SOCIEDAD › UN JOVEN MURIO TRAS SER GOLPEADO PRESUNTAMENTE POR PATOVICAS Y POLICIAS

Trágica fiesta de egresados

Unos jóvenes que participaban de una fiesta en el boliche Coyote, de San Miguel, terminaron golpeados por patovicas y, según denunció uno de ellos, perseguidos por la policía. Uno quedó herido y otro falleció tras sufrir un edema.

 Por Emilio Ruchansky

Darío Rojas y Roberto Chaves huyeron de dos policías que los perseguían a ellos y a sus amigos, luego de que los patovicas los echaran del boliche Coyote en San Miguel el miércoles por la madrugada. Se detuvieron a dos cuadras de la disco en una estación de servicio abandonada para recuperarse de la corrida, cuando apareció un escuadrón de cinco patovicas totalmente sacados. Les pegaron tanto que uno de los agresores se dislocó tres dedos. Darío quedó en coma, pero Roberto pudo levantarse y pedir auxilio. Eran las 3.30 y nadie aparecía. Una hora después, los dos policías que habían golpeado a sus amigos pasaron por la estación y llamaron a la ambulancia. “Fue indignante”, concluyó el empleado de una discoteca vecina que relató esta versión a Página/12. La otra versión, la del abogado de Coyote, indica que el asesino es un relacionista público. Lo cierto es que Darío Rojas nunca salió del coma y falleció ayer debido a una severa lesión cerebral.

El episodio ocurrió durante un fiesta de egresados a la que Darío fue junto con otros 20 amigos. “Adentro no le faltamos el respeto a nadie –aseguró Roberto–, a pesar de que un patovica me buscó agrediéndome verbalmente toda la noche. Pero lo ignoré, porque fuimos a divertirnos, no a pelear.” Sin embargo los echaron a todos y comenzaron a perseguirlos. “Eran muchos. Lo golpearon en la cabeza, le tiraron patadas y también con una cachiporra. Nos pegaron porque sí. Darío tampoco tuvo problema con ninguno de los custodios. La policía también nos agredió y cuando pedíamos que envíen una ambulancia se nos reían”, contó el amigo de Darío, de 25 años, que entró con politraumatismos en el hospital Larcade y fue quien radicó la denuncia. La fuente consultada por este diario habló de cinco “patos”, entre ellos, un pelirrojo apodado He Man y otro conocido como Tito.

El traslado fue hecho por una ambulancia de los bomberos voluntarios de San Miguel que, por convenio con la Municipalidad, asisten durante la semana ante cualquier tipo de inconveniente en la vía pública. Intentaron reanimarlo, pero no respondía. Ambos llegaron de madrugada al hospital Larcade. El médico de guardia Pedro Guevara contó que luego de constatarse la lesión que lo dejó en coma, fue trasladado al Hospital Mercante para hacerle una tomografía computada y ser revisado por neurocirujanos. “No salió nunca del coma y no fue factible que fuera intervenido quirúrgicamente”, agregó el médico, por lo que volvió al Larcade, donde falleció a las 7 de ayer debido a un edema cerebral. En el informe policial consta que el muchacho de 21 años recibió profundos golpes en la cabeza y la espalda.

Darío tenía 21 años, tres hijos y trabajaba como operario del Frigorífico Rioplatense y vivía en una villa conocida como Barrio Perón, al costado de la ruta 202, en el kilómetro 6, partido de San Fernando. Había viajado una hora para llegar la calle Tribulato 194, donde está Coyote, en medio de un complejo de discotecas que durante los fines de semana nuclea a cerca de 35 mil personas de clase media y alta. Sus padres, Pedro y María, hablaron con la prensa en la puerta del Larcade. “Era un chico trabajador que solamente había ido a divertirse”, dijo su madre, mientras su padre aseguraba que la golpiza empezó dentro de Coyote.

El abogado que patrocina legalmente a la discoteca, Aníbal Mathis, aseguró que los dueños del local identificaron al autor del asesinato y lo denunciarán ante la Justicia. “Es un relacionista público que hace un tiempo se había ganado la confianza de los dueños pero nunca presumimos que pudiera hacer cosas de esta magnitud”, estimó el letrado, que anunció que la empresa indemnizará a los familiares de Darío, que piden que se detenga “a todos los que lo golpearon”. Por ahora, y según fuentes del Ministerio de Seguridad provincial, el departamento de Asuntos Internos “hizo una investigación preliminar para establecer si hubo fallas de procedimiento de policías” y destacaron que “en la causa, hasta ahora, en principio no hay imputación a personal policial”.

Ayer, en los boliches cercanos, iban y venían camiones cargados con mesas, sillas y cajas de bebidas. Era una medida de precaución en caso de que hubiera un escrache, que en verdad está planeado para hoy. Más tarde, los empresarios de los boliches se reunieron para ver cómo negociar el duelo impuesto por la municipalidad, que se extiende hasta al lunes. “Una medida desproporcionada”, según el dueño de la disco El Mito, Blas Bucca, que señaló a Página/12 que “ya hay muchas fiestas programadas”.

Frente la entrada del boliche había más de 15 policías de Pilar quejándose del calor y de que sus colegas de San Miguel no se hicieran cargo de custodiar la zona. El fiscal Juan Fernández no dispuso medidas sobre el sospechoso señalado por los dueños de Coyote, porque espera, aseguraron fuentes judiciales, que se hagan las pericias y se sumen otros testimonios.

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El frente del boliche Coyote, donde ocurrió la presunta agresión de los custodios del lugar.
Imagen: Pablo Piovano
 
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