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Un caso jamón jamón

El “pebete federal” es, sin duda, uno de los casos más emblemáticos de la Justicia argentina. La mayoría de los empleados aún recuerdan cuando el 24 de mayo de 1994 el juez Galeano denunció a un hambriento detenido que se comió a hurtadillas un sandwich de jamón y queso de un empleado del juzgado. La secretaría del juzgado llegó a incluir en su presentación el nombre de ocho testigos que vieron cómo el detenido se comía el famoso pebete.
La denuncia fue realizada porque, según Galeano, la sustracción del emparedado podría “constituir un ilícito de acción pública”. Semejante acusación se debía a que Gustavo Castelli, un detenido que esperaba ser indagado, se comió el especial de jamón y queso que esperaba paladear el empleado Ricardo Durand. Castelli aseguró que había pedido permiso para comer el pebete al prosecretario del juzgado, Javier de Gamas, pero como no le contestó se lo comió. El ex juez Gustavo Literas desestimó la denuncia –calificada como bochornosa por muchos integrantes de la Justicia Federal– por “inexistencia del delito”, guiado por el principio de razonabilidad. El magistrado resolvió de conformidad con el dictamen del fiscal Julio Castro, quien resaltó que si Castelli “sustrajo el sandwich fue por hambre y no por otro motivo”.

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