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La DAIA se resiste a revisar el pasado y se queda sin presidente

Lewi se toma una licencia por tiempo indeterminado hasta que la entidad realice una autocrítica por su actuación en el juicio por el atentado a la AMIA y por los vínculos con el menemismo.

 Por Raúl Kollmann

El presidente de la DAIA, Gilbert Lewi, quedó ayer al borde de la renuncia. En un gesto que se parece mucho a esa decisión, Lewi anunció que se toma una licencia por tiempo indeterminado hasta que el consejo directivo de la DAIA acepte realizar una autocrítica por lo actuado en la última década en relación con el proceso de investigación del atentado contra la AMIA y también por las relaciones establecidas con el gobierno de Carlos Menem. “No voy a ser presidente de la DAIA si no es en el marco de una revisión ética y moral”, explicó Lewi. Tras el paso al costado, el dirigente decidió concentrarse únicamente y ya no como presidente de la DAIA, a acercar posturas entre los distintos sectores de la comunidad judía –AMIA, Familiares de las Víctimas– para ver si se puede realizar un acto conjunto el próximo 18 de julio, cuando se cumplan diez años del atentado perpetrado en la calle Pasteur.
Lewi había retomado el lunes pasado la presidencia de la DAIA tras estar de licencia por una gravísima enfermedad de la que aún se está tratando. Aquel día, tal como adelantó Página/12 en exclusiva, el dirigente les planteó a su pares del consejo directivo que debían darse dos condiciones para reasumir la presidencia:
- Que hubiera disposición a que la DAIA se hiciera una autocrítica por el papel en la investigación y el juicio por el atentado contra la AMIA. “No fuimos fiscales del caso, sino parte de la trama oficial y vergonzosamente viajamos a Estados Unidos a defender a los indefendibles: el juez Juan José Galeano y los fiscales del caso”, dijo Lewi hace ocho días.
- La segunda condición fue que se formara una mesa chica para conducir la DAIA, sin la presencia en ese cuerpo de Jorge Kirszembaum y Julio Toker, los dos dirigentes más ligados al ex presidente de la entidad, Rubén Beraja, hoy preso por defraudación en el manejo del Banco Mayo.
Lewi recibió una primera aprobación a sus dos condiciones, pero todo se iba a resolver en el encuentro de consejo directivo realizado ayer. En ese organismo no hubo acuerdo y por ello Lewi resolvió lo que es prácticamente su renuncia. “No hay disposición a realizar la autocrítica y por lo tanto yo no puedo seguir al frente de la DAIA –sostuvo Lewi–. Si ellos ahora inician un debate y como conclusión acuerdan hacer la autocrítica, volveré al cargo. Pero si no hay una revisión ética y moral, seguiré de licencia.”
Un síntoma de que no habría autocrítica fue la carta, escrita desde su lugar de detención, por Rubén Beraja. El texto fue publicado por el diario La Nación y los argumentos son llamativos:
- Beraja sostiene que su sector fue prácticamente el único que vio desde un principio que el atentado contra la AMIA fue consecuencia del conflicto árabe-israelí.
- Que respaldó al juez Galeano, quien también tuvo esa visión y apuntó al grupo libanés Hezbollah y a Irán.
- Que ello implicaba que los verdaderos autores difícilmente serían detenidos, por estar en Irán, y sólo quedaría –en un nivel inferior– la imputación contra 20 argentinos por ser la conexión local.
- Esa ausencia de resultados provocó un fuerte rechazo de gran parte de la comunidad judía, “que me acusó injustamente de haber pactado con el Gobierno a cambio de supuestos beneficios particulares”.
- Beraja dice que el menemismo interpretó que las críticas contra el riojano por el caso AMIA venían incluso de dirigentes como él y por eso se vengó, poniendo las bases para encarcelarlo.
Como se ve, se trata de una versión en la que Beraja se ubica como víctima de todo el proceso y acusa a una parte de los familiares y dirigentes de la comunidad judía –los que denunciaron que no hubo voluntad política de investigar– de ser sus adversarios internos y haber colaborado para que lo desplazaran y encarcelaran. Con semejantes argumentos, obviamente los hombres que están con Beraja en el actual consejo directivo de la DAIA no están propensos a realizar ninguna autocrítica. Ello llevó a la virtual renuncia de Lewi y ahora pone sobre el tapete el gran interrogante: si será posible o no realizar un acto único para el significativo décimo aniversario del atentado.

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El presidente de la DAIA, Gilbert Lewi, se tomó licencia pero quedó al borde de la renuncia.
 
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