SOCIEDAD › UN JOVEN MATó A LA MADRE Y EL HERMANO PORQUE NO ACEPTABAN QUE FUERA GAY

Tragedia en medio del campo

Ante la Justicia habría aducido que, si mató a su madre y su hermano, se debió a que lo “tenían cansado porque no aceptaban su condición homosexual”. Tras horas de sostener un relato según el cual tres hombres armados habían reducido primero a su madre y, luego, a su hermano, la coartada del joven que fue hijo de Alicia Pérez, de 60 años, y hermano de Carlos Bernasconi, de 28, se derrumbó bajo el propio peso de su culpa. El muchacho, de 18 años, fue detenido por haber asesinado a balazos a su madre y a su hermano, en la finca que todos ellos habitaban en Oliden, a 30 kilómetros de La Plata.

La mujer y su hijo habían sido hallados a la mañana, ella en la casa, a 300 metros del ingreso al establecimiento, y él en el tambo, donde habían sido sorprendidos en medio de las faenas habituales de El Rosario, el establecimiento rural que manejaban cotidianamente. En ambos casos, habían muerto por un balazo calibre 22 efectuado a corta distancia. La policía, que había sido convocada por vecinos de la finca a instancias del hijo menor de Pérez, escuchó de sus labios una historia. El había visto cómo tres hombres atacaban a su madre y luego a su hermano. Había escapado de milagro. Era el único testigo, y como tal reiteró su historia ante el fiscal Marcelo Martini, quien lleva adelante la investigación junto con la Departamental de Investigaciones de La Plata.

Pero mientras la declaración se llevaba adelante y había comenzado a circular la versión que el propio joven había contado inicialmente, voceros de la policía señalaban algunas inconsistencias: la tranquera de entrada al campo estaba cerrada con candado; los hipotéticos atacantes no se habían llevado dinero ni objetos de valor; la vivienda, de por sí precaria, estaba intacta. Ninguno de los diez perros del lugar, según habían declarado los vecinos, había ladrado al momento de los asesinatos.

Horas más tarde las sospechas dejaron paso a un cambio radical de la situación: el joven, quebrado por la presión, confesó ante el fiscal Martini que su relato era falso, y se habría declarado culpable de haber asesinado a su madre en la cocina y a su hermano mientras ordeñaba una vaca. “Me tenían cansado porque no aceptaban mi condición homosexual”, declaró, al tiempo que trascendió que habría contado con un cómplice: un amigo que lo habría ayudado en los asesinatos y, luego, se habría llevado el arma para deshacerse de ella. Al cierre de esta edición, todavía no había sido hallada.

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