EL PAíS › APARECIO AHORCADO EL DETENIDO POR EL
CASO DE LA DESAPARECIDA EN ENTRE RIOS

Otro misterio detrás de las rejas

Miguel Angel Lencina era el principal acusado por el secuestro de Fernanda Aguirre. Para el gobierno entrerriano, no hay duda de que se suicidó. Sin embargo, la familia asegura que lo mataron. La policía local fue apartada de la investigación. Las dudas del caso.

Por Carlos Rodríguez y Raúl Kollmann

Cuando estaba aparentemente solo en su celda, con la puerta abierta hacia un patio interno de la seccional 5ª de Paraná, fue hallado muerto Miguel Angel Lencina, detenido como sospechoso del secuestro de Fernanda Aguirre, la chica desaparecida hace 12 días en Entre Ríos. La versión oficial, avalada parcialmente por la autopsia, dice que se suicidó ahorcándose con un trozo de la frazada que tenía en su cama y a la que habría cortado a dentelladas. El cuerpo de Lencina apareció colgado a una reja del techo del patio cerrado, a la que habría llegado subiéndose a una silla o trepando una puerta. En el cuello, Lencina tenía “un surco de ahorcadura”, según dice la autopsia, pero restan hacer otros estudios para determinar si la marca es previa o posterior a la muerte. La Justicia no confirmó que se trate de un suicidio. La defensora oficial del detenido, Mirta Acuña, estimó que Lencina se mató cumpliendo un pacto suicida con su esposa Mirta Chávez, presa en la misma causa. Igual persisten las dudas, porque el día anterior al desenlace, la familia del muerto había denunciado que tanto ellos como Lencina eran hostigados por policías que supuestamente le pedían “que se declarara culpable” de un secuestro que mantiene en vilo a la provincia y que se ha convertido en un hecho de trascendencia política. La madre de Lencina aseguró que a su hijo “lo mató la policía”.
El juez de la causa, Ricardo González, confirmó que la autopsia dice que el cuello de Lencina tiene “un surco de ahorcadura” y que en el cuerpo “no se advierten golpes externos ni internos”. De todas maneras, aclaró que hay que esperar el resultado de estudios complementarios para determinar si las lesiones en el cuello fueron recibidas en vida y si aparecen signos de que hubiera estado bajo los efectos de alguna droga o psicofármaco. Para eso se realizarán análisis de orina, sangre y los forenses tomaron muestras en las vísceras.
Otro punto por considerar es cómo hizo Lencina para cortar la gruesa frazada (se dice que fue con los dientes) y cómo trepó hasta atar uno de los extremos al techo, para luego colgarse de ella. “Hay que despejar todas las dudas”, explicó uno de los investigadores, consultado por Página/12. “Hay que determinar con pruebas fehacientes la capacidad de deslizamiento de la frazada, usada como cuerda, sometiéndola a un peso similar al de Lencina”, dijo el vocero. La defensora Mirta Acuña precisó que entre las ropas de Lencina se encontraron dos cartas, supuestamente escritas por su esposa, que estarían sugiriendo la existencia de un pacto suicida entre los cónyuges.
“La mujer le dice que su sufrimiento tiene que acabar y que ella lo va a acompañar en su decisión”, declaró a la prensa la defensora de oficio. Para evitar especulaciones, el gobierno de Jorge Busti, que sigue un caso que se ha convertido en prioridad por su repercusión social y política, dispuso que la policía de Entre Ríos se aparte de la investigación. El juez González es asistido por la delegación local de la Policía Federal y por la Gendarmería Nacional. Lencina, a quien llamaban “El Paraguayo”, fue encontrado por los guardias cerca de las 7 de la mañana, durante una recorrida de rutina. Es extraño que, tratándose de un detenido clave, no se le haya asignado una custodia personal. El guardia más cercano estaba a 15 metros, sin posibilidad de ver los movimientos del preso.
El cuerpo estaba colgado del trozo de frazada, a unos 20 centímetros del techo del patio cerrado de la seccional de Florentino Ameghino 383, una dependencia que acumula un número importante de denuncias por apremios ilegales, sobre todo contra menores. Esther Torres, la madre de Lencina, había denunciado el jueves que su hijo, de 32 años, era sometido a tormentos para que se declarara autor del secuestro de Fernanda Aguirre. Una fuente que conoce el mundo carcelario admitió que colgarse con frazadas es habitual, tanto como lo son los “aprietes” para “ablandar” a los detenidos, sobre todo en hechos de tanta repercusión pública.
“Es obvio que en esta causa hay mucho interés, frente a la presión que ejerce el gobierno provincial sobre la policía, en poder determinar cuálha sido el destino de la chica secuestrada y es muy probable que Lencina haya sido hostigado, aunque más no fuera verbalmente, para que diga dónde está la joven”, explicó una fuente vinculada al caso. “Ustedes lo mataron”, gritó la madre de Lencina cuando llegó a la comisaría quinta, luego de conocer la noticia. La abogada de la familia, Nora Lanfranqui, admitió que el detenido anticipó que iba a suicidarse si lo seguían acusando por un hecho que él afirmaba no haber cometido.
“Mi representado siempre aseguró que era inocente y que le querían cargar algo en lo que no tenía nada que ver”, insistió la abogada. Anticipándose a la confirmación que prometió el juez, el ministro de Justicia de Entre Ríos, Juan Carlos Halle, fue contundente: “El detenido se suicidó”. Lo mismo dijo el jefe de la policía provincial, Ernesto Geuna, quien tampoco dudó de la participación de Lencina, y de su mujer, en el secuestro de la chica Aguirre. Al explicar las razones de la falta de custodia personal para un preso tan importante, Geuna dijo que los recorridos por las celdas se hacen “cada hora y media”. Para el jefe policial, el preso se ahorcó porque estaba “abrumado por las pruebas”.
En una nota publicada por la revista Análisis de Paraná, luego de la detención de Lencina, se dijo que el detenido es el menor de los varones de un grupo de nueve hermanos. Varios de ellos están detenidos. Miguel Angel Lencina dejó la escuela a los 8 años, para trabajar en el campo con su padre. Desde la adolescencia vivió con distintas parejas y tuvo 16 hijos, tres de ellos con Mirta Analía Chávez, con la que se casó hace dos años cuando él estaba preso en Concepción del Uruguay.
A los 16 años estuvo preso por un caso de violación, pero luego fue sobreseído. Cayó detenido otra vez el 10 de febrero de 1994, acusado de haber estrangulado a María Dolores Domínguez. Una semana después, en un pajonal, encontraron el cuerpo de Pamela Trepán de Fischer. Lencina fue condenado a 20 años de prisión por esos crímenes. Los informes psicológicos, revelados por Análisis, dijeron reiteradas veces que el joven tenía “una conducta psicópata” y que “no se notaban cambios significativos en su actitud respecto a su vida anterior”, motivo por el cual no aconsejaban la libertad vigilada que obtuvo y que se basó, sobre todo, en los informes sobre su buena conducta, emanados del Servicio Penitenciario provincial.

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El padre de Miguel Angel Lencina acusó a la policía de haber provocado la muerte de su hijo.
 
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