ESPECTáCULOS

Boedo Films, o la crónica del salvajismo menemista

Una muestra del grupo testimonial, que comienza hoy en el Museo del Cine, permite rastrear la historia del empobrecimiento del país durante los ‘90.

 Por Emanuel Respighi

El cine testimonial argentino atraviesa por un momento de excepción, a caballo de una realidad por momentos increíble. El género viene dando posibilidades de expresión a una legión de jóvenes realizadores que, al tiempo que hacen sus primeras armas, trabajan sobre temas que pintan el desquiciado cuadro político y social argentino, en un fenómeno que se hizo notorio en los dos últimos años. Sin embargo, hay quienes se dedicaron a testimoniar los primeros síntomas del resquebrajamiento de la sociedad argentina mucho tiempo antes, cuando la convertibilidad parecía, a los ojos de muchos, la panacea universal. Entre estos exponentes se encuentra el grupo Boedo Films, que desde comienzos de la década del ‘90 viene dando cuenta de buena parte del desarrollo de la crisis social, cultural y económica en la que se encuentra embarcado el país. En este marco, el Museo del Cine “Pablo Ducrós Hicken” organizó una retrospectiva del grupo, que incluye la proyección de seis documentales realizados en la última década. El ciclo, que se desarrollará en la sede de la institución (Defensa 1220, San Telmo), irá los todos los martes de este mes a las 17. El precio de la entrada será de un peso y se realizarán debates posteriores a cada jornada.
La historia del grupo Boedo Films comienza a la par del primer gobierno de Carlos Menem. Cuatro egresados del Instituto de Arte Cinematográfico de Avellaneda, afectados por las heridas que las políticas liberales comenzaban a producir en la población, decidieron embarcarse en un proyecto que reflejara las experiencias de los sectores que resistían y luchaban por mantener su fuente de trabajo. “Comenzamos a filmar porque notamos que los cambios que se producían en la sociedad a partir de las privatizaciones eran muy dramáticos”, recuerda Claudio Remedi, uno de los fundadores del grupo. “Había un problema enorme que iba a terminar de romper el tejido social, ya que la desindustrialización no era acompañada por planes de reinserción laboral. Veíamos en el movimiento de desocupados que comenzaba a gestarse muy tibiamente una enorme cantidad de historias humanas, cuya cotidianidad cambió abruptamente por las decisiones políticas. Fue así que decidimos filmar lo que le sucedía a la gente y difundir la problemática a la sociedad”, apunta.
La muestra comenzará esta tarde con la proyección de tres mediometrajes filmados en tres lugares del territorio argentino bien alejados entre sí, pero que sufrieron (y aún sufren) las consecuencias de la década menemista. El primer testimonial del grupo, No crucen el portón (1992, dirigido por Remedi), es la película que abrirá la jornada. En ella se retratan las movilizaciones que los obreros de Somisa, junto al pueblo de San Nicolás, llevaron a cabo en respuesta a la privatización de la fábrica siderúrgica encomendada por el gobierno de Menem. A continuación se exhibirá Después de la siesta (1994, Remedi y Eugenia Rojas), que se centra en la revuelta popular que el pueblo de Santiago del Estero llevó a cabo como consecuencia del atraso de los sueldos estatales, el desmantelamiento industrial y el grado de corrupción de la dirigencia local. Por último, va Control obrero: los trabajadores de Brukman (2002, Oriana Tizziani, Lucas Martelli, Sandra Godoy, Claudio Broun y Remedi), donde se rescata el manejo de la producción de la fábrica Brukman por parte de los empleados, desoyendo las recomendaciones de la burocracia sindical.
En tanto, el martes 8 será el turno de Fantasmas en la Patagonia (1996, Remedi). Filmada entre 1994 y 1996, la película se presenta como un experimento cinematográfico que combina elementos propios del género ficcional con atributos del documental. Centrándose en los problemas que el cierre de la fábrica de hierro Hipasam produjo entre los pobladores de Sierra Grande, la historia avanza a partir de la cotidianidad de un grupo de ex trabajadores de la fábrica que no dejan de luchar por un futuro digno. Jorge Giannoni, NN ése soy yo (2000, Gabriela Jaime) es el documental que se proyectará el 15. La película, que dada la temática constituye una rareza dentro de la filmografía de Boedo Films, rescata la figura de un cineasta argentino que llegó a colaborar con directores de la talla de Raymundo Gleyzer, Federico Fellini y Glauber Rocha. Sin embargo, la vida del director de los años ‘60 y ‘70 no es más que un pretexto para plantear los conflictos y motivaciones que rodean a la producción independiente. Cerrando el ciclo, el martes 22 se proyectará Agua de fuego (2001, Candela Galantini, Godoy y Remedi), el film del grupo que más repercusión tuvo. En él, el trío de directores muestran la vida diaria de los habitantes de Cutral-Có, el pueblo neuquino que realizó las puebladas de 1996 y 1997 por la privatización de YPF.

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“Fantasmas en la Patagonia” (1996) da cuenta de las consecuencias de la desocupación en Sierra Grande.
La cotidianidad de un grupo de ex trabajadores de la fábrica que no dejan de luchar por un futuro digno.
 
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