ESPECTáCULOS › SE CUMPLEN HOY DIEZ AÑOS DE
LA MUERTE DE OSVALDO PUGLIESE

Siempre habrá claveles rojos

En el denominado “año Pugliese” se suceden los homenajes –en forma de libro, show o programa de televisión evocativo– al autor de La Yumba. Es que Pugliese representa, más allá de sus notables méritos como músico, una manera de vivir basada en la coherencia y la honestidad.

 Por Karina Micheletto

Es el músico de la buena suerte, ese al que sus colegas recurren cuando necesitan invocar protección, buen tiempo para un concierto al aire libre, o alejar mufas de esas que se inventan y prenden fácil. Sólo es cuestión de nombrarlo tres veces, o de llevar siempre encima la estampita pagana que lo muestra sonriendo apacible, y el santo hará cumplir los deseos, seguirá repartiendo bondad en dosis justas y equitativas, como hacía cuando tenía que decidir los sueldos en su orquesta, que no tardó en transformarse en cooperativa. Las causas de tal canonización espontánea habrá que buscarlas en su comportamiento en vida. Las causas de que su nombre haya quedado en la historia del tango como uno de los fundamentales, en su obra como pianista, director y compositor. Un dato valida el lugar que ocupa el maestro Osvaldo Pugliese: hoy se cumplen diez años de su muerte –y, este año, cien de su nacimiento– y su música sigue inspirando a las orquestas jóvenes y a los bailarines, que lo reconocen como una de las fuentes necesarias a la hora de la creación.
Entre los muchos homenajes que se le hicieron y se le seguirán haciendo a lo largo de todo el año (el 2005 fue declarado año Pugliese), el Centro Cultural Osvaldo Pugliese editó recientemente un libro con textos de Julio Keselman y Marta García Falcó (ver aparte). El libro –titulado, sin más, Osvaldo Pugliese– reúne testimonios de amigos, familiares y colegas, fotos inéditas y relatos de su vida y de su obra, desde su infancia en Villa Crespo hasta la consagración internacional, pasando por su militancia en el PC y sus viajes a Cuba (“Si me pudiera llevar a Cuba a casa...”, recuerdan que decía Pugliese tras su primer viaje) o la concreción de la Casa del Tango, que hoy sigue funcionando en Guardia Vieja 4049, y que fue una de las inquietudes de Pugliese en vida. Keselman es el presidente del Centro Cultural Osvaldo Pugliese, y uno de los arquitectos que proyectaron el mausoleo del maestro en la Chacarita, ése donde siempre hay claveles rojos frescos apoyados sobre el piano. El libro rescata lugares y personajes de Villa Crespo, el barrio de la infancia de Pugliese, donde debutó a los 14 años con un trío en un café, el mismo donde hoy se lo recuerda con distintos homenajes, y se juntan firmas para cambiar el nombre de la estación Malabia del subte B por la de este ciudadano ilustre.
En 1924, Pugliese compuso su primer tango, Recuerdo, el tango de los tangos, según muchos de sus hinchas fervientes, convertido en un mojón histórico por su solidez musical y su novedosa variación para bandoneones. Pugliese tenía entonces 19 años. En 1943, con el estreno de La Yumba (ese himno propio que, apunta Horacio Ferrer en el libro de Keselman, “carga con el laberinto de la ciudad a cuestas, pero deslaberintado en un arte luminoso y con los dolores también esclarecidos”), el compositor marcó vanguardia, delineando un estilo a la vez renovador y popular, el mismo que continuó con obras como Adiós Bardi, Negracha (más rupturista aún) o La Beba, entre tantas otras.
Hoy, Pugliese no sólo sobrevive en sus obras sino también en la escuela que dejó –los cultores de su estilo se multiplican con el paso del tiempo– y en su patrón familiar. Su hija, Beba Pugliese, es pianista y está al frente de su propia orquesta. A la hora de componer, ella atesora un consejo paterno: “Poné en el pentagrama lo que sentís, aunque parezca que está mal. Si a vos te bulle la sangre, es lo que vale”. Su nieta, Carla Pugliese, hija de Beba y cuarta generación de músicos, también es pianista y compositora. Y hay muchos músicos y cantores que se nutrieron en la mítica orquesta que Pugliese defendió con pasión, y que hoy siguen al frente de sus propios proyectos: desde los integrantes de las orquestas Color Tango, dirigidas por Amílcar Tolosa y Roberto Alvarez, hasta Rodolfo Mederos o Juan José Mosalini. Hoy a las 22 el canal Volver dará un especial sobre el músico homenajeado, con testimonios de su hija Beba, su mujer Lidia, músicos que formaron parte de su orquesta como Julián Plaza, Daniel Binelli y Rodolfo Mederos, cantores como Alberto Morán, Jorge Vidal o Abel Córdoba, y una perlita: el poeta Hamlet Lima Quintana, quien escribió una biografía de Pugliese, hoy lamentablemente agotada. El documental incluye imágenes del retorno de Pugliese a los escenarios en 1955, del concierto que realizó con el Polaco Goyeneche en 1987, y de otro especialmente recordado, el del Teatro Colón en 1985, donde, ya hacia el final de su carrera, cumplió con el sueño de su madre al pisar ese escenario. También hay material de su presentación con Astor Piazzolla en Holanda y de la película Muchas gracias, maestro, de Luis Segura, entre otros momentos de la vida del homenajeado. En el año Pugliese, los homenajes seguirán sumándose hasta el próximo 2 de diciembre, cuando se cumplan 100 años de su nacimiento. La música, claro, seguirá homenajeándolo por siempre.

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Osvaldo Pugliese en su piano histórico, que donó a la Casa del Tango.
 
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