EL PAíS › UNA INAUGURACION CON SABOR A CONCERTACION K

Discusión nacional y federal

 Por W. P.
Desde Mar del Plata

De punks a gauchos. De funcionarios de cultura de todas las provincias a militantes de movimientos piqueteros de base. Un público heterogéneo colmaba el auditórium de Mar del Plata, junto a la playa, cuando la senadora Cristina Fernández de Kirchner hizo su entrada. “Me sorprendió que nunca hubiera habido en la Argentina un espacio de discusión de carácter nacional y federal. Es un tema que siempre se tocó desde una elite”, sostuvo la primera dama, que compartió la inauguración oficial del Primer Congreso Argentino de Cultura con el gobernador bonaerense Felipe Solá, el jefe de Gabinete, Alberto Fernández; el secretario de Cultura, José Nun y el anfitrión, el intendente radical Daniel Katz. “Cada vivienda popular que se construya de ahora en más contendrá una biblioteca”, reiteró Nun.

Esta vez le tocó el turno de las bromas a Solá, quien chanceó a Nun con lo extenso de su discurso. “Voy a ser breve, traje 14 páginas”, dijo. “Me toca hablar entre Nun y la compañera Cristina Fernández. Es más difícil esto que recular en chancletas. ¿No me creen? Pruébenlo”, siguió y repartió elogios entre el panel: aseguró que “el jefe de Gabinete, por suerte, es un hombre culto” y confesó: “Soy un fanático cholulo de Pepe Nun”.

“El Estado debe impulsar la cultura, porque este país sufrió un vendaval. La salida está basada en una búsqueda del pueblo de sus propios elementos de cultura”, explicó el gobernador, quien citó a Juan Bautista Alberdi y Domingo Faustino Sarmiento. Se refirió a la preocupación por la falta de población de ambos autores. “Fue la cultura la que hizo que la Argentina sea Nación”, planteó Solá, quien regaló: “Estamos construyendo un nuevo país con el viento que sopla desde el 25 de mayo de 2003”.

“Acá se propone algo diferente, no negar sino ampliar la cultura”, afirmó, a su turno, la senadora. “Por un lado, aparecía la cultura artística y, por otro, los componentes sociales. Yo quiero proponer otras dos dimensiones: una, la modificación que la cultura ha tenido en las industrias culturales, y dos, la resistencia de la cultura a la globalización en su carácter bifronte”, se explayó.

“Las industrias culturales surgen en la escuela alemana con un carácter negativo”, planteó en alusión a la Escuela de Frankfurt. “Pero para el setenta y el ochenta, cobró otro valor por su incidencia en la economía”, aseguró la senadora, quien mencionó que la industria cultural estadounidense produce el 6 por ciento de su PBI. “Disculpen los números, pero me resisto a dejarles la economía a los economistas. Cada vez que lo hemos hecho, nos ha ido muy mal”, planteó. En tiempos de campaña, la frase hubiese sonado a una alusión al posible candidato y ex ministro de Economía, Roberto Lavagna.

“La cultura es bifronte, como el dios Jano. Uno, con un creciente cosmopolitismo, una suerte de ciudadanía universal fundada en los derechos humanos y otra cara que mira a la cultura como una resistencia de lo nacional a la globalización”, explicó.

La senadora volvió sobre la idea de “nacional y federal” y planteó las diferencias culturales en el país. “No hablo de interior porque no considero que la ciudad de Buenos Aires sea el exterior, pero hay diferentes percepciones culturales”, dijo la primera dama. Y ejemplificó, mientras el jefe de Gabinete sonreía. “Alberto se enojaba cuando le decía esto que les voy a contar, pero en la Capital, para enterarse del clima, se escucha al informativista en la radio. Y si se equivoca, uno termina mojado. En cambio, cruzando la General Paz salimos, abrimos la ventana, construimos nuestra propia impresión”, destacó. “Alberto después me confesó que se enojó porque se vio todas las mañanas prendiendo la radio”, sostuvo la senadora.

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