ESPECTáCULOS › LA CARPA ITINERANTE CIERRA SU AÑO

El arte en el barrio

Este fin de semana, el Parque Fray Luis Beltrán será escenario del último encuentro, finalizando una temporada en la que por los barrios desfilaron, en forma gratuita, 311 espectáculos, 88 talleres y 92 actividades especiales.

 Por Oscar Ranzani

Nacida bajo la necesidad de descentralizar las actividades impulsadas por la Secretaría de Cultura de la Ciudad y con el objetivo de fortalecer las identidades barriales, la Carpa Cultural Itinerante culmina su estadía en el Parque Fray Luis Beltrán (Vélez Sarsfield y California, Barracas). Este fin de semana, la Carpa cerrará las travesías culturales con las que visitó durante este año Mataderos, Parque Patricios, Parque Chacabuco, Parque Saavedra y Barracas. Allí ofreció espectáculos teatrales y circenses, proyecciones, recitales, clases, murgas, talleres, muestras y actividades con participación de los vecinos de cada barrio, entre otras opciones. Alrededor de 60 mil personas participaron de las ofertas culturales a lo largo del año que se materializaron en 311 espectáculos, 88 talleres y 92 actividades especiales.
Gerardo Hochman y la Escuela de Circo La Arena estuvieron en todos los parques, y los chicos pudieron desafiar su vértigo en talleres de equilibrio, malabares, acrobacia, trapecio y cuerdas. “Trabajamos con treinta pibes por taller”, destaca Gustavo “El Mono” Silva, profesor en la escuela desde su fundación. “Había chicos de todas las edades y muchísimos pibes de la calle que tenían muy buenas condiciones. La impresión que me queda es que si esos chicos fuesen estimulados adecuadamente tendríamos unos cuantos artistas”, subraya Silva.
Algunos de los cuentos de Roberto Fontanarrosa fueron adaptados por Pablo Brichta al formato teatral y el resultado fue Te digo más...: Brichta actuó junto a Manuel Vicente, y gracias a la repercusión en la Carpa en enero presentarán la pieza en La Trastienda. “Fue interesante porque, generalmente, no se llega con obras de teatro a los barrios”, señala Brichta. “Además hubo multiplicidad de disciplinas. Un día llegué antes y vi un trabajo sobre sida. La Carpa no tenía sólo acontecimientos artísticos”, afirma el artista.
El grupo Sonsonando infló la carpa con aires de chacarera, guajira, carnavalito y tango, que los chicos bailaron con gusto. Para Edith Raspo, directora y fundadora del grupo nacido hace 18 años, “el público fue muy entusiasta. Esperaban propuestas tanto niños como adultos y festejaban con soltura y espontaneidad”. Para Raspo, “hay una gran necesidad de acceso a la cultura y la gente precisa imperiosamente asistir y disfrutar de los espectáculos”. Otra agrupación especialista en espectáculos para toda la familia fue Libertablas: el grupo presentó Leyenda y La guerra de los yacarés. “Somos un grupo independiente. De las 800 funciones que realizamos al año, un 30 por ciento están destinadas a públicos carenciados que no pueden pagar una entrada”, explica Sergio Rower.
En materia teatral las propuestas fueron múltiples. Entre ellas figura Quiero... sueño, un espectáculo basado en textos y poemas del poeta español León Felipe que dirigió Leonor Manso. Manso también fue la directora de Contracciones, una obra nacida en Teatro x la Identidad. Esta obra, en la que participan Marta Betoldi (la autora) y Laura Azcurra, es “el reencuentro de una joven con su identidad que fue arrebatada en la dictadura”. Para Manso, la idea de acercarse a la gente “fue muy buena y por eso participé, porque tal vez muchas de las personas que fueron a la Carpa nunca habían visto teatro”, aunque resaltó que “también existe una ley de teatro de la Ciudad que sería bueno que se cumpliese, ya que contempla giras teatrales e intercambio entre barrios, actores y espectáculos”. Manso dejó una crítica: “Sería bueno que a los artistas les paguen como corresponde y puntualmente, ya que nos pagaron con 4 o 5 meses de atraso”, cuestionó. Otras obras de Teatro x la Identidad en la Carpa fueron La entrevista de Bruno Luciani, Radiomensajes de Gastón Cerana y El nombre, de Griselda Gambaro.
La risa se transformó en carcajada cuando Edda Díaz arremetió con Humor a toda máquina, unipersonal a través del cual plantea dilemas sobre su profesión, la moral, la ética y el poder establecido. La artista reconoce que su popularidad atraviesa las tres clases sociales. “Gracias a Dios enlas tres clases está mi público y las tres vinieron a la Carpa aprovechando la oportunidad. El público es el mismo con más plata o menos plata”, recalca Díaz, quien señala que “el teatro tendría que ser subvencionado como en Europa. Este es un momento histórico, en el que el arte es tan indispensable para la gente como el pan”, acota.
La fabulosa historia de los inolvidables Marrapodi, que recorre el universo del teatro popular argentino desde el virreinato hasta los ‘60, fue el espectáculo elegido por Los Macocos para la Carpa. Para el director Javier Rama, la diferencia con una sala comercial radica en que “el público venía bien a recibir la propuesta, sin la exigencia que tiene la gente que paga una entrada”. Rama sostiene que fueron “funciones muy calientes” ya que se dio un fenómeno en el cierre de cada función: “Toda la gente que estaba en la Carpa se paró y aplaudió de pie. Fue una forma de hacer teatro en esquema muy popular, de llegada a la gente y de respuesta inmediata”, se entusiasma Rama.
Raúl Rizzo, quien presentó El hombrecito, reconoce que la propuesta fue más allá del hecho artístico. “Se generó un vínculo entre el acto artístico y la actividad social, que dio como resultante un hecho cultural”, afirma el director de la obra. “Mucha gente que no va al teatro pudo verlo con sentido de pertenencia. En una etapa del teatro donde hay mucho ruido y pocas nueces, éste es un caso de muchas nueces. Estos hechos son auspiciosos porque vinculan a la gente con sus artistas. Hay una dramaturgia que no refleja el drama, las alegrías y las angustias de la gente. Lo de la Carpa produjo algo diferenciador”, destaca Rizzo.
Ricardo Talento y Adhemar Bianchi tienen experiencia en el teatro comunitario. Talento lo practica junto al Grupo Los Calandracas desde hace 7 años. Adhemar Bianchi comanda el grupo Catalinas Sur desde 1983. Llevar su experiencia a la Carpa dio como resultado dos grupos: Pompapetriyasos en Parque Patricios y Res o no Res en Mataderos. “El cambio social que hubo este año provocó que la gente saliera de su casa”, sostiene Talento. “Lo interesante es que los vecinos se autoconvocan y arman un lugar de pertenencia”, comenta Bianchi. “A partir del teatro la gente empieza a contar sus memorias y sus historias y se comunican con vecinos de otros barrios. El vecino deja de ser un consumidor del hecho cultural y pasa a ser un protagonista”, agrega Talento. Otras actividades destacadas fueron la presentación de Venimos de muy lejos, a cargo de Catalinas Sur, shows de Liliana Herrero y Juan Falú, cine animé y agrupaciones murgueras como Pasión Quemera, Monarcas de la Fiaca y Los privilegiados del Plata. Claudio Gallardou, coordinador artístico de la Carpa y director de La Banda de la Risa, presentó su obra El pelele, y un Fausto dirigido a toda la familia que combina el circo, el sainete criollo y el teatro callejero.

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“Pompapetriyasos”, un grupo formado a partir de las presentaciones de Catalinas Sur y Los Calandracas.
 
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