EL PAíS › EL JEFE DE GABINETE, ALBERTO FERNANDEZ, DIO AYER SU INFORME

Otro diálogo de sordos en Diputados

Fernández defendió los “éxitos” económicos e “institucionales” del Gobierno. La oposición criticó la falta de respuestas concretas a las preguntas y se quejó por la metodología de la sesión que impide contar con el material antes. Coincidieron en cambiar el sistema.

 Por Miguel Jorquera

Alberto Fernández dejó trascender, a través de sus voceros, el enojo por el retraso de la sesión que comenzó más de una hora después de lo previsto. Los diputados opositores se quejaron porque recibieron el voluminoso tomo con las respuestas del jefe de Gabinete, a más de 500 preguntas de los legisladores, sobre el pupitre de sus bancas antes de iniciar la sesión y un anexo que llegó una hora más tarde. Los entredichos derivaron en exposiciones políticas donde abundaron los reproches al Gobierno por “quitarle atribuciones al Congreso” y cuestionamientos a la falta de precisiones sobre las dudas planteadas, que llevó a toda la bancada del ARI a retirarse del recinto. Fernández defendió la “calidad institucional del Gobierno” y hasta se permitió reivindicar la frustrada fórmula electoral de (Juan) Perón y (Ricardo) Balbín a principios de los ’70 como una defensa implícita a la concertación que impulsa el kirchnerismo y donde los radicales que la respaldan tienen reservado un lugar privilegiado. La única coincidencia fue admitir, como un deseo de buenas intenciones, “cambiar la metodología” para los futuros informes del jefe de Gabinete.

Fernández comenzó su exposición pasado el mediodía, afirmando que “las perspectivas del país son favorables” para los próximos meses y sostuvo que “muchos de los fantasmas que sobrevolaban” en los primeros meses del año, como la expectativa inflacionaria, “han desaparecido”. Hizo un balance de gestión del primer semestre del año poniendo el acento donde el Gobierno más le gusta verse reflejado: “los éxitos” que muestran los números macroeconómicos.

También aseguró que en el primer semestre de este año se recuperaron las reservas con las que se pagó la deuda al FMI y hoy tienen 27 mil millones de dólares, “exactamente lo mismo que teníamos cuando le pagamos cerca de 10 mil millones”. Un “éxito” que, según Fernández, se logró “sin alterar en nada el modelo económico que se funda en una moneda competitiva, que permite exportar y acumular reservas. Hemos sido muy firmes en la tarea de desendeudarnos”, insistió.

Pero las constantes apelaciones comparativas de Fernández en relación al pasado reciente y los cuestionamientos a la interpretación de los legisladores sobre las ejecuciones de las partidas presupuestarias provocó la reacción de la oposición. El primero en exponerla fue el jefe de la bancada de la UCR, Fernando Chironi. “El kirchnerismo debería hacer una autocrítica. Lo hemos hecho en el recinto, el Senado y esta última Convención (de Rosario). Pero hay una persistencia en atribuirle todos los males al radicalismo como si algunos hubiesen estado en Marte. En castellano eso se llama hipocresía”, le reprochó Chironi al jefe de Gabinete.

Pero el diputado de la UCR también hizo su propia recopilación histórica leyendo recortes del diario Austral de Río Gallegos. Repasó el respaldo de Kirchner, como gobernador de Santa Cruz, a la reelección de Carlos Menem; el “apoyo a la privatización de YPF” y la defensa del Pacto de Olivos. Tampoco olvidó rescatar el enjuiciamiento a las juntas militares de la última dictadura y cuestionó el cambio en el prólogo del libro Nunca Más, editado por la Conadep, “que el peronismo se negó a integrar”.

A su turno, Jorge Sarghini se quejó de la “soberbia” de Fernández, aunque aclaró que “defendemos a rajatabla los pilares de la política económica, de la que hasta nos sentimos parte fundante”, para dejar claro su pasado duhaldista y su apuesta futura a la candidatura presidencial del ex ministro Economía Roberto Lavagna. El representante del bloque Justicialista Nacional pidió explicaciones sobre si el aumento en las jubilaciones que dictaminó la Corte Suprema iba a ser financiado con los 10 o 12 mil millones de superávit de la Anses y reclamó una nueva ley de coparticipación para retrucar el concepto vertido por Fernández sobre que no existen provincias deficitarias: “En la provincia de Buenos Aires existe un proyecto para financiar un déficit de 1000 millones de pesos violando la Ley de Responsabilidad Fiscal”, aseguró.

Eduardo Macaluse, en nombre del ARI, criticó el “nivel del debate” como “un espectáculo lamentable” e insistió que de esta forma no se cumplía el objetivo para el que se había convocado al jefe de Gabinete. Se preguntó si “el Gobierno ve la gente revolviendo los tachos de basura o caminando para ahorrarse el viaje porque no le alcanza lo que gana”, para luego pedir explicaciones sobre las urgencias del oficialismo por pagarle al FMI o mantener un superávit fiscal mientras no se resuelven las necesidades sociales y terminar comparándola con la política económica de Carlos Menem. Luego cargó contra la falta de respuestas de Fernández al cuestionario presentado por su bancada. Entonces, Macaluse anunció que su bancada se retiraría del recinto en desacuerdo por la metodología, que ni siquiera “permite repreguntar al ministro”.

Nora Ginzburg, del PRO, hizo gala de su postura ideológica para criticar a Luis D’Elía por “violar la propiedad privada en una provincia y antes había tomado la comisaría de La Boca, que el Gobierno premió con la secretaría”. Luego se refirió a los argumentos “conspirativos” de la defensa del agua que es imposible económicamente bombear y se preguntó “si el problema es la nacionalidad de (Douglas) Tompkins”. También acusó al Gobierno de “meter terror” ante la marcha convocada por Blumberg, con el argumento de que se trata de “la derecha recalcitrante y de la secta Moon”.

El cierre estuvo en manos del filo oficialista José María Díaz Bancalari y del jefe de la bancada oficialista, Agustín Rossi. Ambos criticaron los argumentos opositores y repudiaron la actitud del ARI de dejar el recinto. Lo mismo hizo Fernández. Recordó que la última vez que estuvo en Diputados fue por una denuncia presentada por (Elisa) Carrió y el propio Macaluse, “y ahora que vengo se van ellos”.

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El jefe de Gabinete, Alberto Fernández, se molestó por la demora en el inicio de la sesión.
 
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