EL PAíS › FERNANDEZ ADMITIO UN ADELANTAMIENTO DE LOS COMICIOS

“Elecciones cuanto antes”

El secretario general de la Presidencia dijo que se votará una vez que se acuerde con el FMI y se levante el corralito.

La convocatoria a elecciones anticipadas para fin de año o –como segunda alternativa– marzo de 2003 ya se convirtió en tema de debate dentro y fuera del Gobierno. El secretario general de la Presidencia, Aníbal Fernández, confirmó lo revelado ayer por Página/12 sobre la intención de Eduardo Duhalde de convocar a votar durante el período de tregua –“veranito”, le dicen– que pueda seguir al fin del corralito y al acuerdo con el Fondo, si es que algún día llega. “La intención de Duhalde es llamar a elecciones cuanto antes, en cuanto el Gobierno llegue a algún lugar de aguas tranquilas”, explicó Fernández a este diario. Lo que la Rosada no quiere de ninguna manera es que esta admisión de un fin más o menos cercano acelere la interna del PJ y, con ello, se erosione el ya de por sí desgastado poder del Presidente. “No es momento para que el peronismo se ponga a hablar de candidatos”, advirtió Fernández.
De un día para el otro, la convocatoria a elecciones anticipadas dejó el terreno de la hipótesis para convertirse en una alternativa concreta, con cronograma y todo. El esquema que elaboran en la Rosada busca evitarle al Presidente quedar entre la espada y la pared: convocar a elecciones anticipadas cuando aun esté en condiciones de hacerlo y no porque las circunstancias lo obligan. Así, piensan que al plan de Roberto Lavagna para desarmar el corralito y el acuerdo con el Fondo le seguirá un “veranito” que permitiría tomar medidas desde una posición todavía digna.
La hipótesis optimista dice que esas elecciones serán, a más tardar, en marzo de 2003. Pero si la situación social no muestra signo de mejoría, en Gobierno ya manejan un cronograma alternativo:
u Octubre: elecciones abiertas simultáneas para todos los partidos.
u Fin de noviembre o principios de diciembre: elecciones generales, con hipotético ballottage hacia fin de año.
u Comienzos de marzo de 2003: asunción del nuevo presidente.
El sábado, el gobernador de Córdoba, José Manuel de la Sota, volvió a poner el tema en circulación al asegurar que cada vez más argentinos piden elecciones y que Duhalde debía hacer la convocatoria inmediatamente después de acordar con el Fondo. Se sabe, además, que De la Sota viene actuando en sintonía con el otro presidenciable del PJ, el santafesino Carlos Reutemann. Sin embargo, por estos días el Lole está en negociaciones con Economía por el acuerdo para la reducción del déficit y optó por el bajo perfil. Ayer, el gobernador de Santa Cruz, Néstor Kirchner, volvió a reclamar la renovación de todos los mandatos electorales (ver aparte).
El debate plantea una contradicción en la Rosada. Por un lado, no dejar que la convocatoria quede como una imposición de los gobernadores y, por el otro, no permitir que la inminencia de la elección licue el poder del Presidente hacia quien se perfile como el candidato del PJ. “Acá hay mucha gente que no come y el punto formal de la discusión política está en eso, no en una discusión electoral”, planteó Fernández.
Hace diez días, en la reunión en La Pampa, la cuestión electoral quedó stand by a la espera de que el Gobierno firme el acuerdo con el FMI. Igual resultó evidente que la postura mayoritaria entre los gobernadores era por el adelantamiento. Esa reunión se reanudará un día de estos y Duhalde tratará de llevar la voz cantante también en este tema. El Presidente les explicará las metas que quiere cumplir antes de entregarle la posta a su sucesor: terminar de una vez con el corralito, que el país vuelva a acceder al crédito externo para financiar exportaciones y reactivar el mercado laboral y poner en marcha un plan de reforma tributaria y de reforma del Estado. Cumplidos esos puntos, llegarían a la zona de “aguas tranquilas” de la que habla Fernández.
En la Rosada lo plantean como un acuerdo de mutuo beneficio. Para quien sea sucesor de Duhalde –obviamente, lo imaginan peronista–, porque se hará cargo de un gobierno con las mayores urgencias resueltas. Para el duhaldismo, porque una entrega ordenada del poder le permitirá mantener su influencia para designar el candidato a vicepresidente y a gobernador enla provincia. Y hasta, imaginan, la posible sobrevida política de Duhalde o de su esposa Chiche.
Pero, para eso, es necesario que la interna no se acelere y los gobernadores le permitan gestionar a Duhalde. Pero las declaraciones de estos últimos días no marchan en ese sentido. “El problema es que De la Sota quiere acelerar todo porque se le quema la provincia”, explicaban cerca del Presidente. A él se le suman los rebeldes Kirchner y Adolfo Rodríguez Saá, ya en campaña. Más Carlos Menem y los gobernadores afines como el riojano Angel Maza o el salteño Juan Carlos Romero, siempre enrolados en el antiduhaldismo. De ahí que en la Rosada piensen en recrear la alianza parlamentaria original que consagró a Duhalde y olvidarse por un tiempo de los gobernadores.

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Eduardo Duhalde había anunciado que las elecciones serían el 14 de diciembre de 2003.
 
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