SOCIEDAD › LOS ESPECIALISTAS ADVIERTEN QUE HAY MáS ENFERMOS CELíACOS DE LO QUE SE CREE

Un mal que viene subdiagnosticado

La enfermedad suele presentarse en la infancia, pero muchos médicos adjudican los síntomas a otros factores. En La Plata hubo una campaña exitosa de concientización. Reclamos por los alimentos sin gluten que deben comer los celíacos.

 Por Pedro Lipcovich

“Señora, si su hijo elimina gases fétidos, es decir, pedos con mucho olor, no es que se haya comido una momia: puede estar parasitado o ser celíaco”, dijo el locutor de Radio Universidad de La Plata. “Señora, si usted tiene pelo seco, piel seca, anemia y abortos espontáneos, es posible que sea celíaca: consulte”, advertían sti-ckers pegados en peluquerías y perfumerías de La Plata. Las creativas campañas de concientización generadas en el Hospital de Niños de esa ciudad se anticiparon a la preocupación que crece en el mundo por el subdiagnóstico de la enfermedad celíaca: en Gran Bretaña, las autoridades sanitarias han requerido a los médicos que hagan el test de la enfermedad celíaca a todos los pacientes en los que se presente “colon irritable”. En Estados Unidos, se advirtió que esa enfermedad afecta a una de cada 133 personas. La única cura es no comer alimentos que tengan gluten: pero éstos –según la Asociación Celíaca Argentina– suelen tener precios elevados y no cuentan con un sistema de rotulación garantizado por el Estado.

La indicación del Instituto Nacional para la Salud y la Excelencia Clínica de Gran Bretaña consiste en que “todo diagnóstico de ‘síndrome de colon irritable’ sea precedido por un testeo de enfermedad celíaca”, a fin de minimizar el frecuente error de diagnóstico; se estima que uno de cada cien europeos es celíaco. En Estados Unidos, William Chey, titular del Laboratorio de Fisiología Gastrointestinal de la Universidad de Michigan, reiteró que uno de cada 133 norteamericanos padece esta enfermedad. Los celíacos no pueden tolerar el gluten, proteína presente en el trigo, el centeno y la cebada; al reaccionar contra esta sustancia, el organismo ataca su propio aparato digestivo: “El intestino delgado pierde superficie de absorción y la persona se desnutre”, explicó Eduardo Cueto Rúa, jefe de Gastroenterología del Hospital de Niños de La Plata, donde en 36 años se han atendido 2315 pacientes celíacos.

La enfermedad suele presentarse en la infancia: típicamente, con diarreas, pero a veces constipación, vómitos, pérdida de peso y otros síntomas. “Uno de los errores médicos posibles es, si un chico tiene diarrea crónica, desnutrición severa y es de origen humilde, presuponer que el problema tiene causas socioeconómicas y no tomar en cuenta que pueda ser un celíaco”, comentó Cueto Rúa. El subdiagnóstico de la enfermedad celíaca en niños hace que, por no seguir la dieta adecuada, la destrucción del intestino continúe. Por eso, los profesionales del Hospital de Niños platense gestionaron que Radio Universidad advirtiera eso de los gases fétidos, gracias a lo cual “batimos el record de diagnóstico de la enfermedad”, recuerda el especialista.

En la Argentina, especialmente entre la población de origen europeo, se estima que uno de cada 35 porta los genes de la enfermedad y que uno de cada cien la padece. “Pero, entre hermanos y padres de pacientes celíacos, uno de cada 18 tiene la enfermedad aunque no lo sepa: el Estado debiera garantizar el estudio de los parientes en primer grado”, requirió Cueto Rúa.

Cuando el diagnóstico se demora, aparece otro signo que es la baja estatura, originada en la desnutrición causada por el deterioro intestinal. “Suele retrasarse el desarrollo puberal y, ya hombre, puede tener impotencia sexual y tendencia al cansancio”, agrega Cueto Rúa. Si es mujer, pueden presentarse los síntomas que describía el sticker. Lo pusieron en las perfumerías porque “la enésima vez que la mujer iba en busca de un champú para el pelo seco o un esmalte para sus uñas tan quebradizas, veía el anuncio, consultaba y, tal vez, descubría que era celíaca”. También puede presentarse osteoporosis y variedad de síntomas.

Cueto Rúa sostiene que “los pacientes que tienen diagnóstico de dispepsia funcional o colon irritable deberían tomar ellos la iniciativa en la consulta: ‘Doctor, ¿no seré celíaco?’”. El test de laboratorio se efectúa mediante tres determinaciones en sangre: “EmA, tTG, y AGA2; si da positivo, se corrobora por una biopsia de intestino”.

El tratamiento consiste simplemente en no ingerir gluten; pero esta sustancia está presente en muchos productos de la industria alimentaria. Mónica Pelusso –quien, como madre de un chico con esta enfermedad, presidió durante 26 años la Asociación Celíaca Argentina– advirtió que “hay lugares de la Argentina adonde los productos para celíacos directamente no llegan”. Además, “el costo es muy elevado: podrían abaratarse mediante alguna exención de impuestos. Muchas provincias tienen leyes que contemplan la entrega de alimentos a celíacos con recursos económicos escasos, pero la ley nacional no lo incluye”.

En noviembre pasado, el Senado dio media sanción a una nueva ley nacional, que debe ser considerada en Diputados. Carlos Soratti –secretario de Políticas, Regulación e Institutos del Ministerio de Salud de la Nación–, observó que “en países europeos se otorgan subsidios para alimentos a las familias necesitadas o se les facilita el acceso a alimentos esenciales para celíacos”. El funcionario observó también que “algo contraproducente de la ley en vigencia es que abre una causa penal cuando, por accidente, se encuentra gluten en un alimento para celíacos: eso desalienta la producción, y los pocos que los elaboran manejan los precios”.

La señora Pelusso señaló también que “nunca se reglamentó la ley que, en 1997, requirió un logo de identificación de alimentos para celíacos: el ‘sin tacc’ está registrado por nuestra asociación y se incluye a voluntad de las empresas, que firman con nosotros un contrato gratuito a condición de que certifiquen su producto en la Universidad de La Plata; pero debiera ser obligatorio y estatal”.

Entretanto, el hijo de la ex presidenta de la Asociación Celíaca ya cumplió 30 años: “Tuvo su diagnóstico cuando tenía tres años y siguió una vida totalmente normal: hizo deportes, estudió, hoy es profesional. Sólo que come diferentes alimentos. Es importante que los celíacos no se sientan enfermos: sólo comen diferente”, cuenta la señora Pelusso.

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La elaboración de alimentos sin gluten, únicos aptos para celíacos, encarece el producto.
 
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