EL PAíS › EL FREPASO AHORA DEBATE, TAMBIEN, POR JUAMPI

Ni el amor, ni el espanto

Dentro del Frepaso anoche se daba como segura la incorporación de Juan Pablo Cafiero al gabinete de Eduardo Duhalde como ministro de Desarrollo Social. El acuerdo redobla el compromiso frepasista con el nuevo gobierno del cual había prometido tomar distancia hasta conocer la dirección de sus primeras medidas y seguramente servirá para marcar todavía más la división interna que existe dentro del Frepaso. A grandes rasgos, podría definirse la interna como una fractura entre un sector más proclive a aliarse con los partidos tradicionales –encarnada por el jefe de gobierno, Aníbal Ibarra, y el jefe del bloque de diputados de la Alianza, Darío Alessandro- y otro cuyo ideólogo es el ex vice Carlos “Chacho” Alvarez, más cercano a las posiciones del ARI de Elisa Carrió.
“No puede ser que en los momentos cruciales el partido sostenga posturas antagónicas”, explicaba ayer Alessandro, todavía enojado por lo que había sucedido el martes en el Congreso. Durante la Asamblea Legislativa el Frepaso volvió a dar muestras de sus recurrentes problemas para unificar una postura común. La senadora Vilma Ibarra y Alessandro sostuvieron lo que podría considerarse la posición “orgánica” del Frente que apoyó al designación de Duhalde. En cambio, el jefe de los disidentes, José Vitar, adelantó que se abstendrían porque querían elecciones.
Ratificada la división, había dirigentes que pedían que de una vez por todas se abra la discusión interna y, de ser necesario, se blanquee la fractura. El problema es que, dado la correlación de fuerzas, es muy complicado que un sector pueda tomar sanciones contra el otro. La bancada del Frepaso quedó reducida a 15 diputados de los que Vitar se adjudica ocho y Alessandro siete. Y si bien Ibarra quedó como presidente del Frente, el otro sector cuestiona la legalidad de su nombramiento.
“Son dos visiones diferentes”, explicó Vitar. “La nuestra renueva su apuesta al Frente original cuestionando el modelo económico, con una visión muy autocrítica de nuestra participación en la Alianza. La otra concibe la política como construcción en base a alianzas con los partidos tradicionales”, agregó. Otro integrante de este bloque, el diputado Carlos Raimundi, acepta como déficit que este sector y las agrupaciones afines aún no consiguieron crearse una imagen de gestión de gobierno.
Pero para el sector de Ibarra y Alessandro la actitud a la que adhirieron los disidentes fue “totalmente irresponsable” dado la gravedad de la crisis. Con ese mismo criterio sostenían que Cafiero debía asumir en Desarrollo Social, cargo del que salió milagrosamente ileso durante la gestión de Fernando de la Rúa. “Hay que respaldar la presencia de Juampi en el gabinete”, decían. Cafiero y el matrimonio Duhalde mantienen una buena relación desde hace años, lo que avalaría el arribo de Juampi a un área tan sensible. Las dudas en torno al ofrecimiento tenían que ver con el rumor que indicaba que Hilda “Chiche” Duhalde no aceptaría mantenerse al margen de las políticas sociales. “Igual Juampi siempre habló muy bien del trabajo de Chiche en la provincia”, aclaraba un amigo.
Si se confirma la asunción de Cafiero seguramente se abrirá una nueva discusión dentro del Frepaso. El sector disidente se jacta de mantener un diálogo fluido con Chacho Alvarez y que la reflexión que les hizo llegar en los días de crisis fue que había que respetar la gravedad de la situación pero que no se debía hipotecar el futuro del Frepaso sumándose a una gestión de la que no tenían mayores precisiones.

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