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La empresa nacional de energía recibió más apoyos que rechazos

La creación de Enarsa tuvo la bienvenida de los grupos Fénix y Moreno, que reúne a especialistas en temas energéticos. La oposición vino del lado de un empresario especialista en hacer negocios propios con recursos del Estado, Mauricio Macri. La Unión Industrial no se definió.

Una de las primeras voces que se alzó en contra del proyecto del Gobierno de crear una empresa nacional de energía fue la de Mauricio Macri. “No tiene ningún sentido, nos costará mucha plata y no brindará soluciones a corto plazo”, dijo categórico el ex candidato a jefe de Gobierno porteño, quien busca consolidarse como referente del centroderecha, compitiendo por ese espacio con Ricardo López Murphy. Además de la respuesta del Poder Ejecutivo, que corrió por cuenta del jefe de Gabinete, Alberto Fernández, desde otros sectores apoyaron la constitución de Energía Argentina S. A. (Enarsa). Economistas de los grupos Fénix y Moreno, con mayor conocimiento técnico sobre temas energéticos que el que tiene el presidente de Boca, valoraron la iniciativa y pidieron que se profundizara.
“Macri es un especialista en defender el negocio de los privados”, reprochó Félix Herrero, del Grupo Moreno, entidad que proclama la necesidad de renacionalizar los recursos energéticos. “Es muy positiva la creación de una empresa estatal. Es reconocer doce años de fracaso de las privatizadas”, indicó. En diálogo con Página/12, Herrero recordó que “en el resto de América latina el Estado es productor y los países no tienen los problemas que presenta Argentina”.
Abraham Gak, director del Grupo Fénix, consideró que la creación de una petrolera estatal “suena como algo necesario, ya que el Estado se muestra en un estado de indefensión”. Pero, al igual que Herrero, aclaró que es necesario conocer en detalle las características del proyecto oficial. “Me parece bien que tenga mayoría estatal y que abarque todo tipo de actividades, no sólo la exploración. Lo ideal sería una empresa integrada, que trabaje desde la exploración hasta la comercialización de la última gota de kerosene, que produzca energía eléctrica y gas. Es lo mismo que ocurrió con YPF desde 1929. Pero una empresa no nace integrada. No se puede nacer adulto, pero hay que crecer”, opinó el economista del Moreno.
Néstor Kirchner, en tanto, ratificó que la próxima semana el Poder Ejecutivo girará al Congreso el proyecto de ley que crea la compañía estatal. “Tenemos que empezar a recuperar el camino perdido durante tanto tiempo”, señaló el Presidente durante un acto en la localidad bonaerense de Ensenada.
Todo lo contrario piensa Mauricio Macri, quien hizo suyo el argumento de las petroleras al afirmar que el eje de la crisis energética pasa por el congelamiento de las tarifas. “Hay que entender definitivamente que el problema ha sido que a partir del congelamiento de las tarifas (del gas) se generó más demanda, no hubo más inversiones y se produjo este agujero”, opinó el empresario. “No tiene ningún sentido la creación de la empresa estatal de energía”, remarcó. “Nos va a costar mucha plata a los argentinos y no brindará soluciones a corto plazo”, agregó.
La Unión Industrial Argentina, por su parte, si bien no opinó específicamente sobre la creación de Enarsa, emitió un comunicado en el que tomó distancia de la posición oficial. Advirtió que la prioridad debe ser el ahorro de energía a nivel residencial para garantizar el abastecimiento a los sectores productivos.
La principal defensa de la creación de Enarsa la hizo Alberto Fernández. “Necesitamos empresas comprometidas, necesitamos un Estado que no sea estúpido. Acá se combinaron las dos cosas”, afirmó el funcionario. Menos beligerante de lo que viene siendo Kirchner, cuando denuncia que las petroleras no realizaron inversiones durante años, Fernández consideró que “es difícil emplazar al capital privado a que invierta donde no quiere invertir, pero sí es posible –apuntó– buscar alternativas de asociación para que la inversión se vuelva atractiva para ellos. Ese es el sentido que tiene la creación de la empresa”.
En esa línea, que a priori luce bastante más moderada de lo que recomiendan los grupos Fénix y Moreno, Fernández sostuvo que “el sentido fundamental es colaborar en la solución de la crisis energética. No es competir comercialmente con las empresas –aunque sí puede ser que, enalgún momento, influya en el precio final de las naftas–, pero el objetivo es más estratégico que comercial”, concluyó.

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