EL PAíS › LAS MADRES DEL DOLOR MARCHARON EN ENTRE RIOS

Movilización por Fernanda

“La voy a seguir buscando hasta el último día de mi vida si es necesario”, sollozó la madre. “Por vos vamos a luchar (...), no queremos más inseguridad, te extrañamos”, leyó una de sus compañeras de 9º año. A un mes de la desaparición de Fernanda Aguirre, sus padres encabezaron una marcha para pedir por su aparición con vida, acompañados por alumnos de la escuela a la que concurría la chica secuestrada y por casi un centenar de “Madres (y padres) del dolor” llegados hasta la localidad entrerriana de San Benito desde Buenos Aires, Córdoba, Concordia, Paraná y Rosario. Los familiares afirmaron que, al menos por ahora, no concurrirán a la marcha convocada para hoy por Juan Carlos Blumberg. “Tenemos que dar tiempo para que los nuevos funcionarios puedan trabajar tranquilos sin tanta presión”, dijo a Página/12 Eugenio Schenone, padre de Marcos, por cuyo crimen se juzga al empresario Horacio Conzi.
La movilización se concentró en la parroquia local, donde a las 10 se ofició una misa. “Me siento reconfortada porque siento que me están acompañando; estoy con más fuerzas para seguir, sé que están conmigo y que no estoy sola”, dijo María Inés Cabrol, mamá de Fernanda, poco antes de iniciar la marcha que recorrió las calles de San Benito. A la mujer se la vio más quebrada que nunca. Casi no podía hablar, por la congoja que le cerraba la garganta. Los mensajes escritos por los alumnos de la escuela de su hija, que leyeron tres nenas, la llenaron de lágrimas. María Inés, abrazada por el padre de Fernanda, Julio Aguirre, marchó al frente de la columna de alrededor de trescientas personas que peregrinó por el pueblo. Primero pasaron por el puesto de flores de la familia, luego por el cementerio local y finalizaron con una abrazo simbólico a la casa de la adolescente de 13 años secuestrada el 25 de julio.
“Liberen a Fernanda”, “Justicia ya”, “Todos somos Fernanda”, decían algunos de los carteles. Madres (y padres) del dolor marcharon codo a codo, entre ellos Isabel Yaconis, la madre de Lucila, la chica violada y asesinada hace 16 meses en el barrio porteño de Núñez; Pompeya Schaerer, la mamá de Cristian, el joven correntino que permanece secuestrado desde hace once meses; María Denegri, la madre de Leandro, asesinado en Wilde por delincuentes en junio de 2003, y Schenone. “Queremos acompañar a María Inés y estamos muy contentos de poder estar con ella”, señaló Yaconis. “Es la primera vez que nos movilizamos al interior del país. A partir de ahora vamos a seguir viajando adonde nos necesiten”, apuntó Schenone. La delegación llegó a San Benito por la mañana en dos micros y por la tarde emprendió el regreso hacia la Capital Federal. “Por ahora hemos decidido no ir a la marcha de Blumberg”, adelantó Schenone en diálogo con Página/12 sobre la convocatoria del padre de Axel para concurrir hoy frente a la plaza de los Dos Congresos y explicó sus diferencias con el empresario textil: “Tenemos que dar tiempo para que los nuevos funcionarios puedan trabajar tranquilos sin tanta presión. Ya hemos hecho petitorios y sobre los puntos que reclamamos se están poniendo manos a la obra. Si no sería como volver a martillar sobre el clavo que ya está clavado”, graficó.
Los únicos políticos que se sumaron a la marcha por Fernanda fueron el intendente local, Angel Vázquez, y Walter Carvallo, de la Oficina de Ayuda a la Víctima del gobierno provincial. Hacia el final, se acercó la diputada provincial Beatriz Montaldo. Las calles de San Benito ya no son las mismas desde que Fernanda no está. Los chicos no caminan solos y no van a jugar a la plaza si no están escoltados por un adulto. El único cybercafé del pueblo, al que solían concurrir adolescentes hasta la medianoche, empezó a cerrar sus puertas poco después de las 21, cuando termina la marcha diaria de antorchas que los vecinos inician en la parroquia –donde cada día se oficia una misa para pedir por la aparición con vida de Fernanda– para acompañar a los Aguirre hasta su casa.
La adolescente fue secuestrada cuando se dirigía del puesto de flores familiar a su domicilio. Su familia pagó un rescate de 2000 pesos por su liberación pero no ha vuelto a tener noticias suyas. Por el caso fueron detenidos Miguel Lencina, un recluso que el día de la desaparición deFernanda estaba libre con permiso judicial y que fue hallado ahorcado en la comisaría local semanas atrás, y su esposa, Mirta Chávez, detenida y procesada como partícipe del hecho.

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