ESPECTáCULOS › “LA CASA DE CERA”, DE JAUME COLLET-SERRA

El terror a la vieja usanza

 Por Martín Pérez

“¿Por qué no podés ser como tu hermano?”, es la pregunta antes del cachetazo no-tan-maternal. El escenario del bestial prólogo familiar de La casa de cera es un desayuno alterado, en un hogar en el que la cera es cosa de todos los días, así como una silla para bebés con correas para atar de pies y manos al niño díscolo, que aun así se las ingenia para lastimar a su madre. Un hermano bueno y un hermano malo, una dicotomía que treinta años después de ese breve prólogo ambientado en los años setenta se repite con Carly y Nick, dos de los seis jóvenes que, a base de decisiones equivocadas, sangre y vísceras, protagonizan esta entretenida, bestial y simpática (al menos para los amantes del género) película de terror producida por Joel Silver y Robert Zemeckis y dirigida por el debutante Jaume Collet-Serra, un catalán afincado desde los doce años en Los Angeles y que ostenta un largo currículum en el mundo de la publicidad estadounidense.
Aunque está inspirada de manera confesa en La casa de cera original, una película protagonizada por Vincent Price allá por la década del cincuenta, de la que esta versión toma apenas su característica principal, en realidad el film de Collet-Serra le debe mucho más al cine de terror de veinte años más tarde. Como muchas de las mejores películas del género que aún pretendieron asustar después de la relectura irónica de Scream, sigue los preceptos básicos del ejemplar molde del género de los setenta en adelante: jóvenes imprudentes y descuidados cayendo en manos de freaks desclasados de la Norteamérica más profunda. En este caso se trata de cuatro chicos y dos chicas (una de ellas la tan victimizable Paris Hilton) que, en ruta hacia un partido de fin de temporada, deciden tomar un atajo que pueden ver en su GPS, ya que en un increíble avance para la verosimilitud de sus desventuras, los adelantos tecnológicos de las comunicaciones están incorporados en la trama... ¡incluso los teléfonos celulares! Pero el atajo resulta no serlo, y así es como los chicos decidirán pasar la noche en un descampado... y al día siguiente ingresarán en un pueblo cercano y semiabandonado.
Aunque la película en todo el mundo está siendo promocionada con la figura de Hilton (que juega aquí con las cámaras personales en referencia evidente a la filmación filtrada por Internet que la elevó al nivel de estrella de tabloide), sus verdaderos protagonistas son los hermanitos díscolos, Carly y Nick, interpretados por dos ascendentes rostros televisivos. Ella es la canadiense Eliza Cuthbert, que se hizo conocida por su rol como hija de Jack Bauer (Kiefer Sutherland) en 24. Y él es Chad Michael Murray, de One Tree Hill. Pero la auténtica estrella de La casa de cera es el pueblo cuasi fantasma de Ambrose, donde destaca la Casa de Cera del título. Además de no intentar bajarle el tono de su gore para hacerla apta para todo público (una tendencia dentro del cine industrial yanqui), el gran acierto del film de Collet-Serra es haber descartado los efectos especiales computados dentro de lo posible y apostar por un despliegue artesanal por momentos admirable.
Sin ser una obra maestra del género, y a pesar de su metraje algo excesivo, La casa de cera es una película muy entretenida, que sabe dosificar su voluntad carnicera durante su primera mitad, para dedicarse luego a ello con ganas en un escenario realmente inquietante, que merece un lugar en el podio del cine de terror industrial del último tiempo.

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