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Las cuatro horas del “dotor”

Por A. M.

Durante las casi cuatro horas que duró la sesión, Antonio Boggiano, el cuarto ex miembro de la mayoría automática de la Corte en ser enjuiciado y el segundo que podría ser destituido, tomó agua y café. A medida que su defensor, Marcelo Sancinetti, elevaba el voltaje de su exposición, apoyado en un atril para facilitar su lectura, el supremo se iba relajando. “No leo los diarios pero, como dicen, ‘se non è vero è ben trovato’...”, dijo el jurista al citar declaraciones periodísticas del presidente de la Comisión de Juicio Político, Ricardo Falú. Cuando ya habían pasado más de dos horas, le pidieron que hablara frente al micrófono. “Me halaga que quieran escucharme, yo ya estaría exhausto si estuviera escuchando”, comentó jocoso. Tampoco se privó de dar instrucciones a los taquígrafos. “Cuando un abogado le dice a un peón de campo que les fue mal en un juicio es seguro que el peón le preguntará: ¿cuánto tiempo tenemos para apelar, dotor? Y le pido a los taquígrafos que no pongan la ‘c’”, solicitó. Detrás de Sancinetti, a pocos metros, Cristina de Kirchner conversaba con el senador radical Ernesto Sanz, y a las 19.30 se retiró por un rato. Afuera del recinto, Falú también se tomó un respiro, un tanto abatido por haber sido vilipendiado por la defensa. Cuando terminó la exposición de Gelli y Sancinetti, Boggiano se acomodó con ellos y su familia en los palcos del segundo piso. Una cronista se acercó para obtener una declaración del juez, que estaba con los ojos cerrados. “No puedo, estoy prestando atención a la sesión”, le respondió sobresaltado.

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