EL PAíS › MARIA ELBA MARTINEZ, ABOGADA DE DERECHOS HUMANOS, SOBRE LA CONFESION DE LABORDA

“Ahora lo confirman hasta del otro lado”

Lleva años recorriendo los tribunales tratando de encerrar a los responsables por las torturas y asesinatos en jurisdicción del Tercer Cuerpo de Ejército, en Córdoba. “Una se alegra de que se rompió el silencio, pero siempre es doloroso.”

 Por Victoria Ginzberg

“Lo dijimos, lo planteamos, lo demostramos y ahora lo confirman hasta del otro lado. Es un logro de un estado de derecho.” La abogada cordobesa María Elba Martínez habla con la experiencia de quien lleva años recorriendo los tribunales, con el objetivo de encerrar a los responsables de las violaciones de derechos humanos cometidas en jurisdicción del Tercer Cuerpo de Ejército. La representante del Servicio Paz y Justicia (Serpaj) explica que la confesión del teniente coronel Guillermo Enrique Bruno Laborda, sobre los asesinatos llevados a cabo mientras era miembro del Batallón de Comunicaciones del Comando 141, servirá para identificar sitios puntuales y personas involucradas con la represión ilegal en su provincia. Pero que, además, certifica que hubo una “construcción estatal del terrorismo” que permite involucrar a toda la cadena de mandos de las Fuerzas Armadas. “Uno se alegra porque al fin se rompió el pacto de sangre, pero a la vez te duele, porque confirmar el horror siempre es doloroso”, asegura.
–¿La sorprendieron las declaraciones de Laborda?
–En realidad no me han sorprendido, lo estaba esperando. Algún día tenía que darse. Este no es un arrepentido. Sino que esto tiene que ver con los pedidos de reivindicación que hicieron las capas intermedias que participaron en la represión. En los últimos años, cuando venía (Luciano Benjamín) Menéndez a declarar, también se generaron ese tipo de cuestionamientos. Yo tuve autorización del juzgado para reunirme con una persona de Gendarmería y uno de los cuestionamientos que hacía a los superiores era la cobardía, que primero aceptaban el indulto y después se abstenían de hablar. El planteo confirma una construcción estatal del terrorismo que, más allá de las barbaridades y de las imputaciones que uno le haga, también fue atroz hacia las estructuras intermedias. Con 18 y 19 años los formaron en la tortura y los destruyeron. Eso generó un destrozo psicológico y una corrupción moral terrible dentro de las fuerzas.
–¿Cuál es el aporte más importante de la confesión?
–Que nos abre las posibilidades de imputación de responsabilidades penales de tipo objetivo. Ya no se trata sólo del capo máximo y el último, sino que permite demostrar claramente que en este país hubo un Estado formado por civiles y militares, que hubo leyes, normas y órdenes, igual que en la Alemania nazi, que permitieron un genocidio. Siempre estamos con el ñato mayor –de (Luciano Benjamín) Menéndez nadie duda– y con el tipo que andaba con la picana que fue identificado por los sobrevivientes. Pero ahora se mueve toda una estructura...
–Permite involucrar a toda la cadena de mandos.
–Exacto. Ese es el quid. Uno se alegra porque al fin se rompió el pacto de sangre, pero a la vez te duele, porque confirmar el horror siempre es doloroso. También te da la sensación de decir: “Lo dijimos, lo planteamos, lo demostramos y ahora lo confirman hasta del otro lado”. Creo que son muy buenos momentos para los directamente involucrados y para toda la sociedad. Es un logro de un estado de derecho.
–¿Cree que puede ser el primero de otros?
–Tengo esperanza. Esto viene desde hace tiempo con grandes niveles de tensión. Explotó primero en Semana Santa y lograron acallarlos con la Obediencia Debida. Luego vinieron los bloqueos a los ascensos, pero hasta ahora, nadie se animaba a hacer nada. Ellos sentían que venían con las medallas y pasan a ser violadores de derechos humanos. Por eso esta persona hace el planteo.
–¿Por qué se suspendió el interrogatorio de mañana?
–Si declaraba como testigo no se lo iba a poder imputar por los hechos sobre los que hubiera testimoniado. El escrito que él presentó es muy rico, tiene una serie de posibilidades investigativas, pero es de tanta envergadura, que es prácticamente imposible tomarle una declaración testimonial porque refiere todo a nivel personal. Así que directamente le corrieron vista a la fiscal para que lo acuse.
–¿El escrito en sí constituye una prueba judicial?
–Por supuesto. Con más razón si él la ratifica. Del escrito se pueden sacar elementos probatorios muy importantes.
–¿Qué datos concretos aportó para las investigaciones?
–Individualiza lugares. Y uno de ellos confirmaría una metodología que ha hecho que yo pidiera medidas de no innovar y vigilancia. Uno de los lugares que Laborda menciona es Serrezuela, cerca de La Rioja, y otra es la parte de “La Mezquita” (en la guarnición militar Córdoba). Da datos de inmediatos fusilamientos, que es lo que venían diciendo algunos testimonios, y de la entrega de las criaturas. Estamos tratando de ubicar las víctimas que él menciona sin dar nombres. Estamos viendo las fechas de mujeres que dieron a luz y las mataron. Hay muchas posibilidades de identificar a una de las mujeres.
–¿La sorprendió la crudeza con la que describe los hechos?
–En realidad es una gran tranquilidad ver confirmados elementos que ya no pueden ser resistidos. Tranquilidad de que esto queda registrado. En todos estos años había muchos testimonios sueltos que no lograban dar fuerza sobre un método de compactación de cadáveres, las modalidades de los traslados y otras cosas que siempre quedaban en dichos. Pero con este testimonio ha terminado de ser confirmado. Es que en los momentos de fusilamientos no había gente enfrente, a lo mejor algunos conscriptos, pero nadie se autoinvolucró. Todo el mundo dice que escuchaba que una de las formas era cavar las fosas, ponerlos de rodillas y matarlos. Con las exhumaciones que estamos haciendo en San Vicente pudimos observar que se iban confirmando esos indicios.
–¿Qué pasa si, cuando lo convoque la jueza, se niega a declarar?
–El tribunal puede presentarle ese informe para ver si reconoce la firma y aunque se niegue, tenemos la posibilidad de pedir pericias caligráficas en las que se demostraría que es su firma. Obviamente no se lo puede obligar a declarar, pero eso no obstaculizaría ciertas actividades del tribunal. Por otro lado, él involucra a (Orlando Oscar) Dopazo, a (Alberto) Solari, del Batallón 141. Las personas, la estructura y los lugares que identifica a nosotros nos permiten actuar aunque no declare.
–¿Cuáles son los próximos pasos de la investigación?
–Yo pedí medidas de no innovar en tres o cuatro lugares y vigilancia. Como se confirman cosas que teníamos por indicios, hay unos hornos del Tercer Cuerpo que están corriendo riesgo. Había una medida de no innovar en todo el predio, pero ahora hace falta vigilancia porque si alguien hace algo dentro de esos campos ¿quién lo ve? Son campos privados del Ejército. Esto toca también a la Iglesia. Adolfo Pérez Esquivel y yo ya habíamos planteado la responsabilidad de (el ex arzobispo Raúl) Primatesta. Entre agosto y septiembre van a venir desde el exterior a declarar cinco curas, sacerdotes y monjas. Laborda da cuenta de lo que veníamos denunciando desde hace tiempo. No sólo confirma que hubo curas en los campos sino que confirma una postura jerárquica de la Iglesia.
–¿Cómo se recibieron estas revelaciones en Córdoba?
–Fue un impacto terrible. Una cosa es que lo digamos nosotros, y muchos ni se animaban a decirlo. Hay cosas que yo me animé a decir por la documentación que tengo, pero siempre es un riesgo. Ahora queda confirmado. Hay gente que no ha querido aceptar los hechos. Pero una cosa es que lo digamos nosotros y otra que lo confirme un teniente coronel. Por el otro lado, ha generado una gran preocupación por todos los niveles queha involucrado. Yo siempre he planteado que hubo médicos, políticos. Este hombre está diciendo: “señores cada uno tenía su lugar, su trabajo”...
–¿Puede haber gente que lo quiera callar?
–No sé. Pero el acto de (el jefe del Ejército Roberto) Bendini de llevarlo directamente a la Justicia fue interesante. Dijo “acá hay hechos delictivos, yo con esto no me quedo en la mano porque entro a ser encubridor”. Y lo llevó. Esto da un marco de despegue dentro de las fuerzas en orden generacional y político. Por un lado quedan totalmente desguarecidos y por otro lado, hay una sociedad tan cerrada como la cordobesa que no puede negar lo que es para mí la confirmación de los métodos nazis.

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Martínez, del Serpaj.
“Eran métodos nazis.”
 
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