SOCIEDAD

Alarma de desabastecimiento médico por la falta de frascos y ampollas

Los laboratorios denunciaron que en breve faltarán varios medicamentos porque ya no se fabrican los frascos para envasarlos. Además, faltarán insumos. Se usan los stocks.

“Estamos completamente atados de pies y manos.” Fernando Brustein es el presidente de la Cámara de Medicamentos Genéricos y de Uso Hospitalario (Capgen), la entidad que acaba de enviar una alerta al ministerio de Salud porque en los próximos días los hospitales públicos de todo el país podrían quedarse sin sus medicinas básicas. La Capgen abastece al 80 por ciento de los hospitales y en este momento por el “corralito” no puede conseguir las ampollas y frascos de vidrio que hasta ahora se importaban de Brasil. Pero los problemas no se terminan ahí: las anestesias, analgésicos y antibióticos faltarán en veinte días, aseguran, si no se modifica la situación.
Brustein está realmente preocupado. Hace dos meses la única fábrica que producía las ampollas y los frascos para envasar las drogas dejó de hacerlo. Cristalería Rigoleau dejó de producir para convertirse en una distribuidora de los envases que comenzó a importar desde el Brasil. La crisis interna a nivel general, la devaluación, pero sobre todo los problemas de trasferencias para los pagos detuvieron el tránsito de ese insumo básico y fundamental para el sistema de salud. “Brasil está atrasando los envíos porque quieren que se pague por anticipado y esto no podemos hacerlo”, explica Brustein, hablando sobre un engranaje que va complicando la afluencia de medicina a los centros básicos de salud.
Durante este último mes y especialmente en estas semanas, los laboratorios usaron el stock que tenían y resolvieron las situaciones más urgentes intercambiando las provisiones de quienes aún contaban con algún resto. Pero esta especie de socorro mutuo se acaba: “No tenemos cómo abastecernos –insiste Brustein– y aquí el tema es que los frascos vienen grabados con fechas de vencimiento: por eso nuestro stock tampoco puede ser tan abundante”.
Este problemón está alimentado por otro que también llega desde afuera: las drogas básicas definidas de “alta rotación”, como los antibióticos, analgésicos y anestésicos, la mayoría producidas en Estados Unidos, también están faltando. En este caso, el problema para los 25 laboratorios nucleados en la Capgen es un tema de divisas. Hasta ahora pagaban a sus proveedores con cartas de crédito o letras, pero desde hace más de un mes las operaciones están detenidas o atrasadas. Los laboratorio de origen no están haciendo los envíos y piden ahora un pago por anticipado que no puede hacerse (como se explica, en términos generales, en la página 9).
Si esta situación no se regulariza de inmediato, la situación en los hospitales y centros públicos de salud se irá agudizando con los días. La droga es una materia prima especial: no puede usarse cuando apenas ingresa al país. Necesita un tiempo mínimo que se llama cuarentena: “Las normas de fabricación nos obligan a cumplir un determinado proceso que demanda unos 25 días desde que la materia prima entra al país, se procesa y llega a los hospitales”, sigue Brustein, que asegura en forma rotunda que “si rápidamente no tenemos las cosas que ya nos están faltando estaremos en peligro.” En este momento, faltan las ampollas para envasar realitilina en un laboratorio y otros se han quedo sin los envases ni la materia prima de la ketamina.
El viernes pasado, la Cámara hizo una denuncia formal dirigida al ministro de Salud Ginés González García y envió una copia al Banco Central. Ahí detallan la situación general y piden la intervención del organismo para que resuelvan esta cuestión que consideran de extrema gravedad. Pero las opciones para poner en marcha otra vez y con normalidad este circuito de entrada, están demasiado vinculadas a los vaivenes de la economía y a las normativas de ese universo: “¿Qué se puede hacer? –se pregunta casi retóricamente el presidente de la Cámara–: y no sé, tendrán que liberar los fondos que están en el corralito”.
Estos laboratorios nucleados por la Cámara en general son Pymes de origen nacional. Ese conglomerado abastece el 80 por ciento de los medicamentos que compra el Estado y las provincias para sus hospitales. Por eso no sólo tienen problemas con sus proveedores externos a quienesdeben girar divisas, sino retrasos y suspensiones tan internas como la crisis.

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Los hospitales pronto estarán en problemas, cuando se acaben las existencias de envases.
Con las drogas es peor: tienen 25 días de cuarentena antes de poder ser utilizadas por la industria.
 
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