EL PAíS

Más que contagio en el Mercosur es una epidemia

BRASIL.
Una caída muy Real

El real no detiene su caída. Ayer terminó a 3,46 unidades por dólar, contra 3,30 del cierre anterior. De esta manera, la moneda brasileña encontró un nuevo piso, a pesar de que el Banco Central intervino con unos 300 millones de dólares para detener, sin demasiado éxito, la caída libre. Arminio Fraga, presidente del Banco Central de Brasil, intentó calmar la situación: dijo que espera un acuerdo con el Fondo Monetario para antes del próximo día 12. El FMI, no obstante, no dio precisiones sobre el eventual acuerdo. Durante julio, Fraga utilizó unos 2500 millones de dólares para frenar la marcha del dólar.
El pronóstico de Fraga tampoco convenció a los financistas. A media tarde, el dólar trepó a un máximo de 3,60 reales y sólo se desinfló tras la fuerte intervención del BC brasileño. En los tres días hábiles de la semana, el dólar ya subió un 15 por ciento. Y fuentes bancarias paulistas dijeron a este diario que la moneda estadounidense seguiría aumentando mientras no se refrende el acuerdo con el FMI.
Al respecto, ayer se iniciaron las negociaciones en Washington entre una delegación de funcionarios brasileños y técnicos del Fondo. Cuando durante una entrevista televisiva se le consultó sobre la improbabilidad de un acuerdo justo antes del recambio presidencial, Fraga se limitó a responder: “no veo ningún problema”.
La crisis en el socio mayor del Mercosur se aceleró a principios de esta semana, tras declaraciones formuladas por el secretario del Tesoro estadounidense, Paul O’Neill, en el sentido de que un auxilio financiero para América latina estaría lejano. En medio del derrape del real, esa aseveración escandalizó al gobierno brasileño y provocó un incidente diplomático entre ambos países. Estados Unidos debió disculparse.
Sin embargo, la resolución en la esfera política corrió por cuerda separada de la cuestión económica y el real siguió desvalorizándose. La cuestión de fondo es que existen dudas sobre la capacidad de Brasil de hacer frente a los fuertes vencimientos de su deuda. En total, el país vecino adeuda 337.000 millones de dólares, el 78 por ciento de su Producto Bruto, y buena parte de esos pasivos se encuentra atada a la evolución del dólar y a la inflación. Es decir, si sube el dólar o los precios, la deuda pública seguiría incrementándose. En el último año, el BC brasileño perdió unos 12.700 millones de dólares.
A pesar de que el Fondo Monetario había sugerido el martes que existiría un apoyo financiero a Brasil –la versión en los mercados financieros mencionaba un préstamo por 20 mil millones de dólares–, ayer volvió a sembrar dudas. Francisco Baker, desde Washington, dijo que la misión negociadora brasileña pasará varios días en esa capital, y se negó a dar precisiones sobre un eventual acuerdo.

URUGUAY.
Vade retro corralito

El Banco Central de Uruguay amplió hasta mañana inclusive el feriado bancario, mientras el Gobierno aguarda el resultado de las negociaciones iniciadas con el Fondo Monetario. En la city montevideana sueñan con que el acuerdo con el organismo podría concretarse el próximo lunes. Y el ministro de Economía, Alejandro Atchugarry, dijo que el monto del auxilio rondaría los 1500 millones de dólares. Atchugarry también descartó la posibilidad de un corralito. Entre tantas versiones optimistas, hubo una sensible mejora del peso uruguayo, que cerró a 26 por dólar. A pesar de las señales tranquilizadoras, anoche se produjo un saqueo a un supermercado de Montevideo. Un hecho sin precedentes en el país vecino y que lo vuelve a acercar a la brutal crisis que atraviesa la Argentina.
El saqueo al supermercado, cercano al Parlamento, fue protagonizado por unas 30 personas. “Ingresaron todos juntos y cuando quise detenerlos, me dijeron que me apartara porque tenían hambre”, afirmó el dueño de local.
“Uruguay siempre defendió a los ahorristas. Son un activo del país”, aseveró el ministro de Economía durante una conferencia de prensa en el Edificio Libertad, al negar la posible instauración de un corralito financiero. “Es el único plan que nunca tomaríamos”, aseguró. Después de las declaraciones se notó una suba de los títulos públicos y una mejora del riesgo país, que bajó de 3099 a 2744 puntos. A principios de año, el riesgo de Uruguay se situaba apenas en los 210 puntos.
No obstante, en la plaza financiera uruguaya continuaron las versiones sobre el lanzamiento de un Plan Bonex. Algunas fuentes, incluso, señalaron que este programa podría implementarse para los bancos públicos mientras que, a diferencia de lo ocurrido en la Argentina, el Banco Central dejaría caer a las entidades financieras cuyas casas matrices extranjeras se negaran a capitalizar.
Sobre el acuerdo con el FMI, el director de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto, Ariel Davrieux, recién llegado de Washington tras negociar con el organismo, apuntó que las conversaciones “están encaminadas, pero todavía falta para concretarlas”. De los 1500 millones de dólares que recibiría Uruguay, 700 millones serían aportados por el propio organismo internacional mientras Estados Unidos se encargaría del resto. Davrieux aseguró que el Fondo “no exige nada” para arribar a un acuerdo. Sin embargo, el ministro de Economía dejó entrever que habrá nuevas medidas económicas, aunque no dio ninguna precisión al respecto.
La mejora en la cotización del peso no impidió que las principales calificadoras de riesgo internacionales degradaran las notas asignadas a Uruguay. Moody’s, por caso, la bajó dos escalones, de B3 a B1. Tanto Moody’s como la inglesa Fitch también bajaron las calificaciones de los bancos.

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