EL PAíS › EMANUEL ALVAREZ AGIS, EX VICEMINISTRO DE ECONOMIA, Y LAS CONSECUENCIAS DEL AUMENTO

“Traerá recesión e inflación”

El ex vice de Axel Kicillof en la última gestión económica analizó las consecuencias económicas del ajuste de las tarifas eléctricas. El impacto en el consumo, la actividad económica y las “inconsistencias” de un plan económico, a su juicio, “sin futuro”.

 Por Raúl Dellatorre

“El impacto que veo es un horizonte de recesión y mayor inflación”, sostuvo, contundente, el ex viceministro de Economía (hasta el 10 de diciembre pasado) Emanuel Alvarez Agis. El economista, el más estrecho colaborador de Axel Kicillof, aceptó responder a las preguntas de Página/12 sobre las consecuencias que prevé que podrá tener el fuerte volantazo que el gobierno actual decidió dar en materia de tarifas eléctricas. “A nosotros nos faltó avanzar en la reducción de los subsidios en Capital Federal y Gran Buenos Aires, pero porque teníamos en cuenta una serie de cuidados sobre las consecuencias sociales de subir las tarifas. Pero ahora se hizo todo de forma brutal, de un plumazo, con graves costos sociales pero también para la industria; para algunos puede ser mortal”, advirtió.

–El actual gobierno había anticipado en campaña la intención de eliminar los subsidios. Pero tras los anuncios de esta semana, ¿qué consecuencias económicas cabría esperar?

–Cuando Cambiemos hablaba de quitar los subsidios, pensábamos que se referían a sectores de altos ingresos, de las zonas de Capital Federal y el conurbano más acomodadas, que pagaban una tarifa rebajada. Pero la medida que aplicaron es un incremento brutal en todo el país, que en el caso de los usuarios residenciales del área metropolitana promedia el 500 por ciento, pero lo que pasa desapercibido es que para sectores comerciales e industriales puede llegar a 700 o hasta 750 por ciento. Esto, que es un aumento directo de los costos de operación, se va a reflejar en aumentos en los precios de la producción. La consecuencia va a ser una reducción de la demanda global, si tenemos en cuenta que para muchas familias la electricidad es un consumo inelástico, y el incremento de la tarifa se traduce en reducción de la demanda de otros productos.

Cambiemos está planteando una reducción del gasto público, un ahorro con esta medida, que tiene como contrapartida un aumento del costo para el comercio y la industria, y una reducción del poder adquisitivo de la población. A nivel macroeconómico lo que veo como impacto de esta medida es que va a provocar recesión y más inflación.

–¿Para los sectores industriales, en particular, qué impacto prevé?

–Para un sector exportador, que ya tuvo un aumento en su facturación del 40 por ciento por la devaluación, el impacto en los costos por la suba de la energía es menor. Pero para aquel que trabaja para el mercado interno, es mortal. Porque al tiempo que tiene que aumentar precios para trasladar los mayores costos, se va a enfrentar a una menor demanda. El impacto se va a dar vía reducción de cantidades, tanto en la producción como en las ventas. El fin de esta política es bajar el déficit, pero de un plumazo, pasándole la cuenta al consumidor. El presupuesto 2016 que dejamos, siguiendo la metodología del FMI y no el dibujo que hizo el ministro Prat-Gay al presentarlo, daba un déficit de 2,3 puntos del PIB. Este ajuste del esquema tarifario busca una reducción de dos puntos, casi equivalente al déficit total que proyectábamos nosotros. Pero con un alto costo social y para la actividad económica. Mientras tanto, han subido el déficit con otras medidas que beneficiaron a sectores más concentrados de la economía.

–El planteo que formuló el Gobierno es retirar todo el subsidio al sistema eléctrico antes de fin de año. ¿Qué riesgo adicional supondría, a los que ya señaló?

–El sendero que plantean para la eliminación total de los subsidios antes de fin de año indica que este ha sido tan solo el primero de, por lo menos, dos aumentos brutales. El esquema de revisión tarifaria plantea una serie de ajustes sucesivos. Esto es parte de la inconsistencia que yo veo en la política. Los subsidios a la energía se explicaban por la necesidad de importar combustibles, a partir de que el país perdió el autoabastecimiento. La primera medida que toma este gobierno, la devaluación del 40 por ciento, incrementó el costo de ese subsidio. Ahora retiran el subsidio, con lo cual pasan todo el costo de la devaluación a la tarifa. Y a medida que sigan moviendo el dólar, como suponemos que van a hacer, van a volver a mover la tarifa. Además, me preocupa que el beneficio para Edenor y Edesur, a las que le van a subir mucho el valor agregado de distribución (VAD), no tenga una contraparte, un compromiso de inversión explicitado. La resolución 7 no dice nada concreto al respecto, ni siquiera en términos de mejora en la calidad del servicio. La experiencia indica, además, que por el sólo efecto de aumentarle los ingresos, no se logra que dediquen más fondos a la inversión. En estas situaciones de monopolios naturales, no funciona así.

–Pero uno de los ejes de la propuesta económica oficial es que ese subsidio, al aumentar el gasto público, era una fuente de inflación, y que así se la empieza a combatir.

–Es bastante contradictoria la manera en que quieren bajar la inflación. Todas las medidas que han tomado tienen efecto inflacionario. La única chance de que el impacto no sea una aceleración inflacionaria es “la vía tortuosa”, que el ajuste de tarifas se traduzca en caída de la demanda de otros productos, por un lado, y por el otro ponerle un techo a las paritarias, para evitar la recuperación del poder adquisitivo. Es un esquema muy perverso, pero es la vía recesiva hacia donde parecen estar orientando la economía.

–¿Piensa que durante la anterior gestión, en la que fue viceministro, deberían haber hecho alguno de estos cambios en el esquema de tarifas eléctricas?

–Yo creo que faltaba avanzar en la reducción de los subsidios al consumo energético en la Capital Federal y el Gran Buenos Aires. Pero existía la complejidad de identificar a quién se le quitaba el subsidio y a quién no. Si se dividía por zona, se corría el riesgo, supongamos en un lugar como Tigre, de cobrarle la misma tarifa a un country y a un asentamiento. El nivel de consumo tampoco es un criterio válido, porque en realidad consumir más electricidad no define que una familia es más rica. Ahora no tuvieron esos pruritos, le aumentaron brutalmente la tarifa a todos. Incluso creo que la tarifa social es ridícula. Subsidia los consumos más bajos, hasta 150 kw/hora, pero los hogares de más bajos ingresos no son los que menos consumen, sino que consumen más electricidad porque muchas veces no tienen gas. El nivel de consumo eléctrico no refleja el nivel de ingreso. En el resto de país, para calibrar el impacto de la eliminación de los subsidios uno tendría que ver cómo afecta la competitividad. En el interior, entre el 60 y el 65 por ciento de los subsidios iba para la industria. Yo me pregunto cuál va a ser el impacto de retirar todo este incentivo de un plumazo. En términos económicos, me parece que es una política que no tiene mucho futuro.

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Imagen: Arnaldo Pampillón
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