EL PAíS › “LOS QUE HABLABAN DE PERON PERO IBAN CON LA THATCHER”

En las vueltas del peronismo

–Ya no se menciona tanto a Perón en los discursos...

–Lo más importante que ofrecieron Néstor y Cristina es que ya no se trata de una discusión sobre figuras sino de una discusión política colectiva, como a mí me gusta. Dejaron de mencionarlo a Perón en los discursos pero empezaron a ejecutar políticas que a tipos que venimos del peronismo nos gusta que se ejecuten. Políticas que tienen que ver con el pensamiento de Perón y no con ese discurso de los que picotean con Perón y después terminan laburando en una organización internacional a la que pertenece Margaret Thatcher.

–¿Eso lo dice por el menemismo?

–Sí, sí. Yo nunca me definí como “progresista”, soy peronista, nunca me puse ropa que no me pertenecía, reconozco muchas de las políticas reivindicadas, fui uno de los primeros que arrancó con la diversidad y uno de los mentores del matrimonio igualitario, pero no desde el “progresismo” sino desde el amor a la libertad.

–¿Cómo pudo el peronismo entrar tan fácil en el menemismo?

–No soy muy amigo de los análisis contrafácticos. Hoy se ve todo junto, y en ese momento era muy difícil darse cuenta o salirse de una situación en la que herramientas neoliberales que podrían haber sido utilizadas oportunamente fueron tomadas como ideología y el resultado final fue oprobioso para la sociedad. Yo me siento ahora con este gobierno más representado que nunca, por eso es muy claro dónde me paré desde el 2003. Yo hice campaña por Néstor Kirchner desde el primer día, y cuando ganó le dije: “Vos no me debés nada, yo amo el peronismo y creo que la Argentina tiene que producir un cambio y el único tipo que lo puede producir sos vos, entonces yo me siento halagado de estar acompañándote, me siento orgulloso de estar a tu lado”. A mí me asombraba la determinación de Néstor, me encantaba lo que proponía y me encantó cuando lo definió el mismo día que asumió: “No voy a dejar las convicciones en la puerta de la Casa de Gobierno”, y no las abandonó en ningún momento. Un día me llama, siendo ministro del Interior y me dice: “Vamos a grabar en un rato un mensaje, voy a pedir el juicio a la Corte”. Le debo haber puesto una cara rara... me dijo: “¿Te asusta?”. “No, no me asusta, lo que te pido es que me digas que no volvemos para atrás”. “Nunca –me dijo–, ¿qué es el poder?, ¿los granaderos, el helicóptero, la quinta de Olivos? Si eso es el poder me voy a mi casa.”

–Había un proceso de reflexión en el peronismo después del menemismo?

–No sé... esas cosas no se dan como si fuesen congresos, eso se va dando con un proceso lógico, y el proceso es tan lógico que en el 2001, después del “que se vayan todos”, en el 2003 salimos por la política, porque votó más gente que nunca. Porque la gente siguió creyendo que la salida era la política, no había otra alternativa. Y eligió a quien podía hacerlo. Eso del 22 por ciento no es verdad porque en la Argentina para ser presidente tenés que tener más que el 50 por ciento y Menem no se presentó a ballottage porque sabía que perdía, que Néstor tenía más del 50 por ciento de aceptación para hacer lo que hizo y cumplió. Así que no me equivoqué yo tampoco al elegir. Sabía que era un tipo que tenía muy claro adónde ir y el camino que había que tomar para llegar.

–¿El menemismo fue una anomalía en la historia del peronismo o es algo que puede repetirse?

–La política es de los hombres, no sé qué es lo que va a pasar. Y yo pertenezco a un sector que ha demostrado claramente cuál es su visión y estoy convencido de que ese sector va a seguir gobernando y profundizando este modelo que garantice que se morigeren las desigualdades, que haya trabajo para todos, que puedas proyectarte sabiendo que tenés una movilidad social ascendente garantizada, que hay igualdad de oportunidades de educación, que podamos seguir creciendo en todo lo que fueron los cambios estructurales realizados durante estos años con resultados positivos.

–Duhalde se plantea como el otro candidato peronista...

–Duhalde pasa por una situación horrible. A mí me da mucha pena porque yo vengo de ahí, no lo niego. Yo recuerdo que viajé con él en agosto o septiembre de 2002 a Brasilia y tuvimos una charla a solas en su habitación, y yo le preguntaba por qué no se presentaba como candidato. Y me dijo: “Dejate de joder, yo soy el pasado, busquen gente nueva”. Y él es el pasado, su discurso es el pasado, su concepto de la política es el pasado, su visión de lo que puede suceder en la Argentina es el pasado, por eso llega hasta a romper tradiciones de la política argentina como que un argentino en el exterior no habla de política doméstica. Duhalde se fue a Estados Unidos, supuestamente a Harvard (debe haber sido una pizzería que se llama Harvard), y desde ahí fustigó al Gobierno para tener algún tipo de ventaja. Presagia algunas cosas so pretexto de que tiene derecho a decirlo porque ya viene anunciando que estas cosas terminarían sucediendo. Y la verdad es que terminó siendo el motorizador de las situaciones que sucedieron, por ejemplo en Constitución, donde sus adláteres motivaron que hubiera un conflicto para convulsionar y la realidad es que esta sociedad no se lo acepta.

–¿No tiene peso en el conurbano?

–Cero, ningún peso.

–El dice que mide 7 puntos pero que en campaña llega a los veinte puntos y que Cristina cae a 30, con lo cual entraría al ballottage.

–No sólo no va a entrar al ballottage, tengo mis serias dudas de que sea candidato. Y Cristina tiene muchas posibilidades de ganar en primera vuelta. Ni le discuto a Duhalde, es su posición, que es una posición horrible, junto a lo peor de lo peor, y reivindicando situaciones que son oprobiosas para el pueblo argentino como largar su candidatura el 20 de diciembre que fue un cachetazo a todos los argentinos.

–Usted dijo alguna vez que era duhaldista portador sano... ¿cómo vienen los últimos análisis?

–No, no, ya está. Eso fue hace muchos años, cuando uno dejaba de pertenecer a un sector sin renegar de ese sector. Yo no reniego de lo que hice, soy el ministro más viejo, acabo de cumplir nueve años en ministerios, a mí me gustó acompañar en un momento difícil de la Argentina pero no tengo nada que ver con este Duhalde que se presenta haciendo papelones. No tiene oportunidades, está lejísimo.

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Imagen: Dafne Gentinetta
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