SOCIEDAD › UN ESTUDIO REVELA QUE LA ANTARTIDA TAMBIEN SUFRE EL CALENTAMIENTO GLOBAL

Continente blanco y menos frío

Una investigación estadounidense que publica hoy la revista científica Nature demostró que, en los últimos 50 años, en esa región aumentó medio grado la temperatura promedio. El hecho afecta en forma particular a la Argentina.

 Por Pedro Lipcovich

La Antártida también participa del calentamiento global, y uno de los países más afectados por ello es la Argentina. Hasta hace poco, los científicos suponían que ese continente –con excepción de la península Antártica– no había aumentado de temperatura en las últimas décadas, e incluso que se había enfriado ligeramente. Pero una investigación que se publica hoy en la revista Nature muestra que, a lo largo de los últimos 50 años, el continente blanco aumentó en más de medio grado su temperatura promedio. Una investigadora de la UBA señaló que “estos cambios en la Antártida afectan directamente a la Argentina, aumentando las temperaturas y disminuyendo la intensidad de las olas de frío en invierno”. En rigor la noticia concierne a toda la humanidad, ya que un posible derretimiento de hielos en la región antártica más afectada, sumado al previsto para Groenlandia, podría aumentar el nivel de los mares en 14 metros.

La prestigiosa revista Nature dedica la tapa de su último número a esta investigación, efectuada por un equipo estadounidense encabezado por Eric Steig, de la Universidad de Washington en Seattle. La Antártida no contaba con mediciones climáticas rigurosas a lo largo del tiempo porque las estaciones de registro comenzaron a funcionar en 1957, y generalmente están situadas en zonas costeras, lo cual no permitía saber qué sucedía en el interior del continente. Desde 1970 se cuenta también con datos satelitales. Con estas fuentes de información, incluso el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC), que viene alertando sistemáticamente sobre el calentamiento global, concluyó en 2007 que la Antártida había experimentado “poco cambio” en los últimos 50 años, con excepción de su península, donde se admitía un “pronunciado” calentamiento.

Los investigadores dirigidos por Steig desarrollaron nuevos algoritmos computacionales para articular los datos de las estaciones fijas y de los satélites y extrapolarlos al interior del continente. “Nuestra reconstrucción muestra cambios significativos en la temperatura y discierne pautas diferentes de las reportadas antes”, afirman en su informe.

Encontraron que, “para la región situada al oeste de la península Antártica (constituida por la prolongación hacia el sur de la cordillera de los Andes), la temperatura subió, entre 1957 y 2006, a un promedio de 0,17 grados centígrados por década”. Esto quiere decir que “el área de calentamiento es mucho más amplia que la región de la península”. En cuanto a la península misma, “el calentamiento llega a 0,11 grados por década”. Y también registraron “aumento significativo de temperatura en la región del este antártico, a un ritmo de 0,10 grados por década”. Así, “para la Antártida en su conjunto, la tendencia al calentamiento es de 0,12 grados centígrados por década”. En todo caso, el aumento de temperatura “es mayor en la región oeste del continente, especialmente en invierno y primavera”.

En la misma dirección se desarrollan las investigaciones que, en el marco del Departamento de Ciencias de la Atmósfera de la UBA, efectúa la profesora Matilde Rusticucci: “Los registros de la estación argentina en las islas Orcadas son los más antiguos de la zona, ya que se iniciaron hace casi cien años, y el aumento de temperatura que señalan está entre los mayores del mundo”, contó.

El calentamiento de la Antártida se vincula con la acción de “los vientos circumpolares, que soplan de oeste a este alrededor de ese continente. Hace varias décadas, esos vientos no eran tan fuertes y se situaban más al norte; se han desplazado como consecuencia del calentamiento global, por el cual los grandes anticiclones, esos centros de alta presión donde se originan vientos, se van retirando hacia los polos”, explicó Rusticucci.

La investigadora de la UBA advirtió que “estos cambios afectan directamente el clima de la Argentina: se traducen en menos olas de aire frío desde el sur y, por lo tanto, más cantidad de días cálidos. La tendencia a la suba de las temperaturas se observa sobre todo en invierno, tanto en la Antártida como en la Argentina continental”.

Si se derritieran los hielos antárticos, el nivel de los mares en todo el mundo subiría 57 metros. Drew Shindell –uno de los firmantes del trabajo publicado en Nature– sostuvo que “si el calentamiento continúa a este ritmo, los hielos del oeste antártico podrían derretirse en medida tal que, sumada al derretimiento previsto en Groenlandia, podría hacer aumentar 14 metros el nivel de los mares”.

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Los cambios en la Antártida aumentan la temperatura en la Argentina y modifican sus olas de frío.
 
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