EL PAíS › PROTECCION A DESARMADEROS Y OTROS HECHOS IGNORADOS

Las quejas siempre desoídas

Por H. C.

Apenas intervino la comisaría de Villa Trujuy, el comisario inspector Pedro Guevara anunció cuál sería su primera acción: “Mejorar la dinámica de las llamadas telefónicas”. Guevara corre el riesgo del fracaso repentino si reduce el problema a un problema telefónico. Según los vecinos, la jurisdicción de Villa Trujuy es zona liberada. Depende de la Departamental Mercedes, cuyo jefe es el cuestionado Daniel Rago. En noviembre de 2002 Página/12 relató la rebelión de los vecinos de Las Catonas, que incendiaron un desarmadero protegido por la policía y amenazaron con prenderle fuego a la comisaría. Ese mismo mes, un hombre denunció que le habían robado el auto y que comprobó que uno de los asaltantes era un uniformado de la 1ª de Moreno. Fue entonces a la comisaría de Villa Trujuy (2ª de Moreno) donde, como en el caso Blumberg, desatendieron la denuncia.
El 11 de noviembre de 2002 Página/12 publicó el caso de la rebelión de Las Catonas. En abril de 2000, una banda había ocupado una casa del barrio. Eran Roque Vargas, su mujer, “Bety la Chorra”, y sus cinco hijos. Luego, ocuparon una casilla lindera. En el descampado entre la casa y la casilla, montaron un desarmadero. Según los vecinos, policías de la 2ª de Moreno visitaban permanentemente el lugar. Pese a las denuncias, la actividad del desarmadero continuó. Hartos de no recibir respuesta, el 1º de noviembre de 2002 los vecinos se organizaron en asamblea hasta que marcharon sobre el desarmadero. Los Vargas se resistieron. Desde dentro gritaban, casi como una burla: “¡Si nos quieren sacar, ésta no es la forma. Hagan la denuncia!”. Después tuvieron que huir. Los vecinos terminaron prendiendo fuego a la casa y demolieron lo que quedaba, ladrillo a ladrillo.
Diez días después, un vecino de Moreno, Luis Amaya, denunció que un control policial en la ruta 23 lo detuvo. Lo metieron en el patrullero, mientras un policía subía a su auto. Al auto jamás lo volvió a ver. Al que sí vio fue a uno de esos policías: pertenecía a la comisaría 1ª de Moreno. Temeroso, presentó la denuncia en la 2ª, la de Villa Trujuy. Ahí le dijeron que el caso estaba en jurisdicción de la 1ª y que allí debía remitirse.
En otro caso, la fiscal Miriam Rodríguez allanó una cadena de desarmaderos con protección policial y ordenó la detención de 8 bonaerenses. Dos eran de Villa Trujuy. Todos los casos ocurrieron cuando ya era jefe de la Departamental de Mercedes Daniel Rago, denunciado por los organismos de derechos humanos. Ernesto “el Tito” Calori, comisario de Villa Trujuy desplazado por el escándalo Blumberg, está considerado como un hombre de su confianza. Cuando Rago se vio obligado a relevar a Calori, dijo a la prensa: “Existió una negligencia grave que desprestigia a la institución”.

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