ESPECTáCULOS › HACE HOY 25 AÑOS MORIA ELVIS PRESLEY, UN HEROE DEL ROCK

El gran ícono del american way of life

Es, sin dudas, el cadáver más exitoso de la historia. En su derredor, se multiplican los homenajes, los festivales, los imitadores. Es que la cultura estadounidense rinde tributo a una de sus figuras más emblemáticas, pasando por alto el análisis crítico de sus facetas más discutibles.

 Por Fernando D´addario

Un sondeo realizado por la cadena de televisión ABC revela que nueve de cada diez estadounidenses considera a Elvis Presley como una influencia “esencial” sobre la cultura de su país. Pero sólo el 40 por ciento de los encuestados lo reconoce como un modelo de artista “actual”. De estas cifras podría inferirse que, a veinticinco años de su muerte, y teniendo en cuenta lo que hoy (agosto de 2002) se entiende como “cultura de los Estados Unidos”, Presley es más valorado por modelar el american way of life que por la vigencia de su música. Es curioso, porque su figura también puede explicarse a partir de los enunciados opuestos: Elvis como el joven que abrió una brecha generacional en el modo de vida americano y, a partir de esa ruptura, cambió para siempre el rumbo de la música popular del planeta.
Millones de personas en todo el mundo lo idolatran, así, a secas, ajenos al análisis clínico de los mitos, y un número menor (pero más ruidoso) de fans dejará constancia de esa idolatría hoy mismo, en algunos de los múltiples homenajes que le tributarán a “El Rey” en Memphis. La mayoría visitará Graceland, la residencia-bunker en cuyo jardín fue enterrado Elvis. La peregrinación religiosa incluirá, para casi todos, la participación de una ceremonia (formalmente se lo anuncia como un “festival”) en la que músicos pertenecientes a distintas bandas que acompañaron a Presley reciclarán sus éxitos en continuado. La voz y la imagen de Elvis, desde pantallas gigantes, bendecirán el encuentro. Estarán presentes su ex mujer Priscilla, su hija Lisa Marie e inclusive el flamante yerno que no conoció, Nicholas Cage. Anoche, en el jardín de Graceland, las velas encendidas de los feligreses realzaban el carácter ritual de la vigilia, vendida como imperdible en cualquier paquete turístico que se precie. En todo el mundo, otros miles se vestirán hoy como Elvis, se proyectarán sus películas, se subastarán los souvenirs que maquillaron su personalidad.
Esta parafernalia póstuma del show business no debería extrañar: la coincidencia con un número redondo explica y justifica cualquier efusividad. Pero en esta oportunidad, la industria del entretenimiento supo proteger al ídolo con un aggiornamiento que su figura –anquilosada aun varios años antes de su muerte– merecía. Un estudio de mercado convenció a Disney de que la figura de Presley atravesaba el tejido social americano sin fisuras ni contradicciones, con un potencial que abarcaba a las nuevas generaciones. Incluyó entonces seis canciones en la película de animación Lilo & Stitch (entre ellas, las inmortales “Hound dog” y “Heartbreak hotel”), que los niños empezaron a consumir como hamburguesas. El mundo del espectáculo se autoinmuniza contra la probable fecha de vencimiento de una de sus principales fuentes de ingresos. Una película infantil exitosa, aceitada con una vieja música exitosa, podría renovar a futuro el certificado de garantía y generar el milagro de la nostalgia permanente.
Casi al mismo tiempo, la firma Nike le encargó al DJ holandés JXL que remixara “A little less conversation”: la canción llegó al número 1 en Europa y los Estados Unidos. La publicación de música de Presley del siglo XXI convive con las exhumaciones de greatest hits y rarezas (se han editado los discos Elvis 30 number 1 hits y Roots Revolution: The Louisiana Hayride Recordings, éste último con material de grabaciones radiales previas al boom), de modo que la musicalización de su leyenda se aplica a distintos targets sin problemas de compatibilidad. Su megalomanía, su frivolidad, su paranoia, sus coqueteos con Nixon y el FBI, sus películas rosas, no amilanan al americano medio. Algunos minimizan estos detalles personales en favor de su legado musical innegable, y otros se sienten alegremente cerca de esa versión esquizoide del american way of life. Todos contribuyeron a convertir a Elvis en el muerto más exitoso de la historia.

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