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El Gobierno argentino no puede decir que el conflicto de Aerolíneas lo haya tomado de sorpresa. Incluso, el tema ocupó una parte importante del reciente encuentro que el presidente Néstor Kirchner mantuvo con el jefe de gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, durante la Cumbre Iberoamericana de Salamanca, en octubre pasado. Allí se acordó reunir en noviembre una comisión especial conformada por funcionarios argentinos y españoles con representantes del grupo Marsans y los gremios para llegar a una solución consensuada. Pero los acontecimientos le ganaron de mano.
Aquel encuentro realizado en el histórico centro urbano de Salamanca tenía como plato fuerte la situación de Aguas de Barcelona y de Telefónica en la Argentina. Pero, un tanto sorpresivamente, al hacer el balance del encuentro, Rodríguez Zapatero reveló que Aerolíneas también había estado en el centro de la discusión. Es que Kirchner y el ministro de Planificación, Julio De Vido, volvieron a expresarle allí su inquietud por los tres últimos balances presentados por los operadores españoles de la aerolínea, los dueños del grupo Marsans. “Esos números son un dibujo”, sostenían por lo bajo los funcionarios argentinos.
Además, le advirtieron a Zapatero que se les venía encima un fuerte conflicto gremial que hasta ese entonces habían podido mantener en caja a duras penas. Por eso, acordaron la conformación de una comisión que pudiera resolver la cuestión de una vez. Del lado argentino estarían De Vido, el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, y el influyente embajador en Madrid, Carlos Bettini. Del lado de Zapatero, accedió a colocar allí a quien en España se conoce como su “superasesor” Miguel Sebastián, el hombre fuerte del gobierno, sobre todo en materia económica. Además, convocarían a la conducción de Aerolíneas y a los gremios con participación en la actividad aeronáutica. La fecha tentativa del megaencuentro estaba pautada para la primera quincena de noviembre. Pero los hechos resultaron más rápidos que los lánguidos tiempos políticos.
Con todo, el embajador español en Buenos Aires, Carmelo Angulo, les reiteró a los gremios aeronáuticos una afirmación que Rodríguez Zapatero hizo en público –y en dos ocasiones– durante la cumbre de Salamanca. Angulo aseguró que la intención del gobierno socialista es que los capitales españoles continúen en la Argentina. Como ejemplo de su compromiso, los españoles remarcan que Aguas de Barcelona seguirá en Aguas Argentinas pese a lo comprometida de su situación desde la anunciada salida de la francesa Suez. De la misma manera, los españoles sostienen ahora que no dejarán Aerolíneas a la deriva.