, lo saludaron repetidamente para su (repetida) sorpresa. Motta se siente cómodo y tranquilo en Buenos Aires desde que llegó el jueves pasado: compró discos de tango, jazz y también de La Máquina de Hacer Pájaros, comió asado, buscó y encontró obras de Alberto Breccia y también de los jóvenes historietistas de La Productora. Esta es su segunda visita a la ciudad –la primera fue en 1995– y sus memorias son más o menos las mismas: “Recuerdo muchas cosas... vinilos de Osvaldo Berlingieri, las parrillas, una bonita arquitectura, el Café Tortoni y los comics de Carlos Trillo”, le cuenta a Página/12 camino a la prueba de sonido para sus shows. Ahora con su último disco Poptical recién editado, Ed Motta tocará en La Trastienda hoy y mañana para presentar esas y otras canciones, parte del repertorio que nutre una sólida carrera artística en Brasil y que recién asoma por aquí. Ed Motta es sinónimo de música negra, pero a la brasileña: soul, funk y R&B tamizados por un gusto exquisito por la melodía y los arreglos, finamente ejecutados. No hay en Argentina posibilidades de encontrar un paralelo, aunque algunas canciones del período fecundo de Willy Crook (segunda mitad de los noventa) pueden aparecer como referencia.
“Ed Motta no es músico. El es música, de la cabeza a los pies. Canta, toca, compone, produce y arregla. Más allá de eso, respira música las 24 horas del día como coleccionista incansable que es. Discografías, formaciones, instrumentos, productores, estudios, contexto histórico... Todo entra en la cabeza y el ser de este apasionado por el jazz, soul, funk, reggae, dub, rock, música de la década del treinta y pop”, escribió el periodista brasileño Rodrigo Brandao sobre este personaje de figura inconfundible y memoria musical paquidérmica. Para alguien que asegura tener unos 40.000 vinilos, bien cabe el adjetivo.
–El idioma siempre apareció como una barrera cultural entre Brasil y el resto de América latina. ¿Cree que eso sigue sucediendo?
–Para la mayoría de las personas, las palabras y las letras tienen gran relevancia. Pero, para mí, la música es la música. Lo que busco es eso. No me importa en qué idioma se esté hablando adonde vaya. Es cierto que tenemos una diferencia con el resto de Sudamérica, pero creo que finalmente eso es bueno. Somos diferentes, pero es mejor así. Si no sería aburrido.
–¿Qué opinión tiene sobre el concepto de lo cool aplicado a su música?
–No sé si mi música tiene el concepto de lo que se conoce como cool ¡En realidad creo que es mucho más rara que eso!
–Sobre su colección de vinilos, ¿de qué consta y cómo es que logró ordenarlos?
–Están todos en orden alfabético y hay una gran variedad: música brasileña, jazz, musicales de Broadway, rock progresivo, tango. Todo me interesa.
A las pruebas hay que remitirse. “En el ‘82, ‘83, descubrí el rock, sus revistas, enciclopedias, los discos importados y toda la parafernalia que rodea a un coleccionista. Me transformé en un buscador profundo del asunto, de Scooty Moore a Jimmy Page, y renegué de mi pasado disco-soulfunk”, escribió el músico en un texto autobiográfico que aparece en su página de Internet.
–¿Es realmente tan fuerte la influencia del hip hop entre los jóvenes brasileños, como se percibe desde aquí? ¿Lo mismo sucede con el reggae?
–Pienso que sí, aunque diría que el reggae un poco menos. A mí, particularmente, me gusta mucho el reggae y el dub. Mi favorito es el gran artista jamaiquino Augustus Pablo, que con el sonido de su armónica me lleva a establecer un paralelo con la cultura musical porteña.
–Usted vive en Río de Janeiro y las últimas noticias relevantes que vienen de allí hablan de violencia en las calles, guerra de narcos y represión policial, ¿es tan así?
–Todos sabemos y vivimos en una ciudad que está pasando una situación crítica. Pero la alegría de vivir tan propia de los cariocas, nos salva un poco de todas esas tristezas.
–¿Le interesa el fútbol? ¿Tiene algo para decir del partido entre las selecciones de Argentina y Brasil del próximo miércoles?
–Lo lamento, pero soy un brasileño atípico... No me interesa el fútbol, ni siquiera soy torcedor de algún time. No me interesan los deportes, prefiero las películas, los discos y la lectura.

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Ed Motta canaliza en Buenos Aires su pasión coleccionista.
Está sumando discos para su colección de 40 mil vinilos.
 
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