ESPECTáCULOS › EL FINAL DEL “GRAN HERMANO” ESPAÑOL NÚMERO CUATRO

El ovejero terminó millonario

Pedro Oliva, empleado y criador de ovinos, se llevó el premio mayor y protagonizó un final bizarro, con las ovejas en la casa.

Por Astrid Riehn
Desde Madrid
El funcionario zaragozano Pedro Oliva, apodado por sus compañeros “Pedro Cordero”, fue elegido ganador de la IV edición del “Gran Hermano” español y, haciendo honor a su sobrenombre, dedicó emocionado el premio de 300 mil euros “a todos los que crían ovejas”. Pedro, de 33 años, trabaja como auxiliar administrativo y su mayor afición son las ovejas, a las que cuida a diario en su pequeña explotación de ganado. Minutos antes de abandonar la casa, entonces, el “Gran Hermano” decidió un final bien bizarro, metiendo en el lugar a sus ovejas más queridas, entre ellas “Jirafa”, que contaba con el honor de haber sido mencionada varias veces por Pedro y de cuya anatomía daban testimonio varias fotos que guardaba el concursante. Con una serie de sonidos guturales incomprensibles al oído humano (no así al de las ovejas, que respondieron de inmediato), Pedro tuvo que arriar a los animales hasta un corral, como última prueba de su buena mano. Aunque, a decir verdad, le costó un poco más que en su provincia, ya que, en palabras de Pedro, vestido y perfumado para la gran ocasión, “con esta ropa, esta colonia y todo” los animalitos no reconocían bien al amo. En la Argentina, el ganador de “Gran Hermano 3” se lleva apenas 100 mil pesos, la décima parte del premio español.
Rafa, el seminarista, fue el primero de los tres finalistas en salir de la casa y se ganó una vuelta al mundo para dos personas, aunque aún es una incógnita a quién se llevará de acompañante, y sobre todo si este acompañante vestirá faldas o pantalones. El joven concursante de 24 años, que pasó seis años en una congregación, bendecía la mesa de “Gran Hermano” e incluso casó dos veces (simbólicamente) a sus compañeros Nacho y Desi, y tuvo que responder a una espinosa pregunta de la conductora, Mercedes Milá, apenas salió de la casa: específicamente, si es gay o heterosexual.
“La homosexualidad me parece una condición tan valiosa y respetable como cualquier otra”, afirmó. “Yo estoy muy contento con mi condición sexual.” En el estudio, las caras de asombro florecieron a una velocidad increíble. Especialmente la de Judith, que le echó el ojo a Rafa en la casa y estaba casi segura de que el muchacho prefería las Evas a los Adanes. La respuesta de Rafa sobre su condición sexual fue bastante ambigua, aunque al menos dejó en claro cuáles eran sus intenciones al afirmar: “Espero que Judith se convierta en una gran amiga”. Para desazón de sus admiradores/as, agregó: “Le dije a la congregación que cuente conmigo al salir de la casa”.
Por su parte, Desirée, fiel al estilo amoroso/posesivo que cultivó en el programa, ametralló a Nacho apenas llegó al estudio con las siguientes preguntas: “¿Me extrañaste? ¿Me quieres igual que antes? ¿Seguimos siendo novios?”. El muchacho se limitó a sonreír y asentir con la cabeza, ya que apenas tuvo tiempo de tomar aire para contestar entre pregunta y pregunta. De todas formas, Nacho ya estaba sobre aviso: en la casa, la joven camarera suiza de 25 años, radicada en Galicia, le había advertido: “Pase lo que pase, vas a ser mío”.
El ganador, Pedro, llegó a Telecinco en medio de un gran despliegue de fuegos artificiales. Muy querido por todos los concursantes, trabajador, compañero y sincero, el ganador parece una versión española de Marcelo Corazza, el “buen muchacho” que ganó la segunda edición argentina. Mercedes Milá tuvo que taparle la boca –literalmente– algunas veces para poder seguir conduciendo el programa. Allí le mostraron a Pedro las imágenes del flirt que tuvieron su mejor amigo –el rompecorazones argentino Matías, que cayó en los últimos días– y la dueña de su corazón, su “caprichito loco” –la andaluza Inma, visitante de la casa de la Argentina– en Año Nuevo en el jacuzzi. El zaragozano reaccionó con calma, aunque cuando la andaluza le dijo (después de afirmar durante casi tres meses en la casa que estaba perdida por el argentino) que estaba “dispuesta a intentarlo con Pedro”, el joven, ni lento ni perezoso, le contestó: “Ya hablaremos”. A la pregunta de qué hará con los 300 mileuros, Pedro dijo que en primer lugar devolverá un crédito al banco, en segundo le haría un regalo a sus padres y que en tercer lugar pagaría unas invitaciones que había prometido. Y como era de esperar, una sustanciosa y cuarta parte será, en palabras del ganador: “Para mí y para las ovejas”.

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El ganador, de 33 años, dedicó el triunfo a sus animalitos.
Los habitantes de la casa española lo llamaban “Pedro Cordero”.
 
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