EL PAíS › COMO FUE LA PRIMERA NOCHE DE CHABAN EN EL PENAL DE MARCOS PAZ

Encerrado en zona de máxima de seguridad

 Por Raúl Kollmann

Omar Chabán pasó su primera noche en el penal de Marcos Paz, en la zona de máxima seguridad, en una celda de tres metros por dos, con una cama pegada a la pared y un baño que usa en exclusividad. La celda cuenta con cuatro cámaras de circuito cerrado y en la puerta hay dos efectivos encargados únicamente de la custodia del administrador de Cromañón. La consigna de las autoridades del Ministerio de Justicia y el Servicio Penitenciario Federal es que Chabán es casi el preso de mayor relevancia del país y cualquier cosa que le suceda –incluyendo un suicidio o una pelea con otro interno– pone en riesgo al acusado fundamental de la causa de más resonancia de los últimos años.
Chabán volvió exactamente al lugar del que salió, primero, rumbo a la casa de su mamá en San Martín y luego hacia el Tigre. De entrada fue revisado por varios médicos y un psiquiatra que lo encontraron en buen estado y luego se alojó en la misma celda en la que ya estuvo. Las cámaras de seguridad se habían removido, pero se instalaron de nuevo y, además, las tomas se graban las 24 horas del día de manera que si hay algún inconveniente no haya dudas sobre lo sucedido. La otra medida adoptada consistió en sacar a quienes estaban detenidos de las celdas adyacentes, de manera que Chabán está aislado y supuestamente sin peligro de ser agredido ni de tener ninguna pelea con otro preso.
En el entorno del empresario se percibieron nítidas fisuras en el día de ayer. Su abogado, Pedro D’Attoli, sostuvo que existen buenas chances de que el caso sea tomado por la Corte Suprema de Justicia que tiene como criterio que las prisiones preventivas deben ser muy excepcionales, por lo cual podría resolver –según evalúa D’Attoli– que el administrador de Cromañón se mantenga excarcelado durante todo el proceso hasta el juicio oral. Sin embargo, uno de los hombres más cercanos a Chabán, su amigo Rodolfo Campisi, se mostró más pesimista: “No creo que tenga eco favorable la apelación. Sería poco serio que un juez le diga ahora ‘salga’. Omar ya sabía todo esto, estaba preparado y está entero. Es falso, no existe, eso de que quiere suicidarse, porque esto no lo sorprendió. Me gustaría ver otra estrategia de defensa. No es que queramos deshacernos de D’Attoli, aunque podría armarse un equipo de abogados para diseñar otra estrategia”.
Está cantado que D’Attoli preparará el recurso para llevar el caso a la Corte Suprema, para lo cual tiene diez días de plazo. Esa apelación será evaluada por la Sala III de la Cámara de Casación que decidirá si es procedente o no llevar el caso a la Corte. Si Casación dice que no, igual Chabán puede recurrir a la Corte con un recurso de queja. Es cierto que el máximo tribunal tiene el criterio de que las prisiones preventivas deben ser excepcionales y que los ciudadanos tienen derecho a estar en libertad hasta que sean condenados, pero también es real que la Corte, con su nueva integración, está limitando mucho su intervención, más todavía si se trata de fallos que no son definitivos sino lo que se conoce como incidente de excarcelación. Por este último criterio es muy probable que la Corte no intervenga, aunque habrá que esperar varios meses para conocer su decisión. Por ahora, Chabán deberá prepararse para pasar un largo tiempo en su nueva celda, porque la lógica indica que tal vez tenga que estar allí hasta que se haga el juicio oral, no antes de 2007. En sus primeras 24 horas volvió a la misma rutina que ya tenía en Marcos Paz: dibuja, lee, escucha música y habla muy pero muy poco.

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