Con el lema “Pan, trabajo y justicia” una multitud de fieles de San Cayetano se congregó ayer en el santuario ubicado en el barrio de Liniers. Quienes se encontraban en la fila “lenta” debían esperar hasta seis horas para posar las manos en la vitrina que contiene el santo del trabajo. Los de la fila “rápida” entraban antes a la iglesia pero debían conformarse con ver la imagen desde lejos. Todos eran asistidos por 800 scouts y 1200 voluntarios laicos. “Nadie me apura, estoy viejita pero mi fe es joven”, dijo Dionisia Pérez, de 82 años, mientras aguardaba su turno. Durante el día de ayer, 200 sacerdotes escucharon confesiones, bendijeron objetos y recibieron donaciones para Cáritas. “Los peregrinos le rezan al santo porque les dio trabajo o porque los ayuda, pero también piden por un país más justo y solidario”, aseguró Gerardo Castellano, párroco del templo. Además, adelantó que la jornada de celebración podría extenderse porque muchos fieles llegarían durante el fin de semana.