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La peronista Inés Pérez Suárez no recordará el día de ayer por su jura como diputada. Pero no porque ese acto haya sido una mera formalidad para culminar una suerte de pase de magia que le permitió asegurarse una banca durante los próximos tres años, sino porque un rato antes un grupo de gente la escrachó en un restaurante de enfrente al Congreso y le hizo atragantar la ensalada que estaba almorzando al grito de “ñoqui” y “que se vayan todos”. “No he cometido ningún delito. Es legal. He sido votada por la gente. No está reñido con la ética”, se defendió Pérez Suárez ya dentro de Diputados a propósito del modo en que consiguió la banca por la cual juró. El punto es que Pérez Suárez ya tenía una banca con mandato hasta el 2003, pero como el año pasado fue segunda en la lista que permitió el ingreso del secretario de Turismo, Daniel Scioli, a Diputados, optó por jurar en su reemplazo de modo de garantizarse el lugar por dos años más. Junto a Pérez Suárez, quien juró por “Perón, Evita y los humildes de mi Patria”, juraron también Diego Santilli y Horacio Fernández. El primero lo hizo para ocupar la banca que justamente dejó libre Pérez Suárez –que originalmente pertenecía al titular de la SIDE, Miguel Angel Toma– y el segundo, en lugar del ministro del Interior, Jorge Matzkin.