EL PAíS › VIEJOS Y JóVENES MEZCLADOS EVOCARON LA HISTORIA DE EVITA

Emoción a la luz de las velas

Las pantallas gigantes reproducían tramos de los discursos de Eva. Los más grandes se retrotraían a su propia historia; los más jóvenes la descubrían y resignificaban en el presente. Sobre la 9 de Julio, cientos de velas enmarcaban la ceremonia.

 Por Alejandra Dandan

Y de pronto ella se presentó como odontóloga. Como si con eso intentara decir algo más sobre esa celebración pagana que elevaba a Evita como a una santa. “Es que para mí la boca tiene algo de universo simbólico, la boca es donde se construyen las relaciones sociales, desde donde se come, se ríe, desde donde se puede besar.” Y esas bocas, las de la procesión desplegada en la 9 de Julio, entre los bulevares que entornaban la consagración de las imágenes de esa Eva monumental, en las monumentales paredes del edificio de Desarrollo Social, eran las bocas que para Alejandra Angles hablan de políticas sanitarias, de hospitales públicos de puertas abiertas, de un territorio de inclusión.

Alejandra llevaba del brazo a Nacho, cineasta, conmovido porque pocas cuadras atrás había visto a un pibe ante una de las esculturas de Eva que le dijo a su madre: ¡Mirá! ¡Mirá mami, mirá! ¡Que linda que está! “Te regalo esa escena –dijo Nacho, de pronto–. ¡Si la cosa esta así, pobres gorilas, ya hay una nueva generación que la lleva adentro!”

Los dos se perdieron del brazo entre las velas esparcidas en medio de la avenida. Los que sostenían las velas estaban ahí, escuchando reproducciones de época. Tramos de los discursos de Eva Perón repetidos como mantras en pantallas gigantes. Velas entre las banderas de las agrupaciones políticas. Militancia Social, JP Compañeros, las monumentales telas de la UPCN-CGT. Las grafías de La Cámpora. En el medio, Hugo Labat, un obrero de Avellaneda, tenía una vela como si estuviera en “una misa de verdad”, como lo dijo. Un vendedor de llaveros murmuraba convencido de que nunca iba a vender las tres únicas imágenes de Eva y Perón. Que las que más salían eran imágenes de un pingüino y las caras de Cristina Fernández, como en todas la concentraciones desde el último 25 de Mayo. A unos pasos, la cara de “El Néstor” miraba fijo desde una pancarta de la Agrupación Corriente de Pensamiento CFK 2011 del grupo Kolina. Un remisero de Ezeiza se compró un llavero de Néstor Kirchner y la familia Rosso se apuró a conseguir otro para su colección. “Mirá, a mí me encanta el folclore peronista”, dijo Ana de Rosso, de Viedma, encantada y autodefinida como de las primeras que alojó a los Kirchner en 2002. “Tengo el primer pin en que aparece la K, que no lo tiene nadie, y ahora me llevo otro para ponerme en el guardapolvo, porque soy maestra.” A su compañero Eduardo le lagrimearon los ojos. “Venimos a esto dijo: Eva es la fuerza del peronismo que ya pertenece al pueblo, es una matriz cultural y ya no es una bandera.”

La mezcla de banderas y rituales parecía acercar alguna de las palabras del cineasta. “Esto tiene algo de fiesta pagana”, decía Nacho más temprano. “Tiene algo de ritual caótico y no como un dogma sino como un modo de mirar las cosas, y Eva aparece en este contexto con algo de santa plebeya.”

Entre los obreros de Avellaneda, los velones parecían celebrarlo. El acto breve, estructurado por una organización metódica, definida desde el escenario con tiempos cortos, rutinas y las proyecciones que iban hacia atrás, las imágenes en blanco y negro, las escenas del día del funeral, la voz del locutor que volvía a anunciar la muerte. Y en el medio de todo, el ritual parecía cumplirse lentamente como una práctica ya ensayada.

Un español, inconfundible por su acento, decidió abrazarse con los obreros. De anteojos oscuros, una bandera argentina en el pecho y la foto de Eva le pedía a su vecinos hacerse una foto. “Y si puede poner esto en su periódico, póngalo –pidió entonces José Rodríguez Velazco–: diga que es una vergüenza lo que los españoles están haciendo con los argentinos. Yo estoy aquí porque he venido a agradecer, porque en el 47 cuando mi país estaba en la pobreza y el hambre, Eva Perón estuvo 17 días recorriendo España para ofrecer trigo, carne, porque no importaba Franco, lo que importaba era que el pueblo tenía hambre.”

A las 20.25 se escuchó la noticia de la muerte de Eva. Las pancartas se enderezaron. Entre ellas estaban las de las agrupaciones de los intendentes del conurbano. Lomas de Zamora, Berazategui, Lanús. “Estamos reemocionados”, dijo María Fernanda Marti. Se veían banderas de Los descamisados, Corriente Peronista. Cristina Fernández había tomado la palabra. Habló de la idea de los monumentos, de Cuba, de la Plaza de la Revolución y la figura del Che. “Para mí es como volver a ser niña”, dijo entonces una joven de La Cámpora y explicó que milita desde hace pocos meses porque es hija de una madre victima del terrorismo de estado, que “por eso no quise militar hasta ahora, porque la militancia me había llevado demasiado”. “Hablar de Eva es como hablar de alguien que está acá cerca”, sigue Amaray Cochero. De algo conocido, explicó y ya no dijo más.

Compartir: 

Twitter

Cristina Fernández de Kirchner fue la única oradora del acto.
Imagen: Pablo Dondero
SUBNOTAS
 
EL PAíS
 indice

Logo de Página/12

© 2000-2022 www.pagina12.com.ar | República Argentina | Política de privacidad | Todos los Derechos Reservados

Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux.