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APOSTILLAS

Luis Juez cumplió todos los ritos de sus días de votación. Como “buen devoto” de la Virgen de los Milagros, pasó por la céntrica iglesia de Santo Domingo antes de ir a votar a una escuela del populoso barrio Alberdi. Allí llegó junto a su esposa y tres hijos (Agustina, Martín y Milagros), besó el sobre ya cerrado antes de introducirlo en la urna y posar para los fotógrafos y las cámaras de TV. Luego llevaría a votar a “las viejas” (las amigas de su madre) como lo hace en cada elección, antes del asado tradicional que también compartió con periodistas. La escuela Blas Parera abrió tarde los comicios (casi a las nueve de la mañana) ante la impaciencia de los votantes que llegaron a formar una cuadra de cola sobre la vereda del colegio. En la puerta de la escuela Juez volvió a enfrentar a los periodistas y hacer gala de su humor, aunque desde una camioneta que pasó frente al colegio alguien dio muestras que esa no es una característica sólo del candidato. “Vamos radicales”, gritó el desconocido cuando vio a Juez. Del comportamiento del tradicional voto radical en Córdoba, dependía gran parte de su suerte en la elección.

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Juan Schiaretti votó en el “acomodado” barrio de Alto Palermo de la ciudad de Córdoba. Llegó acompañado por su esposa Laura Vigo y su hijo Mariano de 34 años. También cumplió con las cábalas de un día de elección: ir a votar con una “campera roja”, el asado familiar (que no hace el candidato “porque no es bueno para eso”) en la casa paterna de la barriada ferroviaria de Talleres y la siesta. Mientras Schiaretti enfrentaba a los periodistas, Laura admitía que la campera roja que tenía puesta no era la de la cábala. La verdadera estaba en el placard de casa, a pesar que su esposa ya la había querido “sacar de circulación por vieja y gastada”.

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Con menos ritos pero también con hábitos repetidos en cada elección, el candidato radical Mario Negri votó en la escuela Ingeniero Víctor Ree en el Cerro de las Rosas, un típico barrio de la clase media cordobesa. Hasta allí lo acompañó su esposa, poco antes del mediodía. Luego lo esperaba el “cabrito a la parrilla” que compartiría en familia. Después vendría la recorrida por algunas escuelas para “saludar a los fiscales”.

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