EL PAíS › UNA CAMARA OCULTA REVELO EL NEXO DEL PAMI CON LAS CAJAS NEGRAS

“La política se llevaba el 20 por ciento”

El piquetero Luis D’Elía realizó una denuncia penal y participó de una grabación oculta con Punto.doc para probar una coima: si garantizaba la continuidad de un contrato del PAMI, cobraría 370 mil pesos mensuales. Le explicaron que así se financia la política, donde la plata siempre es poca.

 Por Martín Granovsky

Diez años después de la gran investigación de Página/12 sobre las coimas en el PAMI, una cámara oculta descubrió cuál es la verdadera seguridad jurídica que buscan algunos grandes proveedores del Estado: el soborno sistemático y permanente. Una empresa que suministra prótesis al PAMI ofreció una coima al dirigente piquetero Luis D’Elía si buscaba una conexión en el Gobierno para asegurarse la continuidad de un contrato con la obra social de los jubilados. “Esto es bolsillo de payaso”, explicó un puntero de La Matanza para graficar que la necesidad de dinero negro es insaciable. “Toda la que entra no alcanza”, dijo.
Los indicios obtenidos podrían servir a la gestión de Graciela Ocaña para consolidar su idea de abrir un registro de prestadores y comprar el material a fabricantes y a importadores directos, para bajar los costos de intermediación.
La cámara oculta fue utilizada anoche por el programa Punto.doc, que conducen Daniel Tognetti, María Julia Oliván y Miriam Lewin, para filmar una oferta de coima de dos punteros políticos y un empresario a D’Elía. El dirigente de la Federación Tierra y Vivienda fue el que tuvo la iniciativa de filmar la escena luego de que los punteros lo buscasen como posible puente para llegar al Gobierno y conseguir la confirmación de un contrato por 3.700.000 mensuales. El propietario de la firma Angiocor, que provee prótesis al PAMI, dijo que D’Elía lo buscó a él. Pero el piquetero ya había radicado una denuncia en el juzgado de Claudio Bonadío relatando los hechos.
D’Elía dijo a la Justicia que a fines de julio lo entrevistaron en la sede de la FTV, en Congreso, el ex dirigente radical Hugo Spaltro y el dirigente sindical docente José María Ferreira. No le dijeron para qué querían hablar. Se lo explicarían personalmente.
Ya frente a D’Elía la exposición empezó por los antecedentes. Se trataba de un muchacho que quería ser presidente de Argentinos Juniors. Ferreira había trabajado allí como auditor antes de ser diputado provincial por la UCR-Alianza en el período 1997-2001. Luego se sabría que el muchacho es Horacio Luis Pisano.
En ese momento, Angiocor, la empresa del muchacho, atendía a los 900 mil afiliados del PAMI en la provincia de Buenos Aires. Se establecía una cápita, un valor por afiliado. Una vez fijada, quedaba un porcentaje para “la gente que manejaba políticamente al PAMI”.
D’Elía preguntó quién manejaba.
El muchacho respondió que “desde la época aquella” la conducción era de “Coti y Barrionuevo, que tenían sus satélites”. Y agregó: “Alderete, qué sé yo”.
En la política hay alguien apodado Coti: el dirigente multipartidario Enrique Nosiglia. El apellido Barrionuevo corresponde a un nombre, Luis, senador por Catamarca y dirigente del gremio de hoteleros y gastronómicos. Alderete hubo uno al frente del PAMI. Su nombre era Víctor, trabajaba como uno de los funcionarios más cercanos a Carlos Menem y está procesado por la Justicia. Incluso con Alderete, según Ferreira, “los chicos que ideaban las cosas a Alderete eran cuatro o cinco muchachitos que tenían ahí, y eran radicales”. Pero la política partidaria no era lo más importante. Estaba “el socio del otro partido”, porque “me da buenas ideas”.
En otro tramo de las charlas grabadas en secreto surge la vinculación de Ferreira con Melchor Posse, el fallecido radical nosiglista que pasó por el PAMI, controló parte del aparato de la provincia de Buenos Aires y terminó como candidato a vice en la fórmula de Adolfo Rodríguez Saá en las presidenciales de abril del 2003.
Hay otro nombre que no aparece en la cámara oculta del programa, quizá porque su presencia es transparente: se trata de Norberto Larroca, presidente de Argentina Salud, uno de los tres grandes grupos seleccionados en 1999, cuando se extinguía el poder político de Menem pero no su vocación emprendedora para atender a más de cuatro millones de jubilados.
Lo más llamativo es que Ferreira no fue a ver a D’Elía para quejarse del nivel de coimas en el PAMI. Al contrario: se lamentó por la inexistencia de coimas durante la actual gestión.
Dijo Ferreira, al parecer hablando sobre el muchacho. “Esta gente inclusive está mejor económicamente que antes, porque no paga ni un retorno.” Traducción: retorno es porcentaje sobre la prestación. Léase soborno. “Hoy cobra la cápita limpita”, dijo Ferreira. Pero no estaba contento: “Lo que no tienen, y ellos quieren, es volver a la seguridad de antes, porque vos no podés manejar una empresa donde no sabés si mañana te levantás y esto sigue”.
Ferreira se mostró furioso con Ocaña, a quien llamó “esta mina que no hace nada ni bueno ni malo”. La mencionó como “nuestra Graciela, de Matanza”. Luego agregaría, contradiciéndose, que “es una mina quilombera, te genera problemas”. Se adelantó Ferreira a D’Elía: “Vos dirás, ¿y qué problema tienen?”. Y se contestó así: “Ninguno. Van y cobran. Lo que tienen, sí, es la inseguridad del futuro. Y ésa es una empresa que hoy se está manejando con más de 150 empleados. Y vos no podés proyectar si vos no tenés un contrato que de alguna manera te garantice perdurar en determinado tiempo”.
Todo es aún más grave porque el muchacho ni siquiera tiene un interlocutor en el PAMI. “Es como una anarquía, ¿viste?” La anarquía incluye un funcionamiento de facto, porque el contrato de Angiocor está prorrogado de hecho pero no firmado de nuevo. Más inseguridad, imposible. Mucho riesgo para una empresa que, según Ferreira, hoy debe atender “entre un millón y medio y dos millones de cápitas”. Cuando había seguridad jurídica, “esto es una confidencia que te hago, la parte política se llevaba el 20 por ciento”.
–Que sería, más o menos...
–Y... en aquel momento eran 200 mil dólares.
–¿Por mes? –preguntó D’Elía.
–Por mes –dijo Ferreira, y recordó que eran pesos-dólares.
Luego dio una explicación institucional del problema:
–Ahí se está perdiendo una fortuna para el financiamiento de la política.
Spaltro es un puntero radical.
Ferreira se pasó al ARI después de ser diputado. Fue candidato a senador provincial en segundo término en las últimas elecciones y más tarde se apartó.
Punto.doc entrevistó a Carrió, que se alegró al enterarse de que Ferreira la había criticado porque en el ARI hay “gente de mierda”. Consultada sobre cómo pudo ser candidato, dijo que nunca le había caído bien, pero que “son 24 distritos”. Y agregó: “Yo no me meto con cada uno de los candidatos”.

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Arriba, José María Ferreira, el contacto que buscó a D'Elía. Abajo, con Horacio Pisano, el dueño de la empresa Angiocor.
 
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