EL PAíS › EL TEXTUAL DE LA CARTA

“Pablo Belluscio volvió vivo”

“Yo, Gustavo Alfredo Roque Belluscio, quisiera expresar cuáles creo que fueron los motivos que a mi leal saber y entender permitieron recuperar salvajemente lastimado pero con vida a nuestro amado hijo Pablo Martín Belluscio.
1 Por la exclusiva voluntad de Dios Nuestro Señor.
2 Por la intercedencia de la oración de miles de personas por Pablo en todo el mundo.
3 Por la solidaridad extraordinaria de los medios de difusión.
4 Por la solidaridad de familiares directos, hermanos, tíos, etc., de una cantidad de amigos.
5 Al esfuerzo solidario de una infinidad de personas amigas y conocidas de todo este equipo de tareas de trabajo pro salvación de Pablo con vida, que trabajó incansablemente días y noches enteras para realizar la descomunal tarea de difusión de nuestra terrible circunstancia por todos los rincones del país y de otros lugares del mundo.
6 A las gestiones de muchas otras personas desconocidas que fueron víctimas directas o familiares de víctimas de la inseguridad reinante desde hace algunos años en un país (el nuestro) con sus mecanismos naturales de seguridad completamente desbordados; estos valientes compatriotas incorporaron generosamente la causa de Pablo como lo que verdaderamente es ‘una más de muchas’.
7 A la maravillosa reacción del pueblo argentino en general demostrando una capacidad de unión y de comprensión de la fuerza del grupo traduciéndose esto en dos fuertes expresiones pacíficas, pero contundentes apuntadas a los organismos naturales de defensa de los estados civilizados, estas expresiones fueron una saturación de e-mail de pedido de informes sobre el caso Belluscio tomando como bandera y son sólo como caso particular y su segunda pero no menos potente reacción fue la organización de un ‘cacerolazo y bocinazo’ sincronizado al que el pueblo respondió y ya tengo ofertas de que, si no se va realmente hasta el fondo en este caso, se viene un tercer cacerolazo mucho mejor organizado.
8 Porque hubo y hay hombres de talla, inteligencia y valentía propia de héroes, valga a modo de ejemplo el Excelentísimo Señor Presidente de la Nación Néstor Kirchner y el extraordinario Ministro de Justicia Dr. Gustavo Beliz, que lejos de sentirse atacados en lo personal registraron la autenticidad de nuestra denuncia de falta grave de seguridad en nuestro querido país, y con mucha hombría y coraje de nuestra clase de gente que son decidieron abiertamente confirmar este desagradabilísimo pero realista diagnóstico de la realidad que muchos argentinos pusimos de manifiesto. Ellos son gente claramente sensible, inteligente y operativa que saben que el pueblo argentino no sólo no los considera sus enemigos, sino absolutamente lo contrario, sus más encarecidos aliados contra esta ignominiosa ola de crimen y violencia inusitada. Ellos no esquivaron la realidad (como solían hacer antiguamente muchos políticos ‘la vieja usanza política de minimización y un astuto golpe emotivista cuya única eficacia concreta es distraer la atención hacia otro lado, pero sin hacer realmente mella en la causa de los problemas’), no, estos dos hombres no hicieron esto, sino todo lo contrario, se muestran absolutamente dignos, operativos y honestos, como para no disimular por conveniencias políticas ‘el auténtico horror’ al que estamos expuestos muchos de los ciudadanos de bien y particularmente los del Gran Buenos Aires (por ser ésta una zona demasiado extensa y difícil de cubrir), mi apoyo incondicional a estos dos notables hombres y a su concreta e inmediata reacción que en muy pocos días ya produjo resultados concretos. Sería imposible mencionar a tantos argentinos de bien, pero expreso mi reconocimiento y admiración al heroico trabajo que sin duda realizaron y realizan por ejemplo los investigadores ‘de campo’ de la DDI de la zona exponiéndose en cuerpo y alma para proteger a sus conciudadanos. Gente como ellos me devuelven la confianza en los políticos, me siento en manos adultas que no eluden los verdaderos problemas sino todo lo contrario los atacan, esto me hace recuperar algo de esperanza en este bendito y amado país, nuestra República Argentina.
9 El habernos visto como familia lamentablemente obligados a ‘acordar’ con estos sádicos perversos unos altísimos honorarios por el ‘generoso servicio’ de no seguir mutilando más a nuestro hijo, teniendo que lograr por nosotros mismos, solos y en medio de una inhumana tortura (no protegidos por las instituciones de nuestra nación, por impotencia, no porque desearan desprotegernos), el ver no sólo cómo estos perversos enviaban partes de nuestro hijo, sino que también al mismo tiempo teníamos que sobreponernos y ocuparnos de liquidar a precio de feria americana los bienes que a una familia argentina llevó tantos años y generaciones de trabajo conseguir, todo para que finalmente unos tipos nos robaran los miembros de nuestro hijo y casi nuestros bienes frente a las narices mismas de los policías de investigaciones que convivían con nosotros en casa, ‘irónicamente’ para protegernos y que ‘no nos robaran’ el dinero destinado a los ‘ladrones amputadores extorsivos’, aunque sí entiendo la parte razonable de esta lógica iniciativa policial, también quiero destacar la ‘irrazonable’ circunstancia social que esto significa, es el más amargo ejemplo de desacierto colectivo, el hecho de que quienes deben protegernos se tengan que limitar a proteger el patrimonio que realmente ‘ya pertenecen a los verdaderos ladrones’ y no más a nosotros.
10 Como consecuencia del pago que nosotros solos como familia, más amigos, pudimos reunir, fue que los sádicos lo tomaron, esto lo entregamos en medio de disimulada custodia policial la cual según ‘miserables palabras’ (miserables sí, pero no es la de ellos una incorrecta evaluación de los riesgos reales del país, era bueno que ellos estén allí) de los investigadores era para que no nos asaltaran en el camino, léase para que no nos asalten otros y todos (incluso nuestra familia) nos aseguramos que si nos asaltara desgraciadamente los que necesitábamos que nos asalten.
11 Porque a los secuestradores se les dio la gana de devolvernos a Pablo vivo (realmente por la gracia de Dios), si hubieran querido podrían haberlo matado. Todo esto de la inacción fue y coincido con ellos para proteger la vida de Pablo. El cual vino vivo solo y realmente por la gracia de Dios. Pero cercenado. No pudo ser protegido ni por los investigadores, ni por nada que ninguno de nosotros pudiera haber hecho. Pero asumamos la realidad, hubo una crueldad inhumana y atroz, nadie tiene derecho a decir ni debe decir que esto terminó y mucho menos que terminó bien.
Este caso, señores compatriotas, está saliendo mal. El hecho maravilloso y milagroso de que Pablo volvió vivo no significa de ninguna manera que este caso ‘terminó’; no, señores, esto recién empieza, hay que terminar con los que causan esto y no sólo con las devoluciones de las víctimas en cuotas, la victoria de tan sólo algunos de los secuestradores ahora con más plata y recursos, gesta en estos momentos la próxima víctima, hay que detenerlos, hay que encontrar a estos sujetos, la plata no se debe perder por el camino, y no debe permanecer al servicio del crimen, el seguimiento de esta es realmente el mejor camino hacia responsables de estos vandálicos actos, demos un breve tiempo a las autoridades para dejarlos terminar a fondo el caso, no los juzguemos por anticipado.
Presumo que las palabras expresadas en los medios de comunicación por el ministro de Seguridad bonaerense J. J. Alvarez y el comisario general Angel Casafús de que este horroroso caso terminó bien se deben a una referencia acotada sólo a que Pablo volvió milagrosamente vivo, lo comprendo, quiero imaginar que son humanos y que realmente festejaban con la alegría de cualquier argentino el retorno de un hijo de la patria lastimado pero vivo, pero me resisto a creer que estos hombres realmente den por terminado el caso, falta atrapar gente, y ya está en ellos el demostrarles a los demás argentinos que no es verdad que debemos los padres y madres de esta Nación REMUNERAR A LOS MUTILADORES DE NUESTROS HIJOS, encuentren y sáquenles la plata aunque más no sea para incendiarla,pero que laven el honor de nuestra querida Nación ante nuestros compatriotas y ante el mundo, y que en lugar de festejar pidan disculpas a nuestra familia y especialmente a nuestro amado hijo Pablo, y con ello a todos los argentinos de bien.
Confío en Dios, confío en el país, confío en las autoridades. Estoy seguro de que las autoridades a cargo estarán a la altura de las circunstancias. Los argentinos hemos crecido, compatriotas, no lo duden, sólo miramos hechos concretos, no promesas incumplidas.”

Alfredo Gustavo Roque Belluscio

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