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Una pelea piquetera aguó el acto del 9 de Julio

Militantes de Barrios de Pie se enfrentaron con otros grupos piqueteros de la CCC. El acto se frustró. En el trasfondo, la interna Miranda Alperovich.

Por F. Y.
Desde Tucumán

Una pizca de ingenuidad y algo de impericia en el gobierno de José Alperovich fue la mezcla que provocó que el acto por el 9 de Julio terminara en una batalla campal. Los gases lacrimógenos, las piedras y los palos que volaron por los aires frustraron el acto que el Presidente debía realizar en las escalinatas de la Casa de Gobierno local. En los despachos de los funcionarios tucumanos hay quienes creen ver en la pelea una especie de vendetta del senador Julio Miranda, enfrentado con el actual mandatario provincial.
La posibilidad de que se produjeran incidentes estaba latente desde hace días. Alperovich no consiguió desactivar la movilización “A pata y pulmón” que finalizaba ayer en la plaza donde estaba previsto realizar la fiesta de la independencia. La marcha había sido convocada por la Corriente Clasista y Combativa, el Polo Obrero, empleados estatales y una agrupación de desocupados de la construcción que lidera el ex dirigente de la Uocra local, Celso Sosa.
Poco antes de que arribara Kirchner a Tucumán, llegaron las columnas oficialistas, que incluían grupos que responden a legisladores provinciales. Junto a ellas, también llegó una nutrida columna de Barrios de Pié, una organización piquetera que respalda al presidente Kirchner. Mientras esperaban la llegada del Presidente, vieron cómo una columna de los piqueteros opositores, bastante menor en número, intentaba abrirse paso para rodear el palco. La pugna por los lugares entre las dos organizaciones piqueteras desató los primeros roces.
Kirchner y Alperovich participaban en ese momento del Tedéum. Una vez que concluyó, la comitiva oficial se trasladó a la Casa Histórica, ubicada a una cuadra y media de la zona de conflicto. En ese momento, las piedras y los palos ya volaban por los aires. Los primeros gases lacrimógenos no tardaron en aparecer. Todo sucedió en 40 minutos, el tiempo que demoró el Tedéum, pero fue suficiente como para que buena parte de la gente que había llegado a la plaza se desconcentrara. Alperovich y su gente decidieron que el acto se realizara, pero esta vez en la Casa de Gobierno.
Un demudado gobernador recibió a Kirchner en su despacho al tiempo que sus colaboradores le daban detalles de lo sucedido. Alperovich intentó desarrollar un justificativo ante el Presidente. “Son grupos que se están quedando fuera de la historia. Hay que dejarlos que se expresen para que la sociedad se dé cuenta cuán pequeños son”, lo tranquilizó Kirchner.
Pocos minutos después, Alperovich aseguró que “voy a dar la vida por cambiar Tucumán. Quizás algunos no quieren cambiar la provincia y por eso quisieron aguar una fiesta”. Entre los funcionarios nacionales que participaron del acto, creen ver en Alperovich cierta ingenuidad política pero también algunas actitudes autoritarias que deben ser corregidas, pero se cuidaron de endilgarle responsabilidad en los sucesos. Incluso el ministro del Interior, Aníbal Fernández, minimizó lo ocurrido y aseguró que se trataba de un grupo “minúsculo de entre 50 a 100 personas” que fue a “provocar”. El ministro defendió la decisión de no reprimir porque “así se evitó transformar este hecho lamentable en otro aún peor que enturbiasse aún más los festejos por el 9 de julio”. En tanto, la organización Barrios de Pie emitió un comunicado donde destacan su “vocación pacífica y democrática” y aseguran que los responsables de la violencia fueron “otros sectores que ingresaron con ánimo de provocar desmanes.” También los acusó de “aliarse a la derecha para repetir la historia de la Unión Democrática” .
En tanto, los hombres del gobernador consideraron que todo fue muy extraño y el nombre del senador Julio Miranda se pronunció en más de una oportunidad. Alperovich y el legislador, si bien fueron aliados, desde hace tiempo que mantienen una sorda disputa donde no está exento el actual vicegobernador Fernando Juri.

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Palos y trompadas volaron en la plaza Independencia mientras se desarrollaba el Tedéum.
“Son grupos que se están quedando fuera de la historia”, lo tranquilizó Kirchner a Alperovich.
 
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