ESPECTáCULOS › “CERCA DE LA LIBERTAD”, DEL AUSTRALIANO PHILIP NOYCE

El otro Estado secuestrador

El film, pequeño pero honesto, retrata una historia tomada de larealidad: entre 1905 y 1971, el gobierno australiano se abocó a resolver el “problema indígena” de la peor de las formas posibles.

 Por Martín Pérez

Una mañana de la década del treinta, tres niñas son secuestradas por el gobierno australiano. Un oficial de policía llega velozmente en un auto y las arrebata violentamente de los brazos de madres y abuelas, comenzando así un viaje en tren y camioneta que las llevará dos mil quinientos kilómetros al sur de su hogar. Serán internadas en un establecimiento que las educará “por su propio bien”, para ser reinsertadas en la sociedad. Pero las niñas escaparán, y caminarán solas durante tres meses de regreso a su hogar.
Esa es la historia que cuenta Cerca de la libertad, un film cuyo título original hace referencia a la “cerca a prueba de conejos” que dividió Australia de sur a norte a comienzos de siglo, tratando de mantener la plaga de dichos animales importados de Europa lejos de las tierras sembradas. Nativos de la reserva aborigen de Jingalong, los padres de las niñas fueron algunos de los obreros que construyeron justamente esa cerca, que las guiará en su ruta desde el internado cerca de Perth a la reserva donde las esperan sus madres.
Film pequeño y honesto, decididamente en contra de la “civilización” y apoyado en la sorprendente actuación de las tres niñas protagonistas –debutantes absolutas–, lo más impactante de Cerca de la libertad es que cuenta una historia de la vida real, tal como fue escrita por la hija de la protagonista de la historia, la decidida Molly. Pero lo que más impacta de esa historia real es la denuncia histórica detrás de la historia personal. La perversa lógica de un gobierno decidido a terminar con el “problema” indígena de la peor manera: aislando a los nativos e insertando por la fuerza a su eventual progenie mulata en la sociedad blanca. Como mozos y sirvientas, claro. Y pensando en el futuro, por supuesto.
“Imagine que el gobierno secuestrase a su hijo”, decía el afiche del film. Y remataba: “Eso sucedía todos los días entre 1905 y 1971”. Con música de Peter Gabriel, Cerca de la libertad fue el gran film polémico en Australia durante el año pasado, no sólo por su vocación de denuncia de una historia reciente pero oculta, sino también por el retrato que hace de los responsables del genocidio de la llamada “generación robada”. Responsables que están encarnados en un burócrata convencido de su labor, eficazmente interpretado por el británico Kenneth Branagh. Con una nobleza que se agradece, el film de Philip Noyce transcurre entre los razonamientos en los despachos oficiales y la desértica gesta de las niñas, contando su(s) historia(s) de la manera más simple. Por un lado llevando a las chicas de regreso a casa, y por el otro recorriendo las infinitas posibilidades del mal encerrado en la lógica implacable de la mejor causa.

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Kenneth Branagh encarna a un funcionario de un gobierno que no dudaba en atomizar familias.
 
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