EL PAíS › ALICIA CASTRO EXPLICA EL EPISODIO DE LA BANDERA

“Ofenden las leyes que votan”

 Por Martín Piqué

Flashes, cámaras, micrófonos. Felicitaciones y saludos de colaboradores, curiosos y empleados legislativos. Insultos y miradas airadas de sus pares del PJ. La diputada Alicia Castro conmocionó al Congreso y dividió las aguas entre aquellos que se ofendieron, los que la felicitaron y los que evaluaron su gesto como un exceso mediático. Ayer a la noche, después del episodio de las barras y estrellas, Castro fue entrevistada por Página/12. Estaba feliz, y su satisfacción crecía a medida que le pasaban los llamados. Sentada en el piso de una sala, a un costado de los palcos de prensa, justificó su actitud: “Puede servir para mostrar la humillación de que sea el Fondo quien diga qué leyes hay que derogar”. Por esas casualidades del destino –o tal vez no–, la diputada se había sentado al lado de una bandera argentina.
–¿Cómo se le ocurrió el episodio de la bandera norteamericana?
–Estaba discutiendo con mi grupo de trabajo, con dirigentes, con Eric Calcagno, sobre la implicancia de aceptar las imposiciones del Fondo. Los Estados Unidos quieren esta hiperdevaluación, porque nuestros activos valen cada vez menos y van a venir sus fondos buitres a quedarse con todo. Estábamos hablando de eso, y se me ocurrió eso de que “arríen la bandera argentina y pongan la norteamericana”. Cuando se lo dije ante mis colaboradores, pensé que lo podría sugerir también a mis pares, con un acto. Lo consulté con el diputado (Alfredo) Villalba, con Eric Calcagno. Y les pareció bien.
–¿Dónde consiguió la bandera de Estados Unidos?
–La mandamos a comprar cerca del sindicato (de aeronavegantes, del que Castro es secretaria general). Costó 25 pesos. Le llamó mucho la atención a un compañero cuando le pedí que fuera a comprar una bandera de los Estados Unidos. Horrorizado, me preguntó para qué.
–¿Su idea era mostrarla desde la banca o pensaba en dejársela a Eduardo Camaño en el estrado, como finalmente hizo?
–En realidad no lo había pensado todo. En el momento que la mostré me pareció que era oportuno llevársela también a Camaño. Estoy acostumbrada a buscar formas visibles de los conflictos, por la movilización de Aerolíneas Argentinas. Si no hubiéramos hecho visible el conflicto no habríamos sacado a Aerolíneas de la quiebra.
–¿Qué le pareció la reacción del bloque del PJ?
–Me pareció excesiva. Querían echarme del Congreso, mientras Camaño me pedía que sacara la bandera del escritorio, cosa que no hice. Dijo que ofendía al Parlamento, pero lo que ofende son las leyes que votan, la sumisión a intereses contrarios a los de los argentinos. Estamos cansados de escuchar que dicen una cosa y después hacen otra.
–¿Pensó que podían echarla del Parlamento?
–Lo impidió la solidaridad de muchos diputados: Zamora, Patricia Walsh y los diputados del Polo Social le dijeron a Camaño que, si me echaban a mí, iban a tener que echar a muchos. A mí no me asustó, porque hubiera vuelto a lo de Aerolíneas, a la lucha. Cuando yo empecé a pelear contra las consecuencias de la privatización, Aerolíneas Argentinas también me echó. Y me defendió la gente, los medios, otros sindicalistas. Hoy también.
–¿No teme que le digan que lo que usted hizo estuvo dirigido exclusivamente a los medios, y que no aportó nada más que eso?
–Yo creo que puede servir, si nos sirve como me ha servido esta tarde para hablar con muchos..., con muchas personas, seguramente seguirá por unos días. Espero que por mucho tiempo, para que me permitan explicar por qué las condicionalidades del FMI son inaceptables.
–Los que impulsan la modificación de la ley de quiebras dicen que no se puede mantener una ley opuesta a otras del resto del mundo.
–Si esto fuera cierto, si tuviéramos que equilibrar nuestra legislación con la internacional, lo que tendríamos que hacer es aplicar en laArgentina toda la legislación antimonopolio que hay en los Estados Unidos. Que impide vender con precios diferenciados, perjudicar a los pequeños productores y comerciantes. En la Argentina hay toda clase de prácticas monopólicas y oligopólicas. Ese argumento no tiene ningún valor.
–Es la segunda vez que utiliza la expresión “fondos buitres”. Parece una cita a Domingo Cavallo que popularizó esa frase.
–No suelo citar a Cavallo. Hoy cité otros autores: a Alan Freeman, un economista de la Universidad de Greenwich, que es el asesor de un político con el que simpatizo, que es Ken Livingstone, el alcalde de Londres (Nota de la R: La semana pasada, Freeman estuvo en Buenos Aires dando conferencias sobre “El fracaso de la globalización”). Valoro mucho la claridad con que Freeman expresa que hemos vuelto a un modo colonial clásico, que es también lo que dije en el recinto. El colonialismo se empieza a expresar con los mismos métodos del siglo XIX, ponderan determinadas prácticas políticas y económicas, determinados derechos, para sus países; y otro rango de medidas y de derechos para las colonias.

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