EL PAíS › DUHALDE DESAUTORIZO A JORGE REMES LENICOV. NO FIRMO EL DECRETO CONTRA LOS AMPAROS

Batalla en el Gobierno por cerrar el corralito

Hace dos días el ministro Jorge Remes convocó a una conferencia de prensa para anunciar que salía un decreto para frenar el drenaje del corralito, que por amparos suma 100 millones diarios. Ayer, Duhalde no lo firmó. Puja con la Corte.

 Por Claudio Zlotnik

La intención de frenar el drenaje de dinero del corralito convulsionó al Gobierno y puso al rojo vivo la interna política. El detonante fue la negativa de Eduardo Duhalde de rubricar el modelo de decreto que le había acercado Jorge Remes Lenicov para trabar la huida de los depósitos reprogramados. Altas fuentes del Palacio de Hacienda y del Central adjudicaron el traspié a “motivos políticos” expresados por el jefe de Estado. Un eufemismo para referirse a un nuevo enfrentamiento entre Duhalde y la Corte Suprema, con la mayoría de sus miembros oponiéndose a avalar el decreto. La actitud de Duhalde desautoriza a su ministro de Economía, pocas horas antes de que Remes viajara a los Estados Unidos para presentar su plan “sustentable”. El titular de Hacienda, junto a todo su equipo de colaboradores, había presentado la medida durante una conferencia de prensa apenas 24 horas antes del conflicto.
En el entorno de Duhalde evitaron pronunciarse acerca del nuevo choque con los supremos. En cambio, Eduardo Amadeo, vocero presidencial, explicó a Página/12 que el retraso en la firma del decreto se debía a que “el Presidente pidió distintas alternativas (de congelar el goteo del corralito) y está analizando el tema. Hay que desdramatizar la situación. El decreto va a salir”, aseguró, sin precisar el momento en que esto sucedería.
Para despejar cualquier duda, el viceministro de Economía, Jorge Todesca, fue terminante sobre el vulnerabilidad del programa. “Si no se frenan los retiros se pone en peligro el plan económico. La situación quedaría fuera de control”, advirtió el funcionario con una indisimulada crudeza.
Según pudo reconstruir este diario en base a fuentes oficiales, el anuncio de anteayer de Remes Lenicov se efectuó bajo el guiño político no sólo de Duhalde sino también del máximo tribunal. Sin ese consentimiento judicial, sería imposible detener la fuga del corralito. Sin embargo, los jueces presentaron objeciones durante la jornada de ayer. Al respecto existen dos versiones: en Tribunales argumentan que la Corte avalaría el decreto si se dejara de lado la posibilidad del “efecto de la retroactividad”. Es decir, que los bancos pudiesen reclamar el dinero a los ahorristas que ya fueron beneficiados con los recursos de amparo. La otra versión es menos técnica, y simplemente hace hincapié en que algunos magistrados del Tribunal “extorsionan” a Duhalde para escaparle a un posible juicio político (ver nota aparte).
La contramarcha del Gobierno generó tensión también entre los banqueros. Lo primero que reclamaron fue que el Central decretara un feriado bancario para hoy, una posibilidad desechada por la entidad monetaria a última hora de anoche. Hace rato que las entidades financieras vienen reclamando por un corte en el goteo del corralito. Y esa presión fue determinante para que Remes se largara a anunciar el fin de ese drenaje valiéndose de un decreto del Ejecutivo. La posición en que anoche había quedado el Gobierno representa una clara muestra de la debilidad que lo embarga en determinadas situaciones: de un lado estaba acosado por la intransigencia de la Corte y, del otro, sentía la presión de los financistas que amenazaban con desobedecer a la autoridad y no abrir las puertas de los bancos esta mañana. Como suele ocurrir en momentos de agitación, la city también fue eco de versiones, como la posibilidad de que el ministro de Economía y Blejer suspendan el viaje a Washington programado para hoy, lo que fue desestimado por los voceros oficiales.
La salida de dinero del corralito no sólo integra el menú de preocupaciones de los banqueros sino también de los funcionarios. Según datos que manejan en el Directorio del Central, la fuga por los amparos judiciales alcanza a 100 millones de pesos diarios, con una tendencia en aumento. El problema para el Gobierno radica en que esa huida redunda en la necesidad de imprimir billetes para devolver la plata. La mayoría de los bancos extranjeros se niegan a importar dólares para cubrir lasdemandas y sólo unos pocos aceptaron hacerse cargo de una parte de las devoluciones. Según cálculos privados, el BCRA ya emitió cerca de 5000 millones de pesos desde que empezó el año, superando la pauta de 3500 millones escrita en el Presupuesto, para socorrer a las entidades financieras. En distintas ocasiones, Blejer advirtió que la constante apertura del corralito podría desembocar en una hiperinflación. Además, se calcula que una gran parte de los pesos que salen de los bancos se destina a la compra de dólares.
Anoche, en Economía, Remes y Blejer analizaron las variantes que tenían a mano para que finalmente el corralito pueda clausurarse en las próximas horas. “Hoy podría haber novedades”, se esperanzaron en los pasillos de Economía. Mientras tanto, una nueva amenaza pende sobre la cabeza de los funcionarios. Sin aquellas novedades satisfactorias, Remes y el titular del Central quedarán devaluados políticamente, e indefectiblemente extenderían la crisis al Ejecutivo. Más allá de la lectura jurídica de la estrategia oficial, volvió a quedar al descubierto la profunda incapacidad del Gobierno al momento de resolver escenarios que se le presentan. Y esta incompetencia, en medio del vértigo de la crisis, es un signo preocupante.

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En Economía advierten que si no se detiene la salida de depósitos del corralito por amparos “estallará el plan económico”.
 
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