EL PAíS › CAVALLO EXPLICO EN CHOLILA, PATAGONIA, POR QUE PIENSA QUE LO ECHARON

En la hostería de Máxima y el príncipe

 Por Claudio Scaletta

“Cavallo, verdugo, andate”, habían escrito en el cartel que anunciaba a los viajeros el nombre del pueblo. La noticia de la presencia del hombre que tuvo en sus manos los destinos económicos de la Argentina había conmovido a Cholila, un pequeño poblado rural en las faldas de la cordillera patagónica, a casi 2000 kilómetros de Buenos Aires. A orillas del lago, en la hostería de pescadores El Pedregoso, Cavallo seguía mascullando entre sus íntimos la conspiración que lo eyectó del Ministerio de Economía junto con todo un gobierno: la “guerra de guerrillas” que desde su entrada al gobierno de Fernando de la Rúa le jugó el partido radical y a la que se sumó, luego de las últimas elecciones, un sector del peronismo. No faltó quien se atreviera a preguntarle por su empecinamiento en mantener la convertibilidad. Cavallo no se irritó. Sin inmutarse respondió que, en realidad, él también quería llegar a un tipo de cambio flotante.
Se lo veía circunspecto, aunque sosegado por el aire de la montaña y rodeado de sus afectos. Estaban su madre, su hija, su yerno y la inseparable Sonia. También viajó con ellos la enfermera de su madre y recibió la visita de otro de sus hijos. Algunos pobladores dijeron que se encontraba en el campo Los Murmullos, perteneciente a una familia con intereses en el negocio de medicamentos. Sin embargo, fue descubierto pescando en el lago Cholila. Había elegido para hospedarse la misma hostería en la que la princesa inminente, Máxima Zorreguieta, y el príncipe de Holanda recibieron el año 2000. La avioneta que utilizó para trasladarse a la Patagonia fue un Cessna Citation que abandonó la zona hace 7 días y, según datos obtenidos en el aeropuerto de Bariloche, donde las aeronaves de pequeño porte deben reabastecerse de combustible, su matrícula sería LV WGY y pertenecería a la firma Sofor SA.
Dicen que a Cavallo no le molestaron las inscripciones en su contra. No es la primera vez que recibe el repudio público. Apenas dejó el gobierno viajó a San Martín de los Andes, donde el Concejo Deliberante no tardó en declararlo persona no grata. Además, según cuentan sus allegados, se siente no sólo incomprendido, sino víctima de una conspiración. Su principal enemigo fue la “izquierda” radical, que desde su ingreso al ya debilitado gobierno de Fernando de la Rúa le jugó “una guerra de guerrillas”. Los líderes de la conspiración fueron Leopoldo Moreau y Federico Storani y, con un comportamiento más errático, también Raúl Alfonsín. Además, perdidas las elecciones del 14 de octubre, se produjeron algunas alianzas espontáneas que sumaron al complot a muchos gobernadores. Según la reconstrucción de Cavallo, la unión fue gestada con el aporte de un “cerebro económico”, el del economista Roberto Frenkel, quien alguna vez también formó parte del equipo de Juan Vital Sourrouille. Frenkel habría sido el autor intelectual del plan económico de los conspiradores destinado a subvertir la convertibilidad y, en este papel, ideólogo de la devaluación.
Sin embargo, al momento de rememorar lo sucedido en la economía desde la aplicación del déficit cero, Cavallo volvió a dejar de lado el deterioro estructural del aparato productivo y a insistir, quizá como mecanismo de defensa psíquica, en que fue víctima de las malas jugadas políticas. A pesar de todo concedió que la rigidez del tipo de cambio se había vuelto un problema que él mismo trató de solucionar transitoriamente mediante el factor de convergencia y los planes de competitividad. Insólitamente, el ex ministro señaló que su objetivo era ir hacia un tipo de cambio flotante, pero que antes resultaba imprescindible llegar al déficit cero para evitar que la flotación se traduzca en inflación.
Cavallo no quiso hablar de bancos. Sin embargo, resulta paradójico que el lugar elegido para pasar de incógnito haya sido precisamente Cholila. El poblado de poco más de 200 habitantes fue a principios de siglo escenario de una de las historias más pintorescas de la Patagonia. Allí se refugió el conocido asaltante de bancos Butch Cassidy, acompañado por elresto de su banda, los también célebres Sundance Kid y la bella Etta Place. El trío vivió tranquilo hasta que su paradero fue descubierto por la agencia de detectives Pinkerton. Al margen de la paradoja cabe recordar que, a diferencia de Cavallo, a los bancos Butch Cassidy los robaba. También que sus problemas no serán ocasionados por la agencia Pinkerton, sino por los más cercanos tribunales locales. Y si de una conspiración en su contra se trata, los rumores que se escuchan en Comodoro Py repiten que, tras el fin de la feria judicial, vendrán días agitados. Se habla de que “una caja” con documentación sobre el affaire IBM-Banco Nación en poder de la Side comprometería seriamente al ex ministro. También que la investigación sobre el escandaloso megacanje de deuda de julio pasado, que en su momento investigó la fiscalía federal 10, podría recuperar su perdida dinámica.

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