EL PAíS › DUHALDE CORRE LAS ELECCIONES PARA NO IRSE CORRIENDO

Huir hacia adelante es la consigna

Cuando los asesinatos del miércoles pasado están frescos y sin salida económica, el Presidente fijó una salida anticipada del Gobierno. Quiere entregar el poder no a fines del año que viene sino el 25 de mayo de 2003, después de elecciones en internas abiertas en noviembre y comicios presidenciales en marzo y abril.

 Por Diego Schurman

Eduardo Duhalde adelantó las elecciones de presidente y vice para el 30 de marzo y empujó a abrir las tratativas para establecer si en esa fecha también se renovará la totalidad de los mandatos de gobernadores, diputados y senadores. El Presidente buscó de esta manera aparecer como el artífice de una salida ordenada ante un temor que sigue latente: que la profundización de la crisis precipite su renuncia antes de fin de año.
Originalmente, el Gobierno había fijado elecciones para el 14 de septiembre de 2003. Sin embargo, el nuevo cronograma establece:
u 24 de noviembre de este año, internas abiertas y simultáneas para todos los partidos.
u 30 marzo, elecciones de presidente y vice por un nuevo período de 4 años.
u 27 abril, segunda vuelta o ballottage.
u 25 mayo (como cuando asumió Héctor Cámpora en 1973), entrega del poder.
En un discurso breve y sin demasiadas precisiones, Duhalde recostó su decisión en la supuesta proximidad de un acuerdo con el Fondo Monetario.
El Presidente siempre dijo que una vez que las aguas estuvieran “calmas” convocaría a elecciones. Ayer consideró que existe un “clima propicio”.
Sin embargo, el ministro de Economía, Roberto Lavagna, no le llevó anteayer ninguna certeza, más allá de la conocida postergación de un vencimiento del propio organismo internacional. Como si fuera poco, el reciente asesinato de dos piqueteros echó por la borda un trofeo que el Gobierno se vanagloriaba de haber alcanzado: el de la paz social.
En la Casa Rosada siempre sintetizaron la misión de Duhalde en tres pasos: la resolución de la crisis social, el acuerdo con el Fondo y la convocatoria a elecciones. Sin lograr los primeros dos objetivos, el Presidente debió abocarse de lleno al último para que la realidad no termine llevándoselo a él, como sucedió con sus antecesores.
Eso le anunció a sus ministros y colaboradores en una retahíla de reuniones que alternó en la Casa Rosada y la Residencia de Olivos. Pero su círculo explicó que Duhalde se iba tras haber “cambiado la onda negativa” y no por sus dificultades para encontrar soluciones a temas tan complejos como el corralito o la estampida de precios.
Es más, hicieron un particular balance de gestión, donde destacaron el aumento de la recaudación por segunda vez –en comparación con el mismo mes del año pasado–, la presunta salida del default, la implementación del plan para jefes y jefas de hogar y el flamante aumento de 100 pesos para el sector privado.
El Plan B blanqueado ayer por Duhalde –el A era mantenerse en el poder hasta fines de 2003– también busca descomprimir la situación interna del PJ, donde un núcleo de mandatarios azuzaba con un llamado a elecciones anticipadas. Ese reclamo muchas veces también fue adjudicado al propio FMI. En ambos casos había razones coincidentes: la necesidad de legitimar un nuevo gobierno con la fuerza de los votos.
La nueva transición, de ahora a los comicios de marzo, no carecerá de conflictos. Los primeros ya se manifestaron en la propia Casa Rosada, donde anoche no descartaban la posibilidad de una cosmética en el gabinete. El objetivo: obtener el oxígeno necesario para capear los temporales que se presenten en el año que queda por delante.
Otro frente de tormenta se abrirá con los gobernadores. Hoy Duhalde buscará una posición unificada de los mandatarios justicialistas sobre la salida institucional. En su mensaje por cadena nacional, manifestó su deseo de renovar todos los cargos y no sólo los de presidente y vice.
El Gobierno calcula que no habrá objeciones de Carlos Reutemann (Santa Fé), José Manuel de la Sota (Córdoba) Juan Carlos Romero (Salta) y Néstor Kirchner (Santa Cruz), ya que los cuatro precandidatos saldrán de sus provincias para buscar la presidencia. Y especula que tampoco encontrará reparos en el resto de los mandatarios. De hecho, ya se manifestaron en ese sentido el jefe de Gobierno porteño Aníbal Ibarra y el gobernador bonaerense Felipe Solá.
Duhalde no tiene la misma certeza en el Congreso. Legisladores radicales y justicialistas no tardaron un segundo en mostrar resistencia a la iniciativa. “Creemos que al final se terminará renovando la mitad de Diputados y la tercera parte del Senado”, señaló una fuente del Ministerio del Interior.
En este caso no se trata de una discusión leguleya sino de pura voluntad. Nada puede hacer caducar los mandatos a no ser la propia decisión de los legisladores de renunciar en masa.
Reutemann le dijo a Duhalde que para lanzar su candidatura quisiera asegurarse antes otro Congreso. “A mí me gustaría que se eligiera todo”, le confió en una de las dos conversaciones telefónicas que mantuvo ayer.
No es casual que el diputado santafesino Jorge Obeid haya presentado un proyecto para llamar a una Convención Constituyente a fin de tratar la caducidad de todos los mandatos.
La confianza que el Lole transmite en la intimidad es sorprendente. Sabe que en todas las encuestas reúne las mayores adhesiones como para quedarse sin discusión con la interna del PJ. Por eso ahora busca imponer condiciones antes de tirarse a la pileta. Una de ellas, abrochar un acuerdo con gobernadores, sindicatos y legisladores. Los quiere a todos encolumnados detrás de su proyecto. El temor del ex piloto de Fórmula 1 es aparecer como el delfín de Duhalde.
Aun así, el Presidente no pierde las esperanzas de que Solá termine siendo el compañero de fórmula. En Gobierno quieren un bonaerense para vice, aunque algunos señalan a De la Sota para ese lugar. En el caso de Solá la principal resistencia no la encuentra en el Lole sino en el propio gobernador bonaerense, quien aspira a continuar en el cargo pero con el sustento de los votos.
Carlos Menem mira con atención los movimientos internos. El ex presidente cree que sus chances están atadas a la decisión de Reutemann. Si éste decide presentarse, no imagina un futuro próspero para su proyecto. Si finalmente Lole desiste, está convencido, sin ningún dato a la vista, de que la gente lo catapultará nuevamente en la Casa Rosada.
Menem ayer festejó su cumpleaños. Pero Duhalde le hizo conocer su regalo algunos días antes y a través de mensajeros. Con la decisión de adelantar las elecciones, el Gobierno dice haber dado por terminado el mandato de Fernando De la Rúa y por lo tanto el ex presidente quedaría habilitado para participar de la contienda.
Será, según palabras de un duhaldista paladar negro, una situación similar a la de Raúl Alfonsín cuando debió dejar anticipadamente el poder. En esa oportunidad nadie completó los seis meses que le restaban sino que Menem asumió por un nuevo período, que en ese tiempo era de seis años. En el propio entorno de Duhalde creen que si aun así surgieran planteos judiciales, el ex presidente hará lo necesario para que la causa llegue a la Corte Suprema, aquella que nadie se animó a renovar.

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Eduardo Duhalde anoche, en la cena de camaradería de las Fuerzas Armadas, de despedida.
Las elecciones antes de tiempo también buscan descomprimir el panorama en el PJ.
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