EL PAíS › UN REIVINDICADOR DE ALFREDO ASTIZ

Compañeros de voley

 Por Alejandra Dandan

Ramón Antonio Arosa fue la persona a quien la Cámara Federal de Apelaciones le pidió archivos y documentos y personal para declarar con el regreso a la democracia. Y quien aportó testigos y recibió reprimendas de los marinos cuando varios quedaron detenidos. El fiscal Pablo Ouviña desempolvó viejos papeles del expediente y le recordó además resoluciones firmadas por él en respuesta a algún requerimiento de la Justicia militar en el que aparecen listados con nombres de alias y nombres reales de los represores. Sobre ese punto, y los archivos que pudieron haber servido de base de esos listados, preguntaron el fiscal y Myriam Bregman, de Justicia Ya!. El marino no recordó nada.

Ouviña siguió con Alfredo Astiz. ¿Lo conoció? “Lo conocí cuando no había entrado a la Escuela Naval porque es hijo de un oficial de marina también, jugábamos al voley en la playa de oficiales de la base naval de Puerto Belgrano”, explicó. “Después ingresó a la Escuela.” Arosa escribió sobre él en un libro que se llama De Constitución a Retiro, un juego de palabras que tiene un correlato con su carrera militar. En ese libro dijo que la Armada procedió mal con Astiz. “Lo que yo conozco de Astiz es que como era joven fue asignado a una tarea de inteligencia que cumplió exitosamente, es decir –aclaró–, debía buscar información ocultando su identidad... Tiempo después a alguien se le ocurrió enviarlo a cumplir otras tareas al exterior... se encontró con viejos ex conocidos que se dieron cuenta de cuál había sido la participación...”

Los puntos suspensivos son eso: sus silencios. Las dudas o las medias palabras con las que fue reconstruyendo el relato. ¿Qué quiere decir exitosamente?, le preguntaron. “Alguien que cumplió una orden, pero tendría que no haber aparecido nunca más en escena.”

Las preguntas se fueron de ese punto y luego volvieron. El almirante reconoció que por información interna supo que esas tareas exitosas se habían cumplido en “infiltraciones” en la Iglesia de la Santa Cruz. Y además dijo que se acordaba bien porque sus hijos habían estudiado cuatro años en el colegio de los curas. Cuando le preguntaron si supo qué pasó con esa gente, como en el resto de las cosas dijo que no. Rodolfo Yanzón, de la querella de Kaos, se negó a hacerle preguntas: “A una persona que habla de guerra y de operación de inteligencia en este juicio oral y público me abstengo de hacerle cualquier pregunta”.

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