ESPECTáCULOS › UNA CAMPAÑA CONTRA EL FILM “UNA MENTE BRILLANTE”

Hollywood no cree en genios

Los productores del film denuncian que, a días de la entrega de los Oscar, docenas de medios coincidieron en publicar informaciones que indican que el científico protagonista era “un antisemita fanático”.

La cuenta regresiva se está recalentando. A pocos días de la entrega de los Oscar, el domingo que viene, Hollywood muestra las garras de sus protagonistas, que parecen no contemplar prurito alguno para conseguir estatuillas. Los productores denunciaron ayer una campaña de difamación contra Una mente brillante, film que cuenta con ocho nominaciones, entre ellas la de Mejor película y Mejor actor, para el actor australiano Russell Crowe. Las expectativas de éxito que casi seguro la respaldaban hasta ayer podrían dilapidarse si prospera entre los votantes la idea de verosimilitud de las afirmaciones que han publicado una enorme cantidad de medios, al parecer luego de la difusión de una serie de rumores sobre el supuesto pasado nazi del personaje cuya vida retrata.
Todo comenzó con una información difundida a través del servicio de Internet “Drudge Report”, donde se sostiene que el Premio Nobel de Economía, John Nash, a quien Crowe encarna en el film, en realidad fue un hombre despreciable. El informe, anónimo, señaló que el genio-loco que tanto fascinó a los espectadores estadounidenses nunca se ocupó de sus hijos y que en 1967 se proclamó en una carta “antisemita fanático”. Para agregar un tono de morbosidad que podría sensibilizar la moral de los miembros de la Academia, añadió, además, que Nash era proclive a encontrarse con jovencitos en baños públicos. Según el informe, todo esto fue silenciado por los productores de la película.
Las reacciones fueron inmediatas. Hasta el New York Times alertó sobre la campaña “especialmente brutal” que se está llevando a cabo dentro de Hollywood para desacreditar a los competidores al Oscar. El historiador de cine Pete Hammond criticó el modo en que se lucha por los votos de los más de 5 mil asociados. Particularmente se refirió al “antisemitismo” como un golpe bajo para definir una elección. “Se sabe que muchos de los que dan su voto para los Oscar son judíos”, dijo. “Eso estuvo más allá de cualquier sentido de la responsabilidad”, se quejó también Crowe, quien podría conseguir su segundo Oscar consecutivo con este papel. Asimismo recordó a Sylvia Nasar, la autora de la biografía de Nash llevada a la gran pantalla, quien dijo que el Premio Nobel hizo estas declaraciones antijudías en una fase de demencia. “Entonces se consideraba unas veces Job, otras un esclavo encadenado o el dueño de las tierras antárticas o un mesías.” Por ello, concluyó, para la película la carta no fue relevante.
En una entrevista con el canal CBS, Nash, de 72 años, aseguró que no era en absoluto antisemita. “Sólo tuve en épocas determinadas algunas ideas locas”, dijo Nash, quien apareció con sus hijos y con su esposa Alicia en la entrevista, emitida el domingo. La mujer del actor, interpretada por Jennifer Connelly –también nominada al Oscar–, se manifestó acerca de las preferencias sexuales de su marido y negó, al menos hasta donde ella sabe, que Nash sea o haya sido homosexual. “Lo conozco desde que tengo 20 años. Lo sabría”, señaló. El hijo del científico, que también padece de ataques de esquizofrenia, declaró en la misma entrevista que él y su hermanastro recibieron una generosa parte de la fortuna del Premio Nobel, desmintiendo de ese modo que Nash haya descuidado a su familia.
No es una novedad que los grandes estudios, en la lucha por el Oscar, inviertan cada año inmensas sumas de dinero para diseñar agresivas estrategias de publicidad. Las artimañas de la guerra psicológica también están incluidas en estas campañas sucias. Es una suerte de inversión a futuro: quien se lleve el premio gordo, sabe que puede sacar varios millones del “efecto Oscar”. Así que la dureza de la lucha se corresponde con los millones en beneficios que hay en juego. Una idea de esto ya se pudo percibir a través de la guerra de propaganda que libraron en 1998 Miramax (Shakespeare enamorado) y DreamWorks (Rescatando al Soldado Ryan), y que finalmente se zanjó a favor de Miramax.
Esta vez, los estudios Miramax vuelven a estar en la competencia con En el dormitorio. El film no figura entre las favoritas en la categoría de Mejor película, en la que también compiten El Señor de los Anillos: LaComunidad del Anillo, el musical Moulin Rouge y la sátira social Gosford Park. Pero junto al largometraje producido por el sello Universal Una mente brillante, En el dormitorio es el único drama en la categoría más importante que se dirimirá el domingo próximo en Hollywood. Es por ello que cuando el diario Los Angeles Times reveló que uno de los representantes de Miramax comentó a uno de sus periodistas las partes más oscuras de la vida de Nash, nadie lo consideró una casualidad.

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“Una mente brillante” tiene ocho nominaciones para el Oscar, entre ellos a Mejor película y Mejor actor.
 
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